"Vi Un Cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más" (Apocalipsis). Este versículo de la Biblia en particular es importante para mí porque simboliza mi primer contacto con la Ciencia Cristiana, hace alrededor de quince años.
Siempre había buscado algo elevado y sublime que me hiciera entender el propósito esencial del hombre y su función en esta existencia. A veces me preguntaba si alguna vez lograría encontrarlo. Ahora, mirando hacia el pasado a la luz de mi estudio de la Ciencia Cristiana, entiendo claramente que mi deseo y mi búsqueda eran una oración constante. Como leemos en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy: "El deseo es oración; y nada se puede perder por confiar nuestros deseos a Dios, para que puedan ser modelados y elevados antes que tomen forma en palabras y en acciones".
Mi esposa conoció la Ciencia Cristiana primero. Al verla tan absorta e interesada leyendo Ciencia y Salud, pensé que ella había encontrado una de esas filosofías que no llevan a nada, y mucho menos a Dios. Pero ella fue terminante cuando me dijo que había encontrado algo excepcional y que estaba decidida a profundizar más. Conociendo a mi esposa, razoné que si ella ponía tanto empeño en leer el libro, éste debía tratarse de algo especial.
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