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Para Poder Participar en...

Del número de febrero de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Para Poder Participar en atletismo en la escuela secundaria tuve que hacerme un examen médico. A raíz del examen que me hice en 1947, me diagnosticaron una nefritis. (Mi abuelo, una tía y un tío habían fallecido de esta enfermedad.) El médico me prescribió una dieta estricta y medicación.

Posteriormente, cuando cursaba el primer año en la universidad, un médico me dijo que probablemente no llegara a los treinta y cinco años. Obviamente ésta no era una buena noticia para un joven de dieciocho años que estaba comenzando a independizarse en la vida.

En 1952, me cambié a una universidad en Texas donde mi tío Ted me presentó la Ciencia Cristiana. El venía a buscarme a mi hospedaje estudiantil todos los domingos para tomar el desayuno juntos. Y entonces, para complacerlo, asistía con él a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico. Continué haciéndolo durante mi segundo y tercer año universitario.

Durante el verano siguiente tuve que ir al campamento del Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva en California. En el trayecto, visité a mi tío, quien me dio mis primeros ejemplares de la Biblia y de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Compré un Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana para estudiar la Lección Bíblica.

El primer día del campamento de verano todos tuvimos que hacernos un examen físico para determinar nuestra aptitud para volar. El viernes de esa semana me pidieron que saliera de clase para ir al hospital. Al llegar al hospital, un médico me informó que me mandaban a casa porque me habían diagnosticado una nefritis. Puesto que en realidad deseaba volar, le pregunté si podría hacerme otro examen médico. El dijo: "¡Claro que sí!"

La lección esa semana era sobre la naturaleza de Dios como amor divino, y la había leído todas las noches sentado en la litera superior de un dormitorio de la tropa. Al asistir a los servicios religiosos de una iglesia filial, había aprendido también "la exposición científica del ser" de Ciencia y Salud. La exposición, que se lee al final del servicio dominical en cada Iglesia de Cristo, Científico, comienza así: "No hay vida, verdad, inteligencia, ni sustancia en la materia. Todo es Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo".

Mientras esperaba los resultados del segundo examen físico, pensaba en "la exposición científica del ser" y sentí con total claridad que en mi naturaleza verdadera como hijo de Dios, yo no era material sino espiritual. Cuando el médico salió de su consultorio, me informó que yo estaba perfectamente bien. Volé en el Comando Aéreo Estratégico y ahora soy piloto privado. Desde entonces, por lo menos cada tres años, he tenido que hacerme exámenes físicos para poder volar, y en numerosas ocasiones para el seguro de vida. Siempre me encuentran con buena salud. Me hice miembro de La Iglesia Madre en 1955 y desde entonces he continuado el estudio de la Ciencia Cristiana.

"La exposición científica del ser" es la Palabra de Dios; es poderosa para sanar. Estoy muy agradecido a Dios.


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