Natán vive en una ciudad que está junto a un ancho río que corre a lo largo de muchos kilómetros hasta desembocar en el mar. El ve el río todas las semanas cuando con su familia cruza un puente, camino a la Iglesia de la Ciencia Cristiana y a la Escuela Dominical.
En una oportunidad Natán dio un paseo en barco por el río. Vio unos indicadores balanceándose en el agua. Se llaman "boyas" y flotan en el agua. Las colocan los guardacostas para indicar los lugares donde el agua es lo suficientemente profunda para que los barcos naveguen sin peligro río arriba o río abajo.
Al navegar río arriba, de vez en cuando se puede ver una boya roja sobre la derecha o a estribor del canal, y una boya verde sobre la izquierda o a babor. Los barcos que navegan río arriba deben mantenerse cerca de las boyas rojas. Los que navegan río abajo deben hacerlo cerca de las boyas verdes. Si un navegante obedece estas reglas y permanece en el lado apropiado del canal, no chocará con ningún barco que navegue en dirección opuesta. Tampoco se acercará demasiado a la orilla ni chocará contra un banco de arena ni contra las rocas.
Natán le contó a su maestra de la Escuela Dominical acerca de las boyas. Llegaron a la conclusión de que los Diez Mandamientos de la Biblia que la clase estaba estudiando eran como diez boyas. Así como las boyas guían al navegante con seguridad por el canal del río, los Mandamientos nos muestran qué está bien y qué está mal. Ellos nos dicen: "¡Cuidado! ¡Mantente cerca de nosotros! ¡Este es el camino seguro, el camino correcto!" Nos protegen cuando los seguimos. Entonces las cosas van mejor con nuestros amigos. No nos metemos en problemas que nos impidan hacer las cosas buenas que realmente deseamos hacer.
Algunas historias de la Biblia cuentan cómo la obediencia a los Mandamientos salvó a la gente cuando se presentaron problemas.
Por ejemplo, Daniel se negó a dejar de adorar al único Dios aun sabiendo que el rey Darío lo echaría en el foso de los leones. El no sintió miedo de los leones, porque confiaba en Dios, y los leones no lo lastimaron en lo más mínimo. Se podría decir que las boyas del río a las cuales Daniel se mantuvo cerca fueron el Primer y el Tercer Mandamiento. "No tendrás dioses ajenos delante de mí.. . No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano" (Exodo).
Quizás la próxima vez que leas un relato de la Biblia descubras cómo el seguir los Mandamientos mantuvo a otras personas a salvo y fuera de problemas.
A propósito, algunas boyas tienen una campana para que los navegantes puedan escucharlas a la distancia y cuando hay niebla. Otras tienen una luz que se prende y se apaga. Si oyes una campanada de advertencia, como la de tu conciencia diciéndote que hagas lo que es correcto, o tienes una idea brillante acerca de una buena manera de ayudar a alguien, presta atención. Estarás siguiendo los Mandamientos y, al igual que las boyas, te guiarán en forma segura hacia adelante.
Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón;
el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.. .
Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.
Deseables son más que el oro,. . .
y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
Tu siervo es además amonestado con ellos;
en guardarlos hay grande galardón.
Salmo 19:8–11
