Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¿Cuán en serio tomamos nuestras oraciones y progreso espiritual?

Del número de marzo de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Oramos. Oramos Para que algo cambie. Oramos para obtener progreso espiritual. Oramos para comprender mejor a Dios. Oramos para tener una vida mejor. Oramos para liberarnos de algún dolor o enfermedad. Oramos por el bienestar de otros.

Estas oraciones son normales.

No obstante, cuando oramos, tal vez no veamos cabalmente en ese momento hacia dónde nos conducirán nuestras oraciones, qué cambios se operarán como resultado de nuestra oración.

Por cuanto Dios es Mente infinita e ilimitada, cuando oramos para obtener una comprensión más cabal de El y para que esta comprensión cambie las condiciones humanas, a menudo pronto aprendemos que la acción de la Mente divina es diferente — a veces muy diferente — de lo que pensábamos que sería.

A medida que somos elevados por encima de los conceptos limitados y materiales de la vida, nuestra experiencia muestra ser así.

Considere la idea de que Dios es Mente infinita, el creador de un universo ilimitado y espiritual. Cuando oramos para adquirir una mayor comprensión de esta creación, para incluir más cabalmente esta comprensión en nuestra vida, tal vez no debiera sorprendernos, por ejemplo, que nuestras actividades cambien radicalmente.

Un profundo sentido de limitación oscurece la mayoría de nuestras expectativas acerca de lo que debiera ser o será nuestra vida. Por lo general, asumimos que el día de mañana será bastante similar al de hoy. Pero ¿no necesitamos estar listos para aceptar más? Si no lo estamos, la tendencia personal a ser conservadores casi obliga a que el progreso espiritual sea extremadamente lento o rechazado cuando comienza a hacerse visible.

Pero piense en los niños. Ellos tienen pocas ideas preconcebidas acerca de lo que ocurrirá la próxima semana, el próximo año, o de aquí a diez años más. No obstante, el progreso es un don en la vida de los niños. Su vocabulario, sus conocimientos y sus experiencias, pasan por profundos cambios y progreso en sólo semanas. Puede haber tantos cambios en la vida de un niño que resulta difícil reconocerlo de un año a otro.

Tenemos que ser más semejantes a como éramos cuando niños si hemos de progresar espiritualmente y aceptar la completa promesa de la Ciencia Cristiana.

Podemos cultivar — o sea, podemos desarrollar — la capacidad para hacer progresos rápidos. Esto fue lo que Cristo Jesús mostró a la gente. La vida de un hombre que había estado paralítico durante casi cuarenta años, cambió radicalmente cuando Jesús lo sanó. Otro que era ciego de nacimiento recobró la vista. ¡Piense en los cambios acaecidos en la vida de estas personas! Todo lo que habían estado acostumbrados a hacer, a esperar, a planear cada mañana al despertar, ahora sería diferente, o tendría que llegar a ser diferente.

Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy dice: "El estar dispuesto a llegar a ser como un niño y dejar lo viejo por lo nuevo, dispone el pensamiento para recibir la idea avanzada".

La curación espiritual, o cristiana, es una idea avanzada porque se basa en la comprensión de que el hombre es el verdadero y permanente linaje de Dios y está gobernado por la ley divina, que extirpa la enfermedad de nuestra experiencia. Esta curación es tan avanzada, que la gente lucha profundamente con ella, haciendo a veces todo lo posible para impedir su radical inferencia en la vida humana.

Por ejemplo, si realmente llegamos a percibir algo de lo que significa que el hombre es fundamentalmente espiritual y no una entidad física, entonces, esto también significa que nuestro amor y respeto hacia los demás tiene que llegar a ser mucho más universal. Aunque recurramos a la Ciencia Cristiana para la curación de algo que parezca muy personal y privado como, por ejemplo, la fractura de un hueso, lo que la curación implica es que el Amor divino y universal también transformará radicalmente las "fracturas" de las sociedades divididas por problemas raciales. Es posible que los estilos de viviendas en nuestros propios vecindarios necesiten cambiar tanto como un hueso fracturado en el cuerpo.

Esto es algo que un niño puede captar, a menudo más rápidamente que el adulto cuya experiencia a lo largo de su vida haya sido duramente delineada por vecindarios y actividades divididos por problemas raciales.

Veamos otro ejemplo. Si disponemos nuestro pensamiento a aceptar el hecho espiritual de que el hombre es la verdadera imagen y semejanza de la Verdad y el Amor divinos — y esto es básico en la Ciencia Cristiana — podemos comenzar a ver y a esperar que la honradez tiene que prevalecer en todo lo que hacemos. Esto es por cierto atrayente si estamos luchando con una situación en la cual sentimos que hemos sido injustamente tratados. Podemos orar devotamente para que se haga justicia. Conocer que la ley divina fortalece la vida y motiva la regeneración y la curación, puede aportar considerable confianza a medida que trabajamos para sanar esa clase de situación.

La consecuencia de esa verdad radical y espiritual de que la vida del hombre — nuestra propia vida — está absolutamente gobernada por la ley divina, tiene efectos de mayor alcance que los de simplemente corregir un caso de injusticia en nuestra vida personal. Nuestras oraciones para poner nuestros pensamientos y vida a tono con la absoluta realidad de la omnipotencia de la Verdad divina, tiene que tener efectos que van mucho más allá de lo que puede haber sido nuestra preocupación inicial por un problema personal. Esa manera de tratar la vida humana mediante la oración devota y espiritual, opera para revelar la creación de Dios en su totalidad (en todo aspecto de nuestra vida). ¡Piense en lo que esto puede significar!

Mediante tal desarrollo espiritual nuestra vida ya no va a ser ni remotamente "igual" a como era antes.

Lo que Cristo Jesús aportó al mundo fue más que un mero "servicio de mantenimiento", parchando vidas un poquito aquí y allá para que las cosas siguieran bastante igual a como habían sido antes. Jesús expresó un punto de vista profundamente diferente, radical y de largo alcance acerca del mundo mismo. Jesús reveló el reino de los cielos, y nos enseñó que todos tenemos que llegar a ser como niños. (Ver Marcos 10:15.)

Jesús no sólo consideraba como deseable la inocencia de los niños, puesto que nuestro Maestro también demostró, en gran medida, la inocencia espiritual y pureza fundamentales de cada persona que sanaba, fueran estos jóvenes o viejos. Sin embargo, fue mucho más que esto lo que Jesús demostró. El demostró la capacidad de los niños para cambiar; el profundo anhelo del niño por obtener cambios y progreso radicales. Esto es lo que nos conduce al reino de Dios.

He aquí tal vez la clave que lleva hacia un rápido progreso en la Ciencia del Cristo. Considerando las condiciones del mundo, no hay tiempo que perder para aferramos a ella.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / marzo de 1991

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.