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Amor por el mundo

Del número de noviembre de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Informacion Que nos llega hoy en día en segundos, debido a los avances tecnológicos, hace que estemos cada vez más cerca unos de otros en todo el mundo. Pero, ¿son estos recursos modernos los medios para que haya unificación entre las personas y las razas? Es cierto que contribuyen al progreso y a los útiles cambios en los países y en los gobiernos porque trascienden fronteras y muros. Son una señal de libertad. Pero el establecimiento (o reconstrucción y restauración) de la verdadera estabilidad en todos los países requiere algo más. Requiere un cambio de consciencia de parte de las personas.

En todos los cambios y situaciones progresistas hay esperanza, un despertar de la consciencia humana a metas y cualidades más espirituales, tal como armonía, amor, salud, sabiduría, estabilidad y cultura espiritual. Hay progreso, nuevas percepciones de las posibilidades de la perfección. Pero, ¿cómo vamos a avanzar con esta esperanza para ayudar a sanar las numerosas cosas equivocadas que hay en el mundo, tal como el odio y el terror, la tenacidad de la adicción, los conflictos bélicos, los problemas económicos, la pobreza y la inmoralidad? Nos preguntamos: “¿Qué puedo hacer, ya que estoy a menudo tan lejos de esos conflictos pero cerca en mi compasión por el sufrimiento y dolor de las víctimas?”

La oración sincera y afirmativa abre el camino para la verdadera democracia y libertad, que el mundo ansía, porque la oración revela nuestra habilidad otorgada por Dios para demostrar amor fraternal y comprensión. Nos ayuda a evangelizar y a espiritualizar el pensamiento y así nos permite ver que todos los pueblos son el pueblo de Dios, y, por lo tanto, naturalmente unificados. Esto requiere que tengamos un amor más puro por el mundo, por nuestro prójimo. Significa que así como amamos a las víctimas inocentes, también debemos aprender a amar a aquellos que parecen ser violentos, porque ellos también son víctimas. Son víctimas de la creencia de que el hombre es, en realidad, un pecador, que el hombre puede ser diferente de Dios, su creador.

Los pensamientos de indignación o resentimiento, cuando no se reprimen, se transforman en sentimientos vengativos, explosivos y destructivos. Esta mentalidad enferma así como también falsa y finalmente irreal, recibió una fuerte reprimenda de Cristo Jesús en su Sermón del Monte. El Maestro despertó a los que lo escuchaban a un punto de vista más elevado; él dijo: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos".

Esto nos muestra la opinión pura del Amor divino, que nunca acusa sino que revela la comprensión espiritual de nuestra inseparabilidad de Dios como Sus hijos.

La Biblia también dice: "El cumplimiento de la ley es el amor". Las obras de Jesús dan testimonio del poder y la fortaleza del amor espiritual. Su consciencia, iluminada con el amor de Dios, conocía la unidad del hombre con Dios, y esto sanaba todo tipo de discordancia y sufrimiento.

Antes de encontrar el maravilloso mensaje del Cristo en la Biblia, como lo explica la Ciencia Cristiana
Christian Science (crischan sáiens), tuve una valiosa experiencia que me ayudó a percibir el poder sanador de la verdad metafísica y los efectos prácticos del amor desinteresado.

Cuando mis tres niños eran pequeños y yo estaba viviendo con mis suegros, muchas veces me sentía cansada, irritada y sufría períodos de depresión nerviosa. No busqué alivio en la medicina, pero sí oré, y mi suegra, que estaba estudiando la Biblia, también oró. Entonces un día, una persona muy bondadosa y buena, el padre de una amiga mía, (quien, después me enteré, era Científico Cristiano) vino a visitarme. Al principio no quise verlo porque no me sentía bien. Pero después de pensar sobre mi comportamiento tan descortés, fui a saludar a este visitante. Cuando me preguntó cómo estaba, espontáneamente le contesté: "Estoy enferma en el espíritu". Con firmeza y convicción de la realidad, él me contestó: "Dios es Espíritu". Yo respondí instantáneamente a esta verdad y pensé: "Si Dios es Espíritu, no puede haber enfermedad del espíritu y yo estoy bien". Enseguida me sentí libre y mi comportamiento comenzó a cambiar. Después de eso, me volví más amable, afectuosa y tan feliz como una niña. Esta curación ha sido permanente.

El cristianismo enseña que no es sabio creer en otro poder, ya sea tiranía, dominación, adicción o criminalidad. Todos estos son cuadros distorsionados del pensamiento mortal, material y perverso. Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, nos ayuda a comprender por qué. En una parte dice: "No existe poder aparte de Dios. La omnipotencia tiene todo el poder, y reconocer cualquier otro poder es deshonrar a Dios". Dios, el Espíritu, es el bien infinito, la Verdad omnipotente, el Amor omnipresente. El es Mente divina, misericordioso, justo, todopoderoso, perfecto y sabio. La Biblia nos muestra gloriosos ejemplos de cómo el poder espiritual supera las falsas pretensiones de la creencia material, y cómo el Amor divino salva cuando hombres y mujeres se vuelven a Dios con corazones puros.

La verdad acerca de nosotros es que somos los hijos puros, inocentes y espirituales de Dios, creados mediante Su amor. La verdadera identidad del hombre, como la semejanza de Dios, es el reflejo fiel del Amor divino. Por lo tanto, el hombre tiene una capacidad infinita para amar. El Amor ama tanto como el sol brilla, sin esfuerzo, y así como el sol da calor y luz a la existencia, de la misma manera el Amor divino nos brinda calidez e ilumina nuestra vida.

Un niñito estudiante de la Escuela Dominical de nuestra iglesia, en una oportunidad contestó mi pregunta "¿Qué es la Vida?" con estas palabras: "La Vida es Amor; consiste en amar". Este concepto puro y espiritual fue un pensamiento de Dios, que me hizo sentir bien. Esos reconocimientos sanan la discordancia y el pensamiento que no tiene principio. El amor desinteresado une a hombres y mujeres para hacer aquello que bendice a la humanidad. Y el mundo necesita nuestro amor, desde la más pequeña muestra de atención, bondad y consideración, hasta la comprensión espiritual y una confianza absoluta en Dios, quien gobierna por siempre a toda Su creación en perfecta armonía.

Como nunca antes, podemos experimentar la autoridad del Amor divino en nuestra vida y seguir las enseñanzas de Cristo Jesús a diario. Dios no está separado de Su creación, y nosotros no podemos estar separados de Su amor, porque la Vida y el Amor son uno. La comprensión y aplicación de estas verdades metafísicas y nuestra confianza darán firmeza a nuestros pensamientos e inspirarán nuestro carácter. Y esto hace una contribución duradera a la paz y a la unidad entre todos los pueblos.

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