Yo Habia Estado en la Ciencia Cristiana durante muchos años y había confiado en ella completamente para la curación de todos mis problemas: físicos, emocionales, sociales, de relaciones humanas, etc. De pronto, fui objeto de extremo acosamiento mental y verbal y de persecución en mi trabajo. Me sentía abrumada y agobiada al punto que lloraba continuamente y me sentía muy deprimida. Mi estudio y mis oraciones parecían dar poco resultado, aunque me esforzaba lo mejor posible por aferrarme, por lo menos, a uno de los pensamientos sanadores que percibía en cada Lección Bíblica semanal del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana.
Sentía que algunos de mis amigos Científicos Cristianos no comprendían lo que estaba pasando cada día, aun cuando trataban lo mejor que podían de ayudarme. La tensión fue aumentando ya que varios de mis amigos que no eran Científicos Cristianos me sugerían que pidiera ayuda psicológica o terapia y que me uniera a un grupo de apoyo para que me ayudaran a analizar mis problemas y hallar paz. Estos amigos me sugirieron que me preguntara a mí misma si mi religión estaba realmente respondiendo a mis necesidades, porque ellos estaban seguros de que no lo estaba.
Mi asistencia a la iglesia comenzó a ser irregular, y cuando asistía llegaba tarde y me iba temprano. Con frecuencia rompía en llanto en la iglesia, especialmente cuando alguien me decía que me habían echado de menos y que se alegraban de verme nuevamente. Esto en realidad me avergonzaba, así que dejé de asistir a la iglesia. Dondequiera que me encontraba con amigos comenzaba a llorar. De veras estaba considerando consultar a un psicólogo o a un consejero.
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