Supongamos Que Usted jamás ha oído hablar de la Ciencia Cristiana ni de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Supongamos que usted viene de una cultura diferente, que ha sido criado en una religión no cristiana. ¿Tendría la Ciencia Cristiana que seguir siendo por siempre extraña para usted?
La respuesta es no. Personas de muchas nacionalidades y diversas culturas, al leer Ciencia y Salud por primera vez, a menudo han dicho algo así: "Esto es lo que siempre he creído".
Surge la pregunta: ¿Por qué se sienten así? ¿Acaso no es porque Ciencia y Salud es un libro fuera de lo común?
Ejemplos actuales de cómo las personas han respondido al leer Ciencia y Salud por primera vez están disponibles en testimonios de curaciones publicados en el Heraldo, en The Christian Science Journal y en el Christian Science Sentinel (además en el libro Christian Science: A Report For The '90s).
Por ejemplo, una persona escribe: ".. . empecé a leer [Ciencia y Salud]. Lo leí con el deseo y el esfuerzo total que haría una persona que se está ahogando para salvarse. Nunca había oído hablar de la Ciencia Cristiana antes, pero fue como si hubiera estado esperando este libro con anhelo".
Otra persona escribe: "Esa noche empecé a leer Ciencia y Salud, y continué leyéndolo en cada oportunidad que tuve. A medida que leía, las Escrituras con las que estaba familiarizado se iban iluminando.. . Encontré que todos los síntomas que me habían atormentado por tanto tiempo habían desaparecido. Esta fue una experiencia asombrosa para mí".
El analizar comentarios como estos, con sus verosímiles y completamente naturales expresiones de alegría por la curación y una nueva manera de ver la vida, puede movernos a comprender mejor la naturaleza del libro que tenemos a nuestra disposición. Y este pensamiento que ha despertado no está supeditado a la impresión mesmérica, embotada que nos ocultaría el verdadero contenido del libro.
Si hemos estado pensando sobre Ciencia y Salud en términos generales como un libro religioso que ayuda algo, y que tenemos una especie de obligación moral de leer, es una indicación de que no hemos entendido su propósito. Nos estamos beneficiando de sólo la fracción más pequeña de toda la fuerza espiritual que tiene este libro.
Si nuestra experiencia de curación no ha sido concluyente, quizás la razón sea que estamos albergando ese punto de vista limitado. Nada pudo haber logrado reinstaurar la curación cristiana del Nuevo Testamento, como lo ha hecho Ciencia y Salud, si éste no fuera algo mucho más que un mero libro religioso inspirador. Nosotros también podemos encontrar el punto de vista que obviamente tantos han encontrado al leer el libro: la visión inspirada que hace que la curación parezca más natural.
Un gran paso en esta dirección es afrontar exactamente lo que la autora misma dice sobre el libro. Sin hacer ningún esfuerzo por impresionar en términos personales, no obstante, pone en claro que ella sabe que este libro contiene nada menos que la revelación de la Ciencia del ser. La mente humana puede argüir que esto es increíble, que es desconcertante, o más allá de nuestra disposición para aceptarlo. Pero la simple verdad es que mientras tratemos de leer el libro en formas más habituales, necesariamente encontraremos que nuestra comprensión del significado de Ciencia y Salud es restringida y desviada.
La Sra. Eddy dice en Escritos Misceláneos que ella "era una escriba bajo órdenes". Podemos ver que esto indica que ella de ninguna manera sentía que había creado personalmente, era su autora, ni había inventado el libro, si bien ella fue indispensable para que su presentación fuese fidedigna. También indica que ella tenía un sentido muy vívido de la realidad de la inteligencia divina, o Mente, y sabía que esta Mente le estaba brindando una comprensión totalmente nueva de la naturaleza de la vida humana, de la realidad presente del hombre perfecto de Dios y de Su creación espiritual. Ella era la que escribía, sin hacer concesiones, lo que veía — y demostraba — y esto requería más grandeza y espiritualidad de carácter que las que se requiere para ser un genio creativo.
Otro paso para alcanzar ese estado de pensamiento que rompe las cadenas de la lectura convencional del libro y ve las dimensiones reales del descubrimiento espiritual, puede darse a medida que nos damos cuenta de que la autora no esperaba que nadie entendiera la Ciencia Cristiana desde el punto de vista de tener una mente limitada en la materia: lo que la Ciencia Cristiana denomina "mente mortal". La Sra. Eddy hace esfuerzos considerables para evitar que alguien permanezca atascado en esa impresión anticuada. Ella explica que intentar practicar la Ciencia Cristiana como un tipo de voluntad mental o mediante la determinación personal sería la debilidad de la mente mortal pecadora. No funciona. Nadie puede practicar exitosamente la Ciencia Cristiana de esta manera.
La Sra. Eddy explica que no es demasiado difícil tener una Mente; es demasiado difícil seguir tratando de tener alguna otra cosa. La razón por la que podemos pensar y actuar desde la base de tener una Mente como Todo, y rechazar la mente mortal, es que ésta es la forma en que son las cosas realmente, el modo en que están establecidas en la realidad. La Sra. Eddy declara en Retrospección e Introspección: "Se evidenció que sólo la Mente divina debe responder y hallarse que es la Vida, o Principio, de todo ser; y que uno debe trabar amistad con Dios, si ha de estar en paz. El debe ser nuestro, de manera práctica, guiando cada pensamiento y acción nuestros; de otro modo no podremos comprender suficientemente la omnipresencia del bien para demostrar, siquiera en parte, la Ciencia de la Mente perfecta y de la curación divina".
Aunque podemos empezar nuestra lectura de Ciencia y Salud pensando que tenemos una mente inadecuada para captar las grandes verdades espirituales que se expresan en este libro, no tenemos que leer mucho antes de entender que ésta es una actitud tanto equivocada como innecesaria. Si nos aferramos a esta actitud, a pesar de lo que estamos leyendo, lo hacemos por una falsa humildad, que es otro nombre para el egotismo y el orgullo humanos. La humildad genuina procede de cómo respondemos o reaccionamos a la totalidad de la Mente. Llegamos a estar más deseosos de aprender paso a paso que somos el reflejo de la Mente divina, y que sólo somos esta imagen o reflejo. Más y más leemos no con un sentido de culpa y trabajosamente sobre lo que no sabemos, sino con una expectación de descubrir lo que ya sabemos sobre el hombre de Dios. Sentimos que las verdades espirituales que leemos son verdaderas ahora y que incluyen nuestro propio ser espiritual e individual por ser el hombre, la expresión del Alma.
Cuando leemos Ciencia y Salud no estamos leyendo simples palabras, la sincera opinión religiosa de alguien. Literalmente estamos entrando en la realidad espiritual, una realidad que incluye nuestra propia individualidad. Y esta individualidad no es definida por el materialismo, por la enfermedad, la tristeza ni el pecado. El hombre proviene de Dios, no de un historial de vida en la materia. Tiene integridad y salud, vitalidad y vida, porque no puede estar separado de su fuente. Este es el "nuevo hombre", que expresa al Espíritu, de quien Cristo Jesús fue el ejemplo supremo.
El autor del Evangelio de Juan en el Nuevo Testamento escribe: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.. . Todos las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho". Cuando encontramos este Verbo en la Biblia, o su explicación científica en Ciencia y Salud, no estamos simplemente leyendo explicaciones humanas del significado divino, sino que nos encontramos cara a cara con el Verbo que establece nuestra relación con Dios: el Verbo que es Dios.
La razón por la que la gente responde tan poderosamente a Ciencia y Salud es que es un libro extraordinario. Ciencia y Salud contiene la verdad que el hombre de Dios sabe.
    