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Aquí viene el ómnibus

Del número de noviembre de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando Jaime comenzó a ir al jardín de infantes, estaba muy contento con sus nuevos amigos. Le gustaba mucho aprender acerca de las palabras y los números. Pero lo que más le gustaba era viajar en el ómnibus de la escuela, que era grande y de color amarillo.

Todos los días después del almuerzo Jaime y su mamá esperaban el ómnibus junto al buzón de su casa. Jaime sabía cuándo el ómnibus estaba subiendo la colina para dar vuelta a la esquina, porque podía oír el ruido que hacía.

Los frenos chirriaban y rechinaban cuando el ómnibus paraba para recoger a Lee. La siguiente parada era la de Jaime. "Aquí viene el ómnibus; lo oigo, lo oigo", decía Jaime.

Después de algunos meses, la Srta. Reynolds, la maestra del jardín de infantes, le dijo a la mamá de Jaime que el niño no oía bien. A veces cuando ella lo llamaba, él no le contestaba a menos que ella le hiciera una seña. La Srta. Reynolds le dijo a la mamá tenía que hacerle un examen de oídos.

La mamá pensó: "Hace ya un tiempo que Jaime no me dice que oye venir el ómnibus de la escuela". Eso la preocupó. Sabía que debían hacer algo al respecto.

Jaime y su familia concurrían a una iglesia de la Ciencia Cristiana. Por supuesto, ellos estaban convencidos de que el hecho de que ocurrieran cosas buenas y el sentirse bien eran algo normal. Para ellos lo habitual era confiar en Dios y orar. También conocían la vida de Cristo Jesús y las curaciones que él hizo.

Fue por eso que la mamá decidió contarle a Jaime el relato de la Biblia en el que Jesús sanó a un hombre que era sordo y que tampoco podía hablar muy bien. Jesús oró, y de inmediato el hombre pudo oír y hablar.

La mamá sabía que ellos también podían confiar en la curación espiritual. Decidió pedirle a una practicista de la Ciencia Cristiana que los ayudara a orar. Los practicistas son hombres y mujeres que aman mucho a Dios, y que oran en la forma en que Jesús enseñó a orar a sus discípulos y a sus seguidores. Los practicistas ayudan a la gente — incluso a padres e hijos — a saber cuál es la verdad acerca de Dios y de Su amor por todos.

Jaime dijo que él deseaba hablar con la practicista. Ella le dijo que Dios es todo el bien y que el bien es el único poder. No hay ningún poder material que pueda impedir a los hijos de Dios ser perfectos. Eso significa que el oído y la vista también son espirituales y perfectos. El hijo de Dios oye ideas que son buenas. De modo que oír es algo bueno.

Un día, no mucho después de que la practicista, la mamá y Jaime habían comenzado a orar, la mamá tuvo la certeza de que los oídos de Jaime nuevamente estaban bien. El oyó venir el ómnibus de la escuela aun antes de que lo oyera ella. Jaime lo oyó y gritó: "Lo oigo, lo oigo" antes de que llegara a la casa de Lee.

Jaime ya no va más en ómnibus a la escuela. Ahora él está en tercer grado y va caminando a la escuela. Pero aún oye los ómnibus del jardín de infantes. Y oye a su maestra y a su mamá perfectamente.

Nota de la madre:

Cuando la maestra de Jaime me dijo que él no oía bien, me sentí preocupada. Me di cuenta de que no era algo que se corregiría por sí solo. Necesitaba atención seria e inmediata. Para nuestra familia, la atención más confiable para cualquier tipo de problema ha sido siempre el tratamiento en la Ciencia Cristiana, por medio de la oración. De modo que esa fue la ayuda que elegimos.

Esta oración alinea el pensamiento y la acción con la ley espiritual y el poder de Dios. Siguiendo las enseñanzas de Jesús, la oración confía en Dios para todo.

Hay un pasaje de la Biblia en el que comencé a pensar: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios". Me pareció obvio que un Dios amoroso no desea, ni autoriza, ningún tipo de impedimento para Sus hijos.

Cuando pensé detenidamente sobre cuáles son las verdaderas facultades del hombre, mi percepción se transformó y me liberó del temor por Jaime. La Ciencia Cristiana enseña que el hombre es verdaderamente espiritual; por lo tanto, la base de la visión, la sensación, el oído, el entendimiento, en realidad no es la materia sino el Espíritu, Dios.

En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy se refiere a los oídos como "comprensión espiritual". En la página 585 ella da esta explicación: "Oídos. No los órganos de los llamados sentidos corporales, sino comprensión espiritual.

"Refiriéndose a la percepción espiritual, Jesús dijo: 'Teniendo oídos no oís?' (Marcos 8:18)". Esto me trajo una gran inspiración. Comencé a ver que la habilidad para oír no depende de las funciones materiales. Por lo tanto, la facultad de oír de Jaime no podía ser perturbada. Como el hijo perfecto de Dios, su entendimiento espiritual estaba naturalmente intacto. Funcionaba de acuerdo con la voluntad de Dios, o ley, para el bien. Esta ley anula la ley material, y su efecto en Jaime fue un oído normal. Para nosotros la curación de Jaime fue una prueba de que la "perfecta voluntad de Dios" está siempre presente, siempre operando para el bien.

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