Usted ha oído que los Científicos Cristianos se apoyan en la oración para sanar. Pero también ha oído algo sobre el tratamiento de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). Y se ha preguntado cuál es la diferencia entre el tratamiento y la oración.
En realidad, esta clase de tratamiento es una forma de oración. Procede del hecho de que Dios es supremamente bueno y que El no crea, ni Sus leyes sostienen, la enfermedad y el mal. Por ejemplo, un Científico Cristiano que está "tratando" una enfermedad, está haciendo el esfuerzo por reconocer vigorosamente, y tan plenamente como le sea posible, la presencia y bondad totales de Dios. La oración adquiere una variedad de formas — desde la petición (por ejemplo, simplemente pedirle a Dios Su ayuda) hasta el elevar una oración que conocemos desde nuestra niñez — pero el tratamiento de la Ciencia Cristiana es la aplicación persistente de las verdades espirituales a una situación para que se efectúe la curación.
De acuerdo con la Ciencia Cristiana, la enfermedad, junto con las otras discordancias de la vida, es, en el fondo, el resultado de la ignorancia, del temor o del pecado de la mente humana. Por lo tanto, la medicina más básica no es la mezcla de una droga o de materia sumamente refinada, sino que es la Mente divina y su influencia sanadora. Los Científicos Cristianos consideran que Cristo Jesús sanaba mediante esta comprensión de un Dios infinito, presente y totalmente bueno. Y, como Pablo alentó a todos los cristianos a hacer, el Científico Cristiano se esfuerza por tener esa Mente que "hubo también en Cristo Jesús". Filip. 2:5.
La teología de la Ciencia Cristiana destaca una y otra vez la necesidad de tener un amor profundo y un cristianismo eficaz para dar tratamiento y sanar de esta manera cristianamente científica. De manera que hay mucho más en este tratamiento que el ser simplemente una clase diferente, y tal vez menos costosa, de medicina alternativa de la "Nueva Era". La persona que quiera dar un tratamiento eficaz de acuerdo con la Ciencia del cristianismo, tiene que hacer frente a la arraigada resistencia a la totalidad de Dios, la Mente divina, resistencia que parece deberse, en gran manera, a la creencia de que somos mortales separados de Dios. Esta victoria no se gana sin una completa dedicación, y, de hecho, no se logra de repente.
Lo que da al tratamiento su capacidad para sanar es una comprensión consciente de que Dios, el Espíritu o Mente, es realmente el bien todopoderoso y que el opuesto de Dios no es sustancial. El hecho espiritual y científico es que Dios jamás ha creado algo que no sea bueno, y El está manteniendo a Su amado hijo en integridad y salud, es decir, a Su imagen.
El tratamiento de la enfermedad o de cualquier otra circunstancia entraña someter el pensamiento a lo que la Mente divina conoce y está dando. La medicina del tratamiento espiritual es la verdad inspiradora de la bondad y poder totales de Dios que están aquí con nosotros en un grado superior a todo lo que pudiéramos haber esperado o imaginado.
Hasta que no experimentamos el efecto del tratamiento de la Ciencia Cristiana, nos puede parecer un poco difícil creer en él. Sin embargo, son personas serenas y responsables las que han escrito los relatos de curaciones que aparecen cada mes en esta revista y la historia de curaciones de más de un siglo, empezando con el capítulo de cien páginas de testimonios en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy y un capítulo similar en su libro Escritos Misceláneos. La Sra. Eddy, quien descubrió la Ciencia Cristiana, describe suscintamente este método de curación así: "La Ciencia describe a la enfermedad como error, como materia en contra de la Mente, y al reverso del error como apoyando a las realidades de la salud".Ciencia y Salud, pág. 319.
El tratamiento siempre es una forma de oración; no obstante, no toda oración es tratamiento. Por ejemplo, durante un servicio religioso en la iglesia, yo oraría por la congregación pero no le estaría dando tratamiento. Oraría por un amigo que estuviera bajo atención médica en el hospital, pero no le estaría dando tratamiento.
El razonamiento que apoya este punto de vista es el siguiente: Se espera que el tratamiento de la Ciencia Cristiana efectúe un cambio para bien en el estado de pensamiento de la persona con el propósito de que se efectúe la curación. Esto tiene un efecto poderoso y definitivo en la persona. Por lo tanto, no se puede emprender sin el conocimiento y pedido del paciente. Y así como no se usarían dos sistemas de sicología o dos tratamientos médicos para resolver el mismo problema en una persona porque interferirían entre sí, así tampoco se mezclaría el tratamiento de la Ciencia Cristiana con la medicina. El intento podría ser muy bondadoso, pero el resultado final no sería beneficioso.
Durante los últimos cien años, se han ido acumulando pruebas que demuestran que lo que la gente cree tiene un efecto enorme en su cuerpo. Muchos estudios científicos objetivos, que van desde el porcentaje de curaciones después de la separación de la retina Ver Robert B. Reeves, Jr., "Healing and Salvation: Some Research and Its Implications," Union Theological Seminary Quarterly, Invierno de 1969, págs. 187-197. al efecto del placebo en las funciones estomacales, Ver Richard M. Restak, M.D., The Mind (Toronto: Bantam Books, 1988), pág. 160. para mencionar sólo dos de cientos de casos, han mostrado que tiene mucha importancia lo que la mente humana piensa.
La Ciencia Cristiana explica no sólo que esto es así, sino que ni la materia en sí misma, enferma o sana, es verdaderamente sustancia; es una prolongación de la creencia o pensamiento humanos. Así que, aun cuando la "causa" de la enfermedad sea viral o genética, o algún otro mecanismo supuestamente material, su fuente básica es el error de creer que Dios, el Espíritu, no es Todo. Y la verdad curativa es que Dios es la única causa verdadera y grande en nuestra vida. Esta es la comprensión sanadora y liberadora que es la esencia de todo tratamiento de la Ciencia Cristiana.