La Gente Que pasaba no podía comprender lo que veían; la parte delantera de mi pequeño automóvil estaba totalmente destruida y yo completamente ileso. El vehículo había chocado contra un autobús.
Unos momentos antes, de repente sentí la necesidad de orar, de afirmar que mi verdadera identidad es espiritual, de afirmar mi compleción como el hijo de Dios, perfecto y a salvo.
La vida de Cristo Jesús nos muestra, a través de los Evangelios, la capacidad infinita que todos tenemos para volvernos a Dios, el Principio divino, en todo momento. A medida que ponemos en práctica la habilidad de escuchar a la intuición espiritual, comenzamos a percibir que el cielo está en la consciencia, mucho más cerca y disponible de lo que imaginamos.
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