En la mesa de negociaciones laborales se pueden establecer algo más que contratos. Algunas veces, el futuro de compañías enteras y el de muchos empleados depende de esas negociaciones. En dichas circunstancias,
ha comprobado que la oración es indispensable. Ha trabajado en asuntos relacionados con personal cerca de trece años. Actualmente es vicepresidente del departamento de recursos humanos de una corporación en Dallas, Texas. El y su personal dirigen o supervisan las negociaciones de los contratos laborales de las veintiuna plantas manufactureras de dicha compañía.Amenudo, la gente considera que las negociaciones laborales son un proceso de discusiones entre adversarios. ¿Cuál es su opinión al respecto? Cuando leemos los periódicos y libros de historia acerca de los acuerdos colectivos, vemos que todo el proceso de los acuerdos colectivos nació del deseo, entre las partes interesadas, de hallar alguna manera, sin llegar al conflicto, de resolver las desavenencias y llegar a un arreglo en asuntos de gravedad.
Como Científico Cristiano, me es sumamente difícil buscar otra cosa que no sea un arreglo. Cuando se llega al punto del desacuerdo, el desafío no es convencer, molestar o amenazar a la otra parte con lo que pasará si está en desacuerdo. En vez de eso, el desafío es estar más alerta, ser honesto y franco en nuestras relaciones con los demás, respetar las preocupaciones de los demás. Cuando vemos que el desacuerdo consiste en la sincera necesidad de ver las cosas con mayor claridad, entonces se trabaja sobre ese aspecto.
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