Agradezco Mucho A mis padres que me hayan llevado con regularidad a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana durante mi niñez. Atribuyo mi pasada y presente buena salud a la comprensión de las verdades espirituales que adquirí allí.
Una curación que tuve de niña testifica la eficacia de la oración en la Ciencia Cristiana. Mi hermana y yo padecimos de sarampión. No recibimos tratamiento médico. En su lugar, mis padres pidieron a una practicista de la Ciencia Cristiana que orara por nosotras. Al día siguiente, la erupción casi había desaparecido. La curación fue rápida y permanente.
Hace varios años tuve la oportunidad de participar en un viaje de estudios en el Sur de Asia. Se recomendaban vacunas y medicamentos preventivos, pero no eran requisitos legales. Yo había comprobado en la Ciencia Cristiana que Dios es nuestro verdadero sanador y protector. Debido a esto decidí confiar en Dios exclusivamente.
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