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¿Te gusta trabajar?

Del número de enero de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Te has encontrado alguna vez tratando de arreglar tu cuarto y pensando al mismo tiempo que detestas hacerlo? Es trabajo pesado. ¿Y qué te parece jugar fútbol o ayudar a mamá a hacer galletas o cualquier otra cosa que te encanta realmente hacer? ¡Eso sí que es fácil! Se puede hacer por horas sin sentir cansancio o aburrimiento, ni desear estar en cualquier otra parte. Con cuánto gusto hornea uno las galletas pensando en compartirlas más tarde con la familia, y siempre está uno listo para jugar otro juego la semana entrante. Cuando uno hace algo que le gusta, no parece que sea trabajo.

Puede que uno diga: "No me gusta limpiar mi cuarto. Tampoco me gusta estudiar matemáticas. Es muy aburrido. Es muy pesado. ¿Cómo voy a hacerlo con gusto si me fastidia?"

¿Cómo podemos amar? La Ciencia Cristiana nos enseña que podemos aprender a amar volviéndonos a Dios, el Amor divino.

Dios hizo a Sus hijos semejantes a El, puesto que El es bueno y es Amor, Sus hijos realmente tienen que ser buenos y amorosos siempre, tal como Dios es. Los pensamientos de aburrimiento o de queja no vienen de Dios y no pertenecen a Sus hijos. Cuando expresamos cualidades divinas como paciencia, inteligencia, deseo de ayudar, orden, es natural que nos sintamos más cerca de Dios y más espirituales, como Dios nos hizo. El Amor divino y la inteligencia son infinitos, lo cual significa que el Amor y la inteligencia que Dios nos da nunca pueden acabarse. Siempre podremos tener abundante amor e ideas para poder expresar ese amor en todo lo que hacemos.

Una vez tuve que hacer una tarea que me disgustaba mucho. Implicaba por lo menos un millón de problemas de matemáticas, y pensé que probablemente me tomaría varios días terminarlo. La estaba haciendo bien, pero mientras trabajaba estaba pensando "¡realmente odio hacer esto!". Una y otra vez seguía pensando cuánto odiaba el tener que hacer esto. Pronto comencé a sentir mucho dolor en la espalda y me sentía fatigada y de mal genio.

Entonces pensé: "Si Dios es Amor y yo soy Su reflejo, el odio no puede formar parte de mi pensamiento. Mis pensamientos solo pueden estar llenos de amor". Con lo cual me dispuse a escuchar solamente pensamientos amorosos que vinieran de Dios. Vi entonces que en el trabajo que tenía que terminar podía amar la manera en que las respuestas correctas se complementaban, un poco como las diferentes piezas se complementan en un rompecabezas.

Decidí que en lugar de continuar sintiéndome molesta por todo el trabajo que tenía que hacer, debía sentirme agradecida por todo lo que me estaba enseñando. Al escribir cada respuesta correcta, daba gracias a Dios por Su ayuda y Su cuidado.

Al principio no fue tan fácil amar esa tarea, pero una vez que me sentí dispuesta a escuchar los amorosos pensamientos de Dios, en lugar de los odiosos pensamientos de queja, descubrí muchas maneras para hacer que mi trabajo fuera más placentero. Mi espalda también dejó de doler.

Cristo Jesús siempre hizo su trabajo con mucho amor. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy dice: "Estaba inspirado por Dios, por la Verdad y el Amor, en todo lo que dijo e hizo".Ciencia y Salud, pág. 51.

Siempre podemos escuchar los amorosos pensamientos de Dios que nos inspiran a hacer muy bien nuestro trabajo. Entonces cada trabajo que tenemos que hacer, incluso los largos y pesados, se pueden hacer con alegría.

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