La Descubridora De la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, al reconocer el notable progreso en el crecimiento de la iglesia logrado por sus primeros alumnos en el área de Chicago, hizo este comentario: “Un buen criterio, un algo poderoso enterrado en las profundidades de lo invisible, ha operado una resurrección entre vosotros y se ha manifestado en amor viviente” (Miscellany).
Después preguntó y dio respuesta a esta pregunta: “¿Qué es este algo, este fuego del fénix, esta columna de nube diurna, que ilumina, guía y protege vuestro camino? Es la unidad, el vínculo de la perfección, la expansión diez veces centuplicada, que circundará al mundo, la unidad que más despliega al pensamiento en lo más profundo de nosotros hacia lo más grande y mejor, la suma de toda realidad y todo bien”.
Imaginémonos lo que debe ser experimentar “la suma de toda realidad y todo bien” ¡aquí mismo y ahora! Y, asumiendo que la unidad espiritual verdaderamente es, como la Sra. Eddy lo dice, “el vínculo de la perfección”, la gente en todas partes, y por cierto todos los estudiantes de la Ciencia Cristiana, se beneficiarán en gran medida al obtener una comprensión mayor de él.
Podríamos preguntarnos: “¿El estar simplemente unidos asegura siempre un sentido verdadero de unidad espiritual como lo describe la Sra. Eddy?” No necesariamente. Por ejemplo, como ciudadanos de nuestro país podemos mantenernos unidos y, no obstante, tener decididamente puntos de vista diferentes en una gran variedad de asuntos que incluyen convicciones políticas, religiosas, comportamiento social y así por el estilo. Hay un gran abismo entre simplemente estar unidos y experimentar un verdadero sentido de unidad. Sólo la sincera unidad espiritual parece calificarse como “el vínculo de la perfección”.
Este concepto singular de unidad está basado en la comprensión de la unidad del hombre con Dios. La Ciencia Cristiana enseña que Dios es el Principio divino, el Amor. Dios es la causa fundamental: el Todo-en-todo. La Sra. Eddy usa este término para explicar que Dios y Su creación espiritual son uno. Dios es Espíritu, la única sustancia e inteligencia del universo y del hombre. El hombre, la imagen y semejanza de Dios como afirman las Escrituras, es el efecto perfecto y completo de esta causa única. Las propias palabras de Cristo Jesús expresan la unidad del hombre con Dios cuando dice: “Yo y el Padre uno somos”.
El mismo “vínculo de la perfección” que constituye la inseparabilidad del hombre de Dios también ofrece la posibilidad de experimentar una relación verdaderamente armoniosa y progresiva con nuestra familia, amigos, miembros de la iglesia y socios comerciales.
Los miembros de la Iglesia de Cristo, Científico, se unen al obedecer las enseñanzas de la Sra. Eddy y al procurar respetar el gobierno establecido en el Manual de La Iglesia Madre. Este notable documento no sólo asegura la pureza y permanencia de la iglesia, sino que al hacerlo se convierte en una herramienta indispensable para la guía diaria de cada miembro de la iglesia. Es el compromiso con las Reglas y Estatutos que contiene el Manual de la Iglesia y la subsecuente dedicación a vivir de acuerdo con ellos, lo que nos ayuda a adelantar la obra sanadora de la Iglesia.
El Manual de la Iglesia cumple una función irreemplazable en serio de la Ciencia Cristiana. Nos enseña a obedecer al Principio más que a la persona. Respecto a esto la Sra. Eddy escribe en Miscellany: “Esta iglesia es imparcial. Sus reglas se aplican no a un miembro solamente, sino a cada uno y a todos por igual. De esto estoy segura, que cada Regla y Estatuto de este Manual aumentará la espiritualidad de aquel que lo obedece, y fortificará su capacidad para sanar al enfermo, consolar a los que lloran, y despertar al pecador”.
También es importante reconocer que el Manual estipula claras diferencias entre el gobierno de La Iglesia Madre y el de las filiales y sociedades en todo el mundo.
¿Por qué el contraste? Una razón básica es que cada iglesia filial o sociedad, de acuerdo con el Manual de la Iglesia, está formada, gobernada y es disuelta por votos individuales de las personas que son miembros en ese momento. Por otra parte, La Iglesia Madre fue fundada por su Pastora Emérita, Mary Baker Eddy, y no hay una estipulación para su disolución. La Iglesia de Mary Baker Eddy, como está expuesto en su Manual, es perpetua. Por lo tanto, la Sra. Eddy recomendó que su Iglesia fuera gobernada y perpetuada por el Manual y no por personas, personalidad o política. El Manual de la Iglesia da a la Junta Directiva la responsabilidad de dirigir y administrar las operaciones y funciones diarias de La Iglesia Madre.
Esta manera singular de gobernar a La Iglesia Madre no deja a sus miembros fuera del procedimiento de gobernar. Brinda a cada miembro la más sagrada y eficaz forma de votar conocida: la oración. Comunicarse con Dios, la Mente divina única — la fuente de inteligencia infinita — es confiar en el recurso más elevado posible.
El confiar solamente en la oración exige gran fe y confianza en el gobierno de Dios. Exige un amor tan puro y grande que jamás falla, ni siquiera en momentos de serios desafíos.
De hecho, si un miembro se encuentra en desacuerdo con una determinada decisión de la Iglesia, un curso de acción apropiado siempre está a mano. En tales casos puede recurrir a Dios inmediatamente en oración, en procura de dirección y clarificación. La Sra. Eddy da un buen consejo en Ciencia y Salud para tales momentos de preocupación: “Si queréis conocer el hecho espiritual, lo podéis descubrir invirtiendo la fábula material, ya sea que la fábula esté en pro o en contra — ya sea que esté de acuerdo con vuestras nociones preconcebidas o sea completamente contraria a ellas”.
Hace algunos años, un hombre a quien conozco, tuvo que enfrentar una situación de desacuerdo con una operación que iban a hacer los miembros de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, de la cual él era miembro. Tenía que ver con la compra de una propiedad con el sólo propósito de revenderla en el futuro con una ganancia para juntar fondos para adquirir una nueva iglesia. Su punto de vista estaba muy en contra de esa operación, de manera que hizo una súplica vehemente al resto de los miembros en una reunión de miembros. Dijo que cuando se hizo la votación, su voto fue el único “no”, aunque dado con gran convicción.
Su primera reacción fue la de sentirse aplastado por esa derrota abrumadora, y su confianza en sí mismo fue severamente abatida. Al recurrir a Dios en oración, le vino el pensamiento que aunque se sentía tan seguro en cuanto a este asunto, era muy posible que estuviera equivocado.
Digno es de mencionarse, que el haber admitido su derrota no debilitó su íntima convicción, sino que se sintió seguro de que si estaba equivocado, le sería revelado, y que si el resto de los miembros estaba equivocado les sería revelado a ellos también.
Como resultado de sus oraciones, mi amigo no tuvo sentimientos de justificación propia ni de justa indignación. Cuando pensaba acerca de la situación, mantenía la convicción de que no fuera hecha su voluntad, ni la voluntad de alguien más, sino la voluntad de Dios. Con esta actitud tuvo un verdadero sentido de unidad con Dios como también con los otros miembros de su iglesia.
Cerca de un año después, en una reunión de miembros de su iglesia filial un miembro suscitó el mismo asunto, sugiriendo que la compra de la propiedad había sido una equivocación, citando las mismas razones que mi amigo había presentado previamente. Después de un corto intercambio de ideas se votó casi unánimemente por la rápida venta de la propiedad sin pensar en ninguna ganancia. Poco después estuvo disponible, y se compró, una propiedad ideal para una nueva iglesia. Esa iglesia filial continúa prosperando y creciendo.
Se necesita gran amor y fe en nuestra Guía y en su Manual de la Iglesia para estar dispuesto a confiar en él como “la ley de Dios” para gobernar y proteger nuestra Iglesia y su misión a través de toda tribulación. Este sentido puro de unidad, que es verdaderamente “el vínculo de la perfección”, tiene que empezar dentro del corazón de cada persona. Está aquí, entonces, podemos y debemos empezar a desarrollarlo.
