En La Region Andina de mi país, en la ciudad de San Carlos de Bariloche, se puede aprovechar la oportunidad de escalar el imponente Cerro López. El ascenso, ya sea por los senderos empinados o en un vehículo por un camino angosto y sinuoso, es una verdadera aventura. Pero, sin duda, una de las atracciones que complementa la ascensión es conocer el refugio que se encuentra en el pico, una estructura montañosa cálida donde cualquiera puede llegar y encontrar comida y abrigo temporal. El panorama desde ese punto es realmente impresionante. El contemplar el paisaje, formado por majestuosos picos y vegetación salvaje, a esa altura, naturalmente invita a la reflexión y al descanso.
La inspiración y posibilidad de apreciar las cosas desde un punto de vista elevado también están disponibles en otro sentido. Mediante el estudio consecuente de las Lecciones Bíblicas de la Ciencia Cristiana siempre podemos encontrar refugio y elevar nuestro pensamiento. Este estudio no sólo trae consuelo sino también guía en el crecimiento espiritual en nuestras actividades diarias y la resolución de las discordias. Amplía el pensamiento en todos los ambientes en que vivimos, ya sea en el trabajo o en las relaciones humanas — familia, escuela, iglesia — o cualquier otra actividad.
Cristo Jesús, en su deseo desinteresado de devolver a las personas la consciencia espiritual y la responsabilidad de mantener esa consciencia, dijo a la gente de su época: “Escudriñad las Escrituras”. Estas palabras, por supuesto, invitaron no sólo a la gente de entonces sino también a los hombres, mujeres y niños de todos los tiempos a investigar la Biblia.
El trabajo metódico de explorar la Biblia con la ayuda de su compañero, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, no siempre es fácil. Es posible que los escabrosos senderos de creer que nos falta tiempo, o los angostos y sinuosos caminos de la apatía no nos permitan alcanzar la cima de la inspiración. Tal vez, los atajos empinados de la falta de confianza en la dirección divina desaliente a algunos a siquiera iniciar la jornada. Pero escuche nuevamente la voz de Dios, y ¡siga adelante! Mediante el estudio y la oración espirituales diarias llegamos al refugio de la luz divina. A medida que nuestro estudio se vuelve regular y nuestra práctica de lo que estamos aprendiendo se hace consecuente, esos momentos de luz y refugio se vuelven experiencias regulares en nuestra vida.
Siempre que he tenido la oportunidad de consultar a un Científico Cristiano experimentado sobre cómo puedo sentir la presencia de Dios más continuamente en mi experiencia, cada uno ha confirmado el mensaje iluminador y sanador de las Lecciones Bíblicas. Esta fuente inagotable de renovación, donde todo aquel que lo desea puede empezar a descubrir la relación inseparable que tenemos con nuestro verdadero Padre, Dios — la Mente divina e infinita — ha sido un sistema usado por décadas por aquellos que desean conocer a Dios y a Su creación, y elevar la consciencia para comprender al ser verdadero.
El ver la creación de Dios — totalmente espiritual, intacta y perfecta — requiere el nutrimento diario que sólo la inspiración que Dios envía puede brindar. Por esta razón, estos dos libros, la Biblia y Ciencia y Salud, se pueden llamar la comida óptima, capaz de enriquecer profundamente todo lo que hacemos. Quienquiera que estudia estos libros con humildad y devoción, se dará cuenta de que su nombre, en el sentido verdadero, está inscrito en ellos, puesto que estará aprendiendo que es el hijo amado e inmaculado de Dios.
El error o la ignorancia del bien, en cualquier forma, a menudo golpea con insistencia en la consciencia humana. La autodisciplina mental y espiritual que se necesita para detectar y resistir los pensamientos intrusos se fortalece e incrementa mediante el estudio de la Lección Bíblica. La armonía es la ley de Dios, la Vida, y, en realidad, el hombre está establecido por esta causa creadora para reflejar al Principio divino para siempre.
Un ama de casa en Francia, un hombre de negocios en Canadá, un profesional en Chile, un estudiante en Africa, un trabajador retirado en Londres, un maestro en Japón, cualquiera puede encontrar la luz necesaria para iluminar su camino mediante una búsqueda en la Biblia y en Ciencia y Salud. Como es obvio, las costumbres pueden diferir entre un lugar y otro, y las personas van a ser diferentes, desde su percepción hasta el color de su piel. Pero todos aquellos que se están esforzando por percibir y demostrar que Dios y el hombre son uno “se encuentran juntos”.
El explorador cristiano comprende que el libro de la Sra. Eddy no es un sustituto de la Biblia. En vez de ello, Ciencia y Salud, como una llave, abre el sentido espiritual de la Biblia. Esto, a su vez, nos ayuda a comprender y a asimilar la verdad. Pero la base de todo siempre son las Sagradas Escrituras. La Sra. Eddy dice de sí misma en el Prefacio de Ciencia y Salud: “Ya antes, en 1862, empezó a escribir y a distribuir entre sus amistades los resultados de su estudio de las Escrituras, pues la Biblia fue su único maestro...”
Cuando comencé a estudiar la Ciencia Cristiana con regularidad, captó mi atención el hecho de que las Lecciones Bíblicas siempre parecían tener las respuestas para las necesidades presentes pero imprevistas, a pesar de haber sido preparadas mucho antes de que yo y otras personas las leyéramos.
Recuerdo que en esa época hubo una gran tormenta en nuestra ciudad que duró varios días, causando cortes de luz en innumerables zonas urbanas, las que también habían sido inundadas por la lluvia que había caído. La lluvia empeoraba cada vez más a juzgar por los desalentadores informes del servicio meteorológico. Tanto las personas en sus hogares como en los comercios del área buscaban maneras de detener el avance del agua mediante paredes contenedoras improvisadas (no muy eficaces).
Al principio, la situación no me preocupó mucho. Pero entonces, asombrado, observé que el agua comenzaba a entrar en mi casa. Casi no podía dejar de estar alarmado. Entonces, me di cuenta de que necesitaba un mensaje inspirado de Dios para poder encontrar una solución. De manera que, con la luz de una vela, comencé a estudiar la Lección Bíblica de esa semana. La inspiración de lo que estaba leyendo y tratando de comprender me llevó a centrar mi atención en este versículo del Antiguo Testamento: “Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos”. Y en Ciencia y Salud leí este pasaje que se refiere al mal descrito en el libro del Apocalipsis en la Biblia: “¿Qué importaría si el viejo dragón arrojara un nuevo río para ahogar la idea-Cristo? No podrá ni ahogar vuestra voz con sus rugidos ni volver a hundir al mundo en las profundas aguas del caos y la antigua noche”.
Esta lectura no sólo me calmó sino que me ayudó a percibir la seguridad divina que estaba presente y disponible para mí y para la gente en toda la ciudad. Entonces supe que todos estábamos protegidos en los brazos del Amor divino, unidos en el cuidado consolador de “Su presencia”.
Aún hoy me siento sorprendido cuando recuerdo esta experiencia, que me demostró el gran valor de mi estudio y el deseo de investigar la verdadera identidad de Dios y del hombre. Fue muy sorprendente ver que en un tiempo muy corto el agua comenzó a bajar hasta su cauce y se restableció la electricidad. Al día siguiente, todo comenzó a volver a la normalidad, con un suave sol otoñal que ayudaba en el trabajo de restablecer el orden en la ciudad.
Mi vida ha cambiado de maneras maravillosas al cosechar los beneficios de la guía y consuelo prácticos que Dios nos da y que las Lecciones Bíblicas de la Ciencia Cristiana nos ofrecen. Yo invitaría a cualquiera a estudiarlas, puesto que sin lugar a dudas su experiencia también puede ser maravillosa.
