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"Vi Un Cielo nuevo y una tierra...

Del número de octubre de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


"Vi Un Cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más" (Apocalipsis). Este versículo de la Biblia en particular es importante para mí porque simboliza mi primer contacto con la Ciencia Cristiana, hace alrededor de quince años.

Siempre había buscado algo elevado y sublime que me hiciera entender el propósito esencial del hombre y su función en esta existencia. A veces me preguntaba si alguna vez lograría encontrarlo. Ahora, mirando hacia el pasado a la luz de mi estudio de la Ciencia Cristiana, entiendo claramente que mi deseo y mi búsqueda eran una oración constante. Como leemos en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy: "El deseo es oración; y nada se puede perder por confiar nuestros deseos a Dios, para que puedan ser modelados y elevados antes que tomen forma en palabras y en acciones".

Mi esposa conoció la Ciencia Cristiana primero. Al verla tan absorta e interesada leyendo Ciencia y Salud, pensé que ella había encontrado una de esas filosofías que no llevan a nada, y mucho menos a Dios. Pero ella fue terminante cuando me dijo que había encontrado algo excepcional y que estaba decidida a profundizar más. Conociendo a mi esposa, razoné que si ella ponía tanto empeño en leer el libro, éste debía tratarse de algo especial.

Decidimos comprar una Biblia, pues no teníamos ninguna en ese momento, y cuando la leímos nos dimos cuenta de lo ignorantes que éramos acerca de Dios y Su creación. Así, comenzamos a estudiar la Ciencia Cristiana juntos, con el corazón lleno de alegría y, sobre todo, con honestidad y sinceridad, aplicando lo poco que entendíamos.

Los beneficios fueron inmediatos. Gradualmente se fue operando en mí un cambio de pensamiento y carácter que ahora puedo definir como regeneración espiritual, la cual es indispensable para progresar en este bendito camino. Algunos aspectos negativos de mi carácter se eliminaron, entre ellos dureza, terquedad, resentimiento, hipersensibilidad y envidia. Comencé a ver a mi prójimo y a mí mismo como los amados hijos de Dios y no como miserables pecadores. Entonces pude compartir esta enseñanza espontáneamente con quien estuviera dispuesto a recibirla.

Puedo asegurar que durante estos años de estudio, consagración y dedicación a la Verdad, mi vida verdaderamente se ha transformado. Enfrento los desafíos con valor y seguridad, sabiendo que con Dios siempre logro la victoria. "La Verdad es siempre victoriosa", declara Ciencia y Salud. En todos estos años no he perdido ni un día de trabajo por enfermedad.

Es por esto que agradezco a Dios, nuestro amado Padre-Madre, desde lo más profundo de mi corazón. Doy gracias a Cristo Jesús, el Maestro y Mostrador del Camino, y estoy agradecido por la profunda labor de la Sra. Eddy y su enorme amor por la humanidad. También estoy agradecido a mi esposa, quien siempre me da su ayuda y comprensión. Es una alegría para mí ser miembro de La Iglesia Madre y haber tomado instrucción en clase de esta Ciencia.


Puedo confirmar que el testimonio de mi esposo es exacto. Yo también deseo agradecer a Dios por todo el bien que la Ciencia Cristiana ha traído y está trayendo a nuestra familia. No sabría qué hacer sin la forma de vivir que ofrece esta Ciencia. Invierte completamente el pensamiento materialista y revela nuevas dimensiones y perspectivas espirituales, donde reinan el Amor y la paz.

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