Tal Vez Ninguna otra oración en el mundo haya inspirado más curaciones que la que enseñó Cristo Jesús y se conoce como el Padre Nuestro. Las curaciones, si se contaran, podrían llegar a millones. Lamentablemente, también es cierto, que tal vez ninguna otra oración se haya repetido tan a menudo mecánicamente y sin pensar en su significado. Pero jamás se ha tenido la intención de que la oración sea algo que se pone en "automático", jamás se ha tenido la intención de que se produzca como si se rodara por una línea de montaje de producción en masa.
¿Cómo se puede mantener la inspiración que sana?
Hace algún tiempo estuve considerando un pasaje de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy que dice: "La oración, la vigilancia y el trabajo, combinados con la inmolación de sí mismo, son los medios misericordiosos de Dios para lograr todo lo que se ha hecho con éxito para la cristianización y la salud del género humano".
Yo conocía muy bien este pasaje desde hacía mucho, pero esta vez lo percibí como nunca antes; la frase "medios misericordiosos de Dios" resaltó.
Yo tenía la costumbre de considerar la oración como mi medio (a veces misericordioso, a veces no) para ponerme en comunicación con Dios. Cuando estaba deprimida o enferma, la oración con frecuencia me elevaba y sanaba. Pero si la oración era mi medio — si yo era la fuente de la oración — ésta se podía reducir a promover mis cosas personales. Sería una manera de conseguir, o por lo menos indicar, lo que yo quería.
La verdadera oración, a diferencia de la repetición de palabras sin sentido, siempre requiere que se piense genuinamente sobre su contenido, incluso cuando las palabras se usan tan a menudo como las del Padre Nuestro. Al despojarla del pensamiento real, se disminuye el poder real de la oración. Y el pensamiento, si es real, si tiene el toque de autenticidad, tiene que provenir de la fuente divina.
Un enfoque espiritual de la oración proviene de una perspectiva más elevada acerca de Dios y de lo que son Sus medios, y del reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza como Sus hijos. A medida que oramos de esta manera, empezamos a sentir la presencia del Cristo, la Verdad, en nuestra vida. También aprendemos que la oración resulta de nuestra relación con Dios. De manera que no es sólo la respuesta a la oración lo que proviene de Dios. Es la oración misma, si con ello nos referimos a la forma más pura de oración.
Una vez que tenemos bien claro sus orígenes, no hay límite a lo que puede ser la oración sanadora. Al vislumbrar la fuente divina de la oración, encontramos que ésta nos habla de nuestra relación inquebrantable con Dios, y esto hace que la oración sea menos vulnerable a la rutina.
Dios, que es la Mente ilimitada, es la fuente de todas las ideas. Su naturaleza es impartir esas ideas al hombre. Además nos da los medios para recibir esas ideas y para ponerlas en práctica.
La naturaleza del hombre consiste en participar de lo que Dios imparte. En la verdad espiritual, lo que el hombre sabe sobre sí mismo, no es nada más que lo que Dios, la Mente divina, sabe que es el hombre. A medida que nos damos cuenta de que este hecho espiritual es una ley que gobierna nuestra vida, se produce la curación. Porque la curación ocurre cuando sale a luz — exactamente donde parece estar un mortal enfermo, quebrantado o frustrado — algún hecho espiritual específico que Dios imparte. Es el amanecer en la consciencia humana de lo que Dios ya sabe y hace.
Esto no quiere decir que podemos escapar de nuestras responsabilidades, ni sugiere que no tenemos que cumplir ningún papel en la oración y curación, porque tenemos mucho que hacer. La mente humana — con toda su arrogancia irreflexiva y ciegos alborotos de la voluntad — se tiene que frenar y subyugar para que los métodos y medios divinos puedan afianzarse. Y una comprensión del Padre Nuestro nos permite hacerlo.
Un amigo compartió conmigo su discernimiento de lo que son "los medios misericordiosos de Dios", parte del cual era semejante al mío. Al hablar del Padre Nuestro, me dijo que le ha sido útil estudiar la oración línea por línea y encontrar una sola palabra, un verbo, que definiera la acción que debía tomar. Por ejemplo, "Padre nuestro que estás en los cielos" puede interpretarse que significa que tenemos que reconocer la naturaleza de Dios como Padre. El verbo sería reconocer.
Desde que tuvimos esa conversación, hace años, he hecho muchas listas de verbos. Probablemente no haya dos listas totalmente idénticas. Una que escribí recientemente decía: "Reconocer. Adorar. Ser testigo. Aceptar. Perdonar. Seguir. Alabar".
¿Es ésta una versión simplificada del Padre Nuestro, una técnica para obtener una curación rápida y fácil? De ninguna manera. Esperamos que nos sumerja de nuevo en las profundidades del significado de las palabras de Jesús. En mí, ha tenido el efecto de cerciorarme de que estoy haciendo algo realmente, que en realidad estoy pensando cuando oro, y que no estoy simplemente rozando la superficie como si hubiera apretado el botón del piloto automático. Se puede orar el Padre Nuestro todos los días durante cien años sin agotar sus ideas nuevas y sanadoras.
Para mí, esas listas también han iluminado el Padre Nuestro como una clave para lo que Dios está haciendo. Por ejemplo, "Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal" nos dice, entre otras cosas, que Dios guía. Nosotros seguimos. Ambas acciones se unen en armonía. Se juntan en un acontecimiento divino — la curación — a medida que entendemos nuestra relación espiritual con El.
Aquí tenemos una ilustración de cómo se produce una curación así. Una señora Científica Cristiana se lastimó gravemente un ojo. A pesar de sus oraciones, permaneció ciega de ese ojo durante los siguientes veinte años. Hace poco, mediante la oración persistente y con el tratamiento metafísico de una practicista de la Ciencia Cristiana, sanó. Su relato detalla algo de la historia como también la inspiración que la llevó a la victoria final.
Ella escribe: "Hace veinte años, una vecina se estaba mudando y la estábamos ayudando a poner su equipaje en el automóvil. Era necesario caminar sobre una zona cubierta con lajas sueltas sobre el césped. Una de esas piedras se movió inesperadamente debajo de un pie, y me hizo caer pesadamente contra el metal del baúl del coche. El ojo izquierdo recibió un golpe muy fuerte. No demoré mucho en darme cuenta que no podía ver con ese ojo.
"Unas semanas después tuve que renovar mi permiso para conducir, y cuando me examinaron la vista me dijeron que no veía por el ojo izquierdo. Me dijeron que debía volver con un certificado que mostrara exactamente cuánto veía con el ojo derecho. Este certificado probó que veía muy bien con el ojo derecho, y el Departamento de Automotores me dio una licencia para conductores que tienen visión en un solo ojo.
"Esa fue la clase de licencia para conducir que usé durante los siguientes veinte años.
"Después de este tiempo, empecé a sentir un poco de dificultad para leer. Fue a esta altura que llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara por medio de la oración. Transcurrieron varios días, y una noche, al encender el televisor, vi que la imagen aparecía completamente clara y con colores brillantes. Me puse la mano sobre el ojo derecho y tuve la gloriosa comprobación de que ¡estaba viendo con el ojo izquierdo!
"A la mañana siguiente, desde una ventana, pude ver el panorama hasta muchas millas de distancia. Pensé en el amado Padre Nuestro. 'El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy' y en la interpretación espiritual que le da la Sra. Eddy en Ciencia y Salud. 'Danos gracia para hoy; alimenta los afectos hambrientos'!".
Esta señora tuvo su curación cuando tenía noventa y cinco años. Hoy goza de buena vista en ambos ojos. Reitero, uno puede orar el Padre Nuestro durante un siglo sin agotar las ideas nuevas y sanadoras que contiene.
La curación viene del Padre, de Dios. Hasta los medios de llegar a Dios para ser sanados vienen de El. Esta es la esencia de la oración verdadera. Cuando nos comprometemos en tal oración estamos utilizando Sus medios. ¿No podríamos decir que Jesús tuvo la intención que orásemos así? ¿No podríamos decir también que fue así que la señora fue sanada?
La inspiración que sana nunca tiene que detenerse. El Padre Nuestro es uno de "los medios misericordiosos" del Padre, y Sus medios nunca fallan.
