A Fuera La Lluvia caía sin compasión. Estaba bajando la escalera cuando mi esposo me preguntó: "¿Has terminado de construir tu parte del arca?" Claro que se refería al mal tiempo; pero, camino al centro de la ciudad, pensé seriamente sobre esa pregunta en un contexto más profundo, y en la respuesta que Dios exige de nosotros.
Durante esa media hora de viaje, estuve pensando en el concepto de arca, y cómo se podría aplicar para proteger el pacto matrimonial entre dos personas. Sólo unas noches antes, mi esposo y yo nos habíamos quedado hasta tarde hablando sobre los desafíos que presentaba el matrimonio. El aburrimiento, la atracción hacia otras personas, el desencanto con la vida de casados, son sólo algunos de los aspectos negativos que pueden presentar desafíos a una pareja de casados. Especialmente nos preocupaba, tanto a mi esposo como a mí, el desafío que enfrenta el matrimonio cuando ambos tienen una profesión fuera del hogar. La tentación de creer que una profesión, un colega, o determinado estilo de vida es más interesante que el propio cónyuge, ha caído sin compasión contra hombres y mujeres por igual, así como caía la lluvia esa mañana sobre nuestro techo.
Podemos aprender algunas lecciones importantes de Noé, un hombre que sabía más acerca de tormentas, de vivir en parejas y de la seguridad de un arca, de lo que jamás nosotros necesitaremos saber. La Biblia nos dice: "Noé halló gracia ante los ojos de Jehová". Y más adelante agrega: "Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé". De modo que él fue elegido para reunir y salvar todo lo que era necesario para habitar nuevamente la tierra después del diluvio. A Noé se le ordenó que tomara dos de cada criatura, y también que llevara consigo a su esposa y familiares más cercanos. A medida que pensaba en la historia de Noé, considerando paralelos entre ésta y el matrimonio, aprendí una valiosa lección en la construcción de arcas.
Comparé la iniquidad que Dios condenó antes del diluvio con las atracciones sensuales de la época moderna, con los placeres y éxitos egoístas, el aburrimiento, el desencanto y la infidelidad. El arca tenía su fundamento en el pacto que Dios hizo entre El y la humanidad inmediatamente después de dar a Noé las instrucciones para la construcción del arca (ver Génesis 6:18). El pacto representaba para mí la relación verdadera que existe entre Dios y el hombre, incluso Su amor, cuidado y justicia, y la obediencia y rectitud del hombre. El matrimonio también es un pacto. Exige esas cualidades de Dios en hombres y mujeres, y requiere que cada uno mantenga su pacto con Dios y con su cónyuge.
El "gran diluvio" me hizo pensar en una limpieza, un proceso de purificación, de todo lo que era impuro, sensual y mortal. Hay momentos en todo matrimonio en que ambas partes deben purificar el concepto que tienen del matrimonio y encontrar formas nuevas, pacíficas y motivadas por Dios para mantener sus relaciones.
Ciencia y Salud por la Sra. Eddy define el término bíblico arca, en primer lugar, como "seguridad". Y la definición dice más adelante: "El arca indica la tentación vencida y seguida de elevación". La seguridad de Noé fue el resultado de su pureza y bondad, de haber caminado continuamente con Dios. La seguridad de un matrimonio también descansa en la pureza de cada cónyuge y de su fidelidad al pacto matrimonial. Hoy, la tentación es que aceptemos y tomemos parte en la infidelidad, en la separación de familias, y en la ciega ambición que va en pos del éxito a expensas de todo lo demás.
Cualesquiera de nosotros, una vez que nos hayamos cometido al matrimonio, podemos vencer el ataque de las tentaciones de la sociedad, y hallar una exaltación individual interior. Podemos comenzar cada día por construir en nuestro pensamiento un arca que contenga y atesore nuestros votos matrimoniales. Podemos reclamar nuestra pureza e inocencia como hijos de Dios, y saber que Dios, el bien, motiva nuestra acción y atracción. Podemos aferrarnos al hecho de que el verdadero éxito no depende del sensualismo, la diversión constante, la riqueza material o el prestigio, sino de nuestra obediencia al gobierno de Dios. Todo esto es muy natural, porque nuestra verdadera naturaleza — nuestro único ser genuino — es pura, está perpetuamente satisfecha y bajo el gobierno amoroso de Dios.
Una vez construida, nuestra barca de pensamientos puros nos mantendrá a salvo de las tormentas de las atracciones falsas, del aburrimiento y otras cosas que quisieran destruir nuestro bienestar y el pacto matrimonial. Entonces nos regocijaremos a diario, sabiendo que hemos cumplido con nuestra responsabilidad de construir el arca.
