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Mi Madre Ha sido Científica Cristiana...

Del número de abril de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mi Madre Ha sido Científica Cristiana desde niña, y yo he asistido a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana desde muy pequeña. En la Escuela Dominical aprendemos los Diez Mandamientos, el Padre Nuestro y el Sermón del Monte que dio Cristo Jesús.

Cuando tenía siete años, con frecuencia mi nariz goteaba o estaba tapada. Mi padre no es Científico Cristiano, así que le pidió a mi madre que me llevara a ver a un médico. Este me hizo exámenes para ver si tenía alguna alergia. Los exámenes indicaron que era alérgica a la leche. Al principio, no tomé leche ni consumí ninguno de sus derivados durante un mes. Después sólo podía tomar leche cada cuatro días.

Después de un tiempo, mi nariz volvió a gotear o a taparse. Mi padre dijo que tenía que volver a ir al médico. Entonces mi madre pidió una cita y se la dieron para un mes después. Mi madre dijo que ésa era nuestra oportunidad para probar que la Ciencia Cristiana sana. Le dije que yo ciertamente quería sanar. Mi madre me dijo que orara a Dios como había aprendido a hacerlo, y que ella también oraría. Ella estaba segura de que yo podía sanar de la alergia.

Cuando visitamos a la especialista en alergia, me hizo nuevamente los exámenes, porque ésta era otra especialista (el primero no podía atendernos). Esta médica me hizo el doble de exámenes de los que me había hecho el primer especialista. Luego nos dijo que yo no era alérgica a nada. Incluso respiraba libremente, y mi nariz ya no goteaba.

Estoy agradecida a Dios por Su amor. El nos ha demostrado Su amor a mi familia y a mí de muchas maneras. He aprendido en la Escuela Dominical que Dios es mi Vida, y la fuente de mi inteligencia. Aunque tenga mucho trabajo en la escuela, nunca parece demasiado pesado para mí.


Soy la madre de Joy. Es con inmensa gratitud que verifico la curación de Joy. Esta curación es especialmente valiosa para ella.

Cuando solicité una cita para que Joy viera a la segunda especialista en alergia, acabábamos de tener una maravillosa prueba del cuidado de Dios. Habíamos comprado nuestra propia casa, a pesar de que todas las evidencias indicaban que no podíamos hacer frente al anticipo ni a los costos que debíamos pagar al cerrar el trato. Razoné que era el momento de poner nuevamente en acción la misma confianza en Dios.

Por medio del estudio de la Lección Bíblica y de la “exposición científica del ser”, que aparece en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, traté de ver constantemente a Joy como ella realmente es: la hija perfecta y espiritual de Dios. Sabía que nuestro amado Dios no permitiría ni por un instante que Su linaje sufriera. La Biblia dice: “En él [Dios] vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos).

Estaba confiada en que la curación se produciría; y me sentí agradecida por la curación, aun antes de que se hiciera evidente. Cuando visitamos a la segunda médica, ella simplemente confirmó lo que yo ya sabía: que Joy no tenía ninguna alergia.

Nada puede reemplazar la total confianza en el cuidado de Dios que el estudio y la práctica de la Ciencia Cristiana me han dado.

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