Cuando Era Niño me enfermé, y aunque estaba bajo cuidado médico, mi salud fue progresivamente deteriorándose a través de un período de años. Un médico diagnosticó mi condición como falta de una resistencia mínima natural del cuerpo para ciertos tipos de bacterias y sus infecciones resultantes, particularmente las de estreptococos y estafilococos. Además, me diagnosticaron que era portador de meningitis.
En un esfuerzo por mantener mi salud, me sometieron a un riguroso tratamiento de antibióticos cuyas frecuencia y dosis aumentaban con el transcurso del tiempo. Aunque mi resistencia a las bacterias no mejoró, la eficacia de los antibióticos disminuyó y se intensificó el tratamiento.
Mi médico era un hombre generoso y atento, así como un doctor de gran reputación, y se sentía preocupado por el aumento de las dosis. Así que comenzó a alternar el uso de antibióticos específicos con la esperanza de minimizar la posibilidad de una reacción negativa en el cuerpo.
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