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En paz, cuando se cerró la puerta del ascensor

Del número de marzo de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En una clase de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana estaban conversando sobre "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios". A Laura, Nathan y Skander les gustó esta bienaventuranza porque en seguida entendieron lo que significaba. (Su nueva maestra era la mamá de Skander, y ella había planeado que aprovecharían todo ese año de clases para analizar juntos las Bienaventuranzas.)

— Un pacificador no pelea — dijo Nathan. El lo había comprobado al permanecer tranquilo cuando otros niños lo molestaban o le quitaban sus juguetes.

— Yo puedo ser una pacificadora en mi casa quedándome callada cuando los demás duermen — dijo Laura.

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