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Una Mañana Desperte sintiéndome...

Del número de enero de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una Mañana Desperte sintiéndome mal, y durante el transcurso de la mañana me fui sintiendo cada vez peor al punto que casi no podía moverme y por momentos sentía que me iba a desmayar. Estaba en casa con mi hijo de siete años y con mi hijita que era un bebé. Mi hijo permaneció a mi lado y junto conmigo repitió palabras de los himnos del Himnario de la Ciencia Cristiana.

Entonces decidí llamar a una practicista de la Ciencia Cristiana para que orara conmigo. El niño me ayudó a caminar hasta el teléfono que estaba en el vestíbulo, y cuando la practicista contestó sólo pude decirle que tenía mucho dolor. Sin vacilar la practicista me dijo que iba a orar por mí de inmediato. Con la ayuda de mi hijo me pude volver a sentar, y como me parecía imposible poder leer, le pedí al niño que pusiera en la grabadora grabaciones del libro Ciencia y Salud escrito por la Sra. Eddy. Al principio apenas si podía escuchar las palabras que se estaban leyendo, pero de pronto sentí como si alguien me estuviera gritando en el oído: "La Mente es la fuente de todo movimiento, y no hay inercia que demore o detenga su acción perpetua y armoniosa". Inmediatamente sentí que algo se ajustaba en mi estómago, y el dolor cesó. Llamé de nuevo a la practicista para agradecerle por su ayuda inmediata y decirle que todo estaba bien. La sonriente expresión en la carita de mi hijo me indicó que él también sabía que todo estaba bien.

Esto siempre ha sido para mí un lindo ejemplo de cómo el Amor divino se comunica y responde a la necesidad humana.

Mirando en retrospección recuerdo que una de las preguntas que siempre me hacía era: "¿Qué es Dios?" Este interrogante nunca tuvo una total respuesta hasta que comencé a estudiar la Ciencia Cristiana. Recuerdo que cuando asistí al primer servicio dominical de la Ciencia Cristiana me sentí como el viajero que "regresa a casa". Comencé a estudiar el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, y el concepto maravilloso acerca de Dios que allí encontré me satisfizo tanto que sané de una condición nerviosa sin ningún esfuerzo consciente de mi parte. Había estado sufriendo de esta condición por cierto tiempo, pero durante mi lectura de este libro, desapareció. Y con ello también desapareció una condición de cansancio de la vista.

Posteriormente llegué a comprender que fue mi aceptación de las verdades acerca de Dios y del hombre que me fueron reveladas mediante mi lectura y estudio del libro de texto y de las publicaciones periódicas, lo que produjo estas curaciones. Mi gratitud a Dios aumenta cada día por esta magnífica revelación, y con ello siento también un profundo aprecio por todo el movimiento de la Ciencia Cristiana y por su misión continua de alcanzar a toda la humanidad.



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