Los Lectores Escriben. Los colaboradores escriben. Los redactores escriben. Siempre se desarrolla un diálogo familiar a través de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana. Las cartas (además de las notas y los llamados) dan la pauta de qué es lo que podría ser de ayuda y aquello que ha sido de ayuda, de qué manera podemos mejorar y de qué manera podemos hacer más. Llegan cartas de personas que han sido miembros durante mucho tiempo, y de otras que hace poco que conocen la Ciencia Cristiana.
Esta clase de participación enriquece las publicaciones periódicas, pero se requiere algo más. La Sra. Eddy habla de ello en un pedido originalmente publicado en The Christian Science Journal. Ella pide a sus alumnos y a los alumnos de sus alumnos que envíen "mate rial de lectura" a los redactores del Journal, que en aquel momento era la única publicación además del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Y sigue diciendo: "Pienso que si meditaran sobre la misión universal que el Amor divino nos ha confiado en favor de la sufriente raza humana, contribuirían con más frecuencia a las páginas de este veloz vehículo del pensamiento científico; porque llega a manos de gran número de sinceros lectores, y de buscadores de la Verdad" (Escritos Misceláneos, págs. 155–156).
Esperamos que este seminario de los Redactores de las publicaciones periódicas lo aliente a "contribuir con más frecuencia". Quizás lo ayude a tener una nueva perspectiva de su propia experiencia espiritual, de su amor a la Verdad, y del efecto que tiene en su vida. Tal vez sienta que tiene algo nuevo para compartir en un testimonio, un poema o un artículo, con aquellos sinceros "buscadores de la Verdad".
DOS CLASES DE ESCRITOS METAFISICOS
Cuando Pensamos en la Ciencia Cristiana pensamos naturalmente en la curación. La curación es importante para todos, pero, ¿qué es? ¿Qué significa la curación?
Quizás usted esté pensando: "¡Vamos! Todos sabemos qué es es la curación. Es cuando uno siente dolor y el dolor desaparece. Es cuando la carne se desgarra y recobra su forma y color normales. Hay curación cuando lo que se ha emprendido y está fracasando — un hogar, un negocio, algún plan para el futuro, etc.— comienza a progresar, cambia completamente, y vuelve a brindar alegría y a tener éxito. Hay curación cuando la discordancia y la incapacidad causadas por la enfermedad dejan de avanzar, y se restaura la armonía y la capacidad. Eso es curación".
Por supuesto que todas éstas son curaciones, pero ninguna de ellas es privilegio de la Ciencia Cristiana. Aunque podríamos debatir sobre el porcentaje de resultados de las diversas terapias, de vez en cuando quienes no conocen la Ciencia Cristiana se ven libres de males. La carne vuelve a tomar forma normal. Los hogares, los negocios, los planes para el futuro experimentan cambios, se restablecen y progresan, fuera del círculo de Científicos Cristianos. Es raro que pase un día sin enterarnos de algún avance de la medicina, algún tratamiento o procedimiento quirúrgico que ofrece esperanza para resolver algún problema relacionado con la enfermedad.
¿QUE ES LA CURACION?
Como Estudiantes de la Ciencia Cristiana sabemos que existe una enorme diferencia entre lo que la curación significa para nosotros y lo que significa para las terapias y tratamientos materiales. Y, sin embargo, el que no es estudiante de la Ciencia no comprende bien la diferencia. De hecho, sucede con frecuencia que cuando esta diferencia capta la atención, a menudo esta atención tiene un aspecto negativo. Si la curación física fuera simplemente una cuestión de competencia entre puntos de vista diversos acerca de la curación, encontraríamos muy difícil hacer frente a la medicina, la psicología y las demás innovaciones humanas en sus propios términos.
Entonces, ¿qué es la curación en la Ciencia Cristiana y cómo se produce? ¿Es algo que ocurre cuando uno llama a un practicista de la Ciencia Cristiana y un mal es invertido por el bien? El hecho es que la mayor parte de los testimonios de curación que recibimos — incluso los de los artículos — relatan cómo alguien llamó a un practicista para sanarse. Ahora bien, no hay nada malo en llamar a un practicista. Está muy bien hacerlo. Pero la verdadera promesa de la Ciencia Cristiana es que cada uno de nosotros puede recurrir directamente a Dios. No necesitamos ir a un lugar determinado, ni buscar a una persona determinada, ni arreglar la situación de una forma especial para sentir la presencia de Dios y responder a Su ley divina. Esa es la esencia misma de estas enseñanzas, a la cual la gente responde en la Ciencia Cristiana: que ellos, individualmente, pueden conocer a Dios; pueden saber lo que Dios requiere de ellos, y que pueden encontrar los recursos espirituales internos para hacer lo que está bien, para ir y hacer lo que Jesús dijo: "Vete, y no peques más", o "Levántate y anda".
Tomar el teléfono ante una emergencia y pedir apoyo metafísico es invalorable. Es el mismo tipo de respuesta que Cristo Jesús dio a las multitudes que venían a él para ser sanadas, para ser liberadas del sufrimiento y de constantes e infructuosos esfuerzos. Jesús dijo a hombres y mujeres que había una segura recompensa para el bien, para el bien que ellos habían hecho, elegido y amado.
Pero el cristianismo tenía que desarrollarse aún más allá de la inapreciable oportunidad de acudir al Maestro en busca de ayuda. Jesús no iba a estar siempre con la gente y con sus discípulos como un Salvador personal. Vendría el día en que ellos tendrían que hacer algo más que depender de él, a pesar de lo importante que fue esa dependencia en las primeras etapas de su educación espiritual. Esta transición de la dependencia hacia la "seguridad en sí mismo digna de confianza" — como la llama la Sra. Eddy en Ciencia y Salud— iba a descollar un día como el todo-en-todo del apostolado de los discípulos.
La Sra. Eddy comprendió que había algo absolutamente vital en esta confianza en sí mismo que los estudiantes de la Ciencia Cristiana necesitaban percibir y captar. Usted recordará cómo ella comienza su libro Escritos Misceláneos: "Cierto apotegma de un filósofo del Talmud, concuerda con mi concepto de lo que es hacer el bien. Dice así: 'La caridad más noble consiste en evitar que un hombre acepte caridad; y la mejor limosna es enseñarle y capacitarle para que prescinda de limosnas' ". Este profundo concepto básico tiene que ver con la fortaleza moral de la curación y con los escritos de la Ciencia Cristiana.
UNA CLASE DE ESCRITOS METAFISICOS
Un Hombre nos escribió una carta que contenía una cita tomada de una obra de teatro; el personaje principal decía que en este mundo había dos clases de personas: las inteligentes y las bondadosas. "He tratado de ser inteligente," escribió, "pero he aprendido que ser bondadoso es mejor".
De una manera semejante, hay dos clases de escritos metafísicos. La primera genera dependencia y debilidad. Sugiere que la comprensión espiritual puede lograrse por medio de fórmulas, de actitudes positivas y optimistas, y de afirmaciones verbales o mentales que si pudieran harían que nuestra vida externa se ajustara a una especie de utopía terrenal donde no hubiera mal, dolor, sufrimiento ni escasez; es decir, no mucho más que un dichoso letargo. Este tipo de escritos está dirigido, con todo acierto, a las preocupaciones humanas. De hecho, si está lo suficientemente bien redactado, este tipo de escrito puede ser tan persuasivo como un narcótico; puede convertirse en un vicio porque satisface al sentido personal, apelando a la obstinación, a la justificación propia y al amor propio. Puede entretener con historias ingeniosas e interesantes, apelando sutilmente a inclinaciones personales. Puede "usar" el lenguaje de la Biblia, los términos especializados de la Ciencia Cristiana y conceptos personales de Dios para alentar y cumplir fantasías humanas. Pero en la conclusión de este tipo de escritos, la materia, o el sentido personal, reina suprema hasta su caída, que a la larga siempre se produce.
LA METAFISICA GENUINA
Luego Tenemos la otra clase de escritos metafísicos, aquellos que inducen al autoexamen y humillan el corazón orgulloso. Pero el autor de esta clase de escritos nunca busca dañar o avergonzar. Este tipo de escritos no es tanto producto de la cabeza, del intelecto, sino más bien del corazón. Este tipo de escritos tiene un precio, y quien es capaz de escribir de esta manera sabe que ha comenzado a pagarlo. Tales escritos metafísicos expresan originalidad, ingenio y sabiduría, que a veces contrastan con la simplicidad de la cual surgen. Escribir con un estilo que sea en realidad científicamente cristiano no interfiere con las enseñanzas de la Ciencia Cristiana; no interviene interpretando de una manera que tiende a sugerir que la Sra. Eddy hizo la Ciencia Cristiana demasiado difícil, demasiado complicada, demasiado.. . no importa qué. Esta clase de escritos despierta en el pensamiento del lector un deseo de sumergirse aún más profundamente en la verdad del ser, y explorar las honduras espirituales y cristianas de la Biblia y de los escritos de nuestra Guía. Está escrito de una manera que hace que el lector se sienta incómodo de vez en cuando si cede a la tentación de permitir que la Ciencia permanezca en la esfera de lo teórico, o en un estante, hasta que se presente un problema. El amor no fingido hacia Dios y hacia los demás impregna las ideas que se van desarrollando. Quien escribe así ha tenido en su vida su cuota de privaciones, sufrimiento e injusticia. Lo que escribe está encendido, no de mera emoción, éxtasis o entusiasmo excesivo, sino con una visión de la totalidad de Dios; y que esa totalidad debe expresarse en un hambre espiritual y en un afecto espiritual que abarquen todos los aspectos de la existencia, hasta que se comprenda que la existencia es espiritual y perfecta, así como Dios es Todo-en-todo.
La primera clase de escritos es o bien monótona o altamente inflamable. Realmente no llega al corazón, ni desarrolla en el lector un conocimiento de la abnegación cristiana ni del valor de ser el hijo de Dios. Pero la otra clase enciende un fuego que, aunque parezca pequeño al principio, va creciendo firmemente, iluminando las esperanzas espirituales más profundas, latentes en la consciencia humana.
Si podemos comenzar a desarrollar este segundo estilo de escribir, cumpliremos con la visión de nuestra Guía y haremos lo que Dios nos ha encomendado; y entonces podemos confiar en que es Dios quien dispone los sucesos del futuro. Alumbraremos el camino para los sanadores cristianamente científicos, tanto para quienes ya han respondido al llamado y han tomado la cruz, como para quienes lo harán en el futuro. Dondequiera que ellos y nosotros estemos, a medida que desarrollemos esta forma de escribir genuinamente metafísica, nos encontraremos en las páginas de las publicaciones periódicas que nuestra Guía fundó.
ESCRIBIR PARA SANAR
Escribir para sanar, ¿no es este el propósito de las publicaciones periódicas? Aquellos que contribuyen a estas publicaciones no son simplemente escritores. Mucha gente puede escribir y hacerlo con un brillo y un talento tales que nos fascinan con su capacidad para utilizar la herramienta de la palabra escrita para transmitir un mensaje.
Sin embargo, las personas que escriben para las publicaciones periódicas son primera y principalmente sanadores del pensamiento público. Lo que escriben, su colaboración, ha sido formado y modelado por sus propias curaciones, por la manera en que Dios está redimiendo y transformando su vida.
De un ex Redactor Adjunto de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana
QUIENES ESCRIBAN DEBEN SER PRACTICOS.. .
No hay necesidad de volver a escribir Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, aunque a veces quienes escriben crean que haciendo una lista de declaraciones dogmáticas que suenen parecidas a las del libro de texto, están escribiendo algo valioso. Las declaraciones que la Sra. Eddy hace en el libro de texto — largamente examinadas y muy bien comprobadas por ella — son como joyas que podemos engarzar con amorosa destreza en el oro puro de nuestro carácter, ofreciendo así, para alentar a otros, lo que se denomina una demostración, es decir, la evidencia del bien invisible manifestándose en curación y regeneración.
Entonces los artículos y testimonios debieran escribirse reconociendo que quien escribe es alguien iluminado por el Cristo, y, por lo tanto, está en el mundo con la misión de brillar. Pero él no es la luz misma, porque Dios es luz.. .
Extracto de un editorial en
The Christian Science Journal, Julio de 1919
QUIENES DESEEN ESCRIBIR, ¡PRIMERO DEBEN LEER!
Eclesiastés 1:2, 14
Salmo 119:33–37, 130, 140, 171
Escritos Misceláneos
267:27–6; 268:28–2
Ciencia y Salud 263:1–4, 21–22; 264:32
.. . MAS QUE NADA, VIVIDO.. .
Considere Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por la Sra. Eddy esta vez como escrito. No porque debamos escribir con el estilo de Ciencia y Salud, sino porque nos da un indicio de lo que puede ser un escrito de la Ciencia Cristiana, y lo que la Sra. Eddy esperaba que fuera. Esto nos permite descubrir un mundo nuevo.
De pronto vemos que el estilo de la Sra. Eddy es, más que nada, vívido. Usted recordará "Las manos, sin la mente mortal que las dirija, no podrían cometer un asesinato" (pág. 105:1–2). O "Es como caminar en la oscuridad al borde de un precipicio" (374:26). o "Ver a un león encadenado, listo para saltar, no debiera aterrar a nadie" (380:18–19). Y también "¿Acaso podemos recoger melocotones de un pino o aprender de la discordia la concordia del ser?" (129:26–27).
De una charla de un Redactor en un seminario para escritores
