"¡Te odio!"
Palabras terribles de hijo a padre. Aun cuando sabemos que sólo representan la pasión del momento, pueden ser desconcertantes. A veces nuestros hijos parecen ser versiones de nosotros mismos, y no siempre nos gusta lo que vemos. ¡Qué desafío pueden ser los niños! Nos obligan a examinar y a depurar nuestra propia vida.
La mayoría de los padres anhelan ser buenos padres. Desean tomar decisiones sensatas y fomentarles el concepto de excelencia. Desean guiar, proteger y alentar en forma apropiada. ¡Qué padre no aceptaría gustoso una norma fundamental que le permitiese juzgar cada actitud y comportamiento? Por cierto que Cristo Jesús presentó esta norma. Su vida mostró el amor perfecto en acción. Su Sermón del Monte contiene instrucciones específicas para cada una de la amplia variedad de circunstancias diarias con las que nos enfrentamos todos. La Regla de Oro: "Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos" Mateo 7:12. es la esencia de estas enseñanzas sobre las relaciones humanas.
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