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La Ciencia de las Escrituras

Del número de marzo de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


Hace Mucho Tiempo que la humanidad busca en la Biblia el significado de la vida. Ha sido sondeada en busca de claves con respecto al origen de la vida. Ha sido examinada una y otra vez como historia, como legado, como lección, como conocimiento y como literatura.

Para Cristo Jesús las Escrituras trascendían claramente todo conocimiento meramente humano. El Antiguo Testamento, que él conocía tan bien, no era una compilación de secretos eruditos para mentes ilustres, ni un simple registro de tradiciones religiosas y códigos morales, ni sólo una guía para viajeros o un libro de consulta. Era el libro, la Palabra de Dios; la revelación vivificante de la Verdad que debía venerarse, estudiarse y, sobre todo, entenderse.

Jesús comenzó su ministerio en el templo de Nazaret, con la lectura del siguiente pasaje de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor". Luego dejó perplejos a quienes lo escuchaban cuando declaró: "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros". Fue como si les dijese: "El poder de Dios está presente, en este mismo momento, en vuestra vida".

Reprendió el sentido superficial que tenían de Dios, manifiesto en la vida y en las palabras de aquellos que trataron de desacreditar su misión. Dijo: "Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios".

El Cristiano por excelencia enseñó a sus calificados trabajadores, los apóstoles, el sentido espiritual de la Palabra de Dios, y realmente esperaba que sus discípulos sanaran a los demás como así también que los instruyeran en sus enseñanzas, de manera que todos pudiesen hacer las obras que él hizo.

Las Escrituras tuvieron una función tan prominente al término de su misión como la que habían tenido al comienzo de la misma. Antes de la ascensión de Jesús, Lucas escribe acerca de los discípulos: "Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras". El libro de los Hechos registra lo que fluyó de esa comprensión de las Escrituras: las multitudes fueron sanadas físicamente y muchos volvieron a una manera más santa de vivir.

Desde el advenimiento del cristianismo, la gente se ha admirado, tanto pública como silenciosamente, ante la maravillosa obra de curación que realizó Jesús. También se han preguntado por qué ya no se pueden realizar esas obras.

Hace más de un siglo, Mary Baker Eddy profundizó en la Biblia para saber cómo sanaba Jesús. Ella escribe en Ciencia y Salud: "La búsqueda fue dulce, tranquila, animada por la esperanza, no egoísta ni deprimente". Más adelante ella dice: "La revelación de la Verdad en mi entendimiento me vino gradualmente, y evidentemente gracias al poder divino". Llamó a su descubrimiento Christian ScienceCiencia Cristiana, porque era el conocimiento espiritual — la Ciencia — del Cristo, que Jesús vivió. Aprendió que Dios no sólo es poderoso, sino todopoderoso; no sólo la fuente del bien, sino la totalidad del bien. El bien omnipotente significa que el mal no es simplemente menos poderoso que el bien, sino completamente impotente, y, por lo tanto, no tiene vida, sustancia, ni realidad genuinas; y el hombre es enteramente espiritual, la imagen del creador, el Espíritu infinito.

Las curaciones que efectuó la Sra. Eddy como resultado de la práctica de esta Ciencia — y las que otras personas han logrado ayudadas por sus escritos — le probaron la validez de lo que había descubierto y demostraron que el poder sanador de las Escrituras radica en el significado espiritual de las mismas. Puso de manifiesto en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, que lo que había comprendido estaba en completo acuerdo con las Escrituras. Ella escribe: "La Biblia ha sido mi única autoridad. No he tenido ningún otro mentor en el 'recto y angosto camino' de la Verdad".

Desde las décadas en que la Ciencia de las enseñanzas de Jesús fue articulada por primera vez, el registro público de curaciones ha sido restablecido a través de la vida de quienes han encontrado en la Ciencia Cristiana la victoria sobre males físicos y toda clase de dificultades. Estos hechos de los apóstoles cristianos de la época moderna también han añadido un eslabón a la cadena que conecta a todos los que alguna vez han buscado guía y renovación en las Escrituras.

Las obras de Jesús demuestran que lo que los patriarcas y profetas del Antiguo Testamento comprendieron y realizaron era verdad. Los escritos de la Sra. Eddy traen a luz el Principio divino de las obras de Jesús, las cuales indican el inspirado sentido práctico de la Biblia. Podemos estar seguros de que si buscamos su significado espiritual, la Biblia será para nosotros el Libro de libros, y comenzaremos a comprender la Ciencia de su revelación.

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