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Apoyo eficaz a la tarea del Lector

Del número de febrero de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un Miercoles Por la noche, cuando era Primer Lector en una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, hubo una fuerte tormenta eléctrica. Acababa de leer la última frase de la selección de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, cuando cayó un rayo sobre un transformador en un poste afuera. Toda la iglesia quedó sin electricidad. Parado allí en medio de la oscuridad, me escuché decir: "Unámonos en un momento de oración silenciosa seguida de la repetición en voz alta del Padre Nuestro". Mientras orábamos juntos, pude sentir el fuerte apoyo de la congregación. Era un sentimiento de querer participar y contribuir a la atmósfera sanadora del servicio.

Nuestra reunión continuó, y fue una experiencia incomparable embeber las verdades espirituales que se compartieron en los testimonios que se dieron aquella noche. En medio de lo que los sentidos materiales decían que era una completa oscuridad, había luz espiritual. Para mí esto demuestra que un servicio de los domingos o de los miércoles para que dé sus frutos, necesita el apoyo eficaz de la congregación así como el de los Lectores.

Recuerdo bien que durante gran parte de mi vida, cuando era miembro de una iglesia de otra denominación religiosa, me conformaba con asistir a la iglesia tres o cuatro veces al año. Pero después de conocer la Ciencia Cristiana y de darme cuenta poco a poco de que lo que la Sra. Eddy había descubierto era la Ciencia de la curación por el Cristo, ya no me sentí satisfecho con ser espectador. Tenía que participar. Ahora una de mis mayores alegrías es asistir a los servicios de los domingos y miércoles.

El libro de Jeremías declara: "Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia". Es el eterno amor de Dios por Su idea, el hombre, lo que nos atrae a los servicios de la iglesia. Cuando respondemos a este llamado, vemos con mayor claridad que no hay ninguna actividad que nos beneficie más que nuestros servicios religiosos.

Ciencia y Salud nos dice: "No hay sino una sola atracción real, la del Espíritu". A medida que reconocemos por medio de la oración que Dios está guiando cada uno de nuestros esfuerzos, y aceptamos someternos a esta guía, dejamos atrás con gozo las falsas atracciones, y también vencemos la apatía.

El amor de Dios por la humanidad, que Cristo Jesús demostró con sus obras de curación, no puede ser obstruido. Dios es el único poder, y el hombre, como la idea de Dios, nunca puede ser privado del mensaje espiritual del Amor. Reconocer en oración que cada servicio tiene el potencial de sanar, ayuda a lograr que la congregación en conjunto sea más receptiva a la Palabra de Dios.

Cuando nos demos cuenta de que es el eterno amor de Dios por el hombre lo que realmente nos está atrayendo a los servicios de la iglesia, nuestro deseo de apoyar a los Lectores surgirá espontáneamente. También desearemos asistir, tan a menudo como podamos, para compartir este amor y para obtener mayor entendimiento espiritual que nos capacite para ocuparnos en nuestra propia salvación.

Esta oración sostenedora logra que el servicio bendiga a la congregación con su mensaje sanador que proviene del Amor divino, y que se extienda fuera de la iglesia a la comunidad y al mundo.

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