¿Has Sentido Alguna vez como que estás parado en la ribera de un río y que tus padres te están mirando desde el otro lado? Yo sí.
Cuando entré a la escuela secundaria, mi relación con mis padres comenzó a cambiar. Parecía que no estábamos de acuerdo en nada. Además, mis padres no me dejaban hacer muchas de las cosas que yo quería hacer. Esto daba origen a muchas discusiones.
Dejé de contarles a mis padres acerca de mis actividades y opiniones porque sentía que ellos simplemente no me comprendían. En lugar de eso, le contaba todo a mi mejor amiga. No obstante, me sentía fastidiada y preocupada; y comencé a orar con el fin de saber cómo resolver esta situación, la cual, en mi opinión, era totalmente injusta.
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