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REFLEXIONES Reconsiderando las noticias y los comentarios

“Ser secuestrado es una experiencia alarmante y...

Del número de septiembre de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Hostage Bound, Hostage Free


“Ser secuestrado es una experiencia alarmante y estremecedora...

"Yo [el Reverendo Ben Weir] supe que se me había detenido 'por razones políticas' pero no se me dio ninguna explicación. Después de haberme llevado a un cuarto, se me dijo que me sentara en un colchón, y mi muñeca izquierda fue sujeta con candado a una cadena. El guardia salió y cerró la puerta con llave.

"Me pregunté: '¿En dónde estoy?' Cuidadosamente levanté la venda de los ojos y atisbé. Vi que estaba en un cuarto vacío, encadenado a un radiador. Examiné mi situación y pensé: 'Sí, estoy indefenso, pero en las manos de Dios. No tengo idea cuánto durará esta incomunicación: un día, un mes, un año o más. Confiaré en Dios...'

"Después me pregunté: '¿Qué hay aquí que pueda recordarme la presencia de Dios?' Miré el cielo raso y vi un pedazo de hierro reforzado que sobresalía del concreto... un trocito de hierro, doblado como si fuera un ojo. ¡Un ojo! Eso me recordó el ojo de Dios, quien ve a sus hijos mirando el presente y el futuro. Dios me vio y sabía dónde estaba yo. Le di gracias por su ojo...

"Entonces vi la puerta de vidrio y una persiana que obstruía la vista. Entonces empecé a contar las tablillas de la persiana. Creo que conté 120. Un gran número, como una multitud de gente. ¡Sí, eso es! Una multitud de gente a mi derredor, mirando hacia adentro, un ejército de testigos, gente de fe que había corrido la carrera con paciencia antes que yo... Di gracias a Dios por sus santos, y por nuestro pionero Salvador.

"Esa fue la esencia de mi experiencia, y lo que el apóstol describe al pueblo de Dios en Filipenses como 'incorporado en Cristo Jesús'. Empecé a sentir nuevamente la certeza de que mi vida estaba escondida con Dios en Cristo; que había un núcleo interior de mi ser que estaba a salvo y que nada podía tocarlo o amenazarlo...

"Percibí que la oración es un don. Oré desesperadamente por mí. Pero también percibí por primera vez en mi vida que tenía mucho tiempo para orar por otros".

Propiedad literaria © 1987 Ben and Carol Weir. Reimpreso y usado con permiso de The Westminster Press, Filadelfia, Pennsylvani a.

Comentarios de los Redactores: La sola lectura de esta clase de experiencia puede hacer mucho para mejorar nuestra propia perspectiva. Y nos recuerda nuevamente el valor de la oración en bien de los muchos que están injustamente encarcelados por todo el mundo, ya sea como rehenes o como blanco de regímenes opresivos.


Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel;
pero la iglesia hacía sin cesar
oración a Dios por él...
Y he aquí que se presentó un ángel del Señor,
y una luz resplandeció en la cárcel;
y tocando a Pedro en el costado,
le despertó, diciendo: Levántate pronto.
Y las cadenas se le cayeron de las manos...
Habiendo pasado la primera y la segunda guardia,
llegaron a la puerta de hierro
que daba a la ciudad,
la cual se les abrió por sí misma;
y salidos, pasaron una calle,
y luego el ángel se apartó de él.

Hechos 12:5, 7, 10

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