¿Ha Pensado Alguna vez el modo en que el crecimiento espiritual y la curación van juntos? Cuando una curación se efectúa rápidamente, o principalmente por medio de las oraciones de un practicista de la Ciencia Cristiana, tal vez a veces lleguemos a pensar que poco o nada ha cambiado en lo que respecta a nuestro crecimiento espiritual. Por el contrario, si estamos orando durante cierto tiempo por una dificultad que persiste, tal vez pensemos que estamos progresando mucho espiritualmente, pero no tenemos la curación que esperamos. Sin embargo, en último término el crecer en entendimiento espiritual sí resulta en curación y comprendemos que la corriente de curación siempre estuvo en movimiento, aun cuando parecía invisible.
El crecimiento espiritual consiste en aprender a conocer mejor a Dios, a confiar más en El. Es aprender más sobre nuestra verdadera identidad espiritual como imagen y semejanza de Dios. El verdadero crecimiento espiritual también implica llevar nuestro entendimiento a la práctica, manifestar más el carácter cristiano, expresar más bondad, más amor, más integridad, y progresivamente más confianza. Esta clase de crecimiento debe de conducir a la curación y debe de ser parte de cada curación que experimentamos.
Cristo Jesús nos hizo una promesa que se relaciona con el crecimiento espiritual. Dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Pero probablemente todos hemos pasado por circunstancias en las que hemos sentido más ansia y sed de curación física que de justicia. Las palabras de Jesús nos alientan a procurar la justicia — la bondad — porque entonces, como lo prometió, seremos colmados de bondad: de pureza, santidad e integridad.
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