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Una Noche De verano, estaba...

Del número de mayo de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una Noche De verano, estaba tratando de recuperar un juguete de uno de nuestros niños debajo de la terraza del patio. Estaba bastante oscuro debajo de la terraza, y al arrodillarme para buscar el juguete, apoyé las rodillas sobre una tabla, de la que salían varios clavos oxidados. Al pararme, la tabla se quedó adherida a las rodillas. Después de quitar la tabla, entré en la casa y me lavé las rodillas lesionadas. Estaba apurada para tener la comida lista para nuestros hijos, y aunque las rodillas me dolían, decidí que me ocuparía de las heridas después que los niños estuvieran en la cama.

Una vez que ellos estuvieron acostados, me senté a leer la Lección-Bíblica semanal que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Leí muchas declaraciones hermosas, y sabía de una manera algo general y abstracta que esas declaraciones se aplicaban a mi situación, pero yo realmente no busqué como era que la verdad contenida en esas declaraciones se aplicaban a mi situación en esos momentos. Cansada, después de un día de mucho trabajo, y sintiendo que ya había hecho algún esfuerzo por ayudarme a mí misma, me fui a la cama. Sin embargo, en medio de la noche, me desperté con un dolor tan intenso en ambas piernas que me era imposible dormir. Me dolía levantar o aun mover las piernas. Sentí que era necesario que llamara a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara por medio de la oración, y así lo hice. Entonces también oré.

Siempre me ha gustado trabajar con la “Traducción científica” de Dios, el hombre y Su idea, que la Sra. Eddy da en la página 115 de Ciencia y Salud. Entonces al meditar acerca de la verdadera naturaleza del hombre como la idea de Dios, me di cuenta de que en verdad la totalidad de mi ser está constituida de lo que Dios comprende que es el hombre, lo que El sabe del hombre como Su imagen y semejanza, lo que El sabe de Su propia idea. También comprendí que Dios es bueno, y que ningún elemento desemejante al bien podría ser parte de Dios o Sus ideas. Nada desemejante al bien jamás podría invadir el verdadero ser del hombre, porque no podría nunca entrar en el ser de Dios, y el hombre es una imagen sostenida por Dios, la Mente.

Después que oré de esta forma por un rato, el dolor desapareció, y pude dormir cómodamente otra vez. Durante los dos días siguientes todavía tenía una ligera rigidez, pero a medida que seguía identificándome como la idea de Dios, poseyendo solo lo que Dios me da (todo el bien), la rigidez también desapareció.

Varios meses después, nuestra familia se mudó a otro país. Para que nuestros hijos pudieran matricularse en la escuela, ellos tenían que recibir vacunas, y entre ellas la vacuna contra el tétanos. Me preocupaba algo el hecho de si en este nuevo país nos permitirían o no apoyarnos en el tratamiento de la Ciencia Cristiana. Después que los niños recibieron las vacunas requeridas, recuerdo que pensé: “Bien, esto debería satisfacer a la gente”.

Algunos días después de esto, comencé a sentir dolor en las rodillas al subir las escaleras de nuestra casa. Me di cuenta de que yo había aceptado una sutil sugestión de que las vacunas que los niños habían recibido podrían protegerlos a satisfacción de aquellos que nos rodeaban. Yo estaba tratando de satisfacer la opinión del mundo. Tenía que ser obediente a las leyes que requerían las vacunas, pero yo no tenía que estar de acuerdo con la creencia general de que hay un poder, aparte de Dios, capaz de ser mejor cuidador que El.

Vi a Dios como Padre, un amoroso Padre-Madre, siempre cuidando de Sus hijos. Su amor por Sus hijos está apoyado por Su poder para cuidar de ellos. (Nada está fuera de Su poder.) Sus hijos no podrían estar más seguros que lo que estaban bajo Su cuidado. Al darme cuenta de esto, el dolor desapareció de las piernas, y nunca más volvió.

Estoy muy agradecida por todo lo que estoy aprendiendo, por medio del estudio de la Ciencia Cristiana, acerca de la relación entre Dios y el hombre. También estoy agradecida por la comprensión de que Dios es Dios y no un semidios, de que estamos hechos a Su semejanza, y no El a la nuestra. Esta comprensión ha hecho una gran diferencia en mi vida.


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