Un Domingo, Cuando estaba sirviendo de ujier en una iglesia filial de la Ciencia Cristiana, las palabras del título vinieron a mi pensamiento cuando comencé a recoger la colecta. Esas palabras fueron expresadas en la época del Antiguo Testamento por el Rey David a toda la gente que se juntó para expresar su gratitud a Dios dando contribuciones para la construcción del templo en Jerusalén. David dijo: “Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos”.
El dar diezmos o contribuciones expresa el consciente reconocimiento de las bendiciones de Dios. Y tenemos el privilegio y el beneficio de dar diezmos muchas veces cada día. Esto no quiere decir necesariamente contribuciones monetarias, sino el dar a otros, al mundo, de una manera espiritual.
El hombre, como el hijo propio de Dios, refleja a Dios; es el producto del Espíritu. Debido a esto, la sustancia del hombre, su inteligencia, sus verdaderos motivos, son el reflejo de su creador. Por lo tanto, en realidad, nada es nuestro. “De lo recibido de [la] mano [de Dios]”, cualidades, atributos, pensamientos, y así sucesivamente, damos por reflejo. Cristo Jesús dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
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