Cuando Era Pequeña, tenía una enfermedad crónica del oído que todos los años me hacía permanecer en cama por varios días y, para protegerlo del aire, por varios años usé una boina sobre el oído.
Después que fui ya mayor y me mudé de mi país natal, Holanda, para trabajar en Inglaterra, el dolor volvió otra vez. Fui a un especialista de oídos para que me hiciera un examen. Cuando me examinó dijo con mucha compasión: “¡Usted debe de haber tenido mucho dolor porque tiene un orificio en el oído!” Me dio una gotas, y el dolor no volvió a presentarse por muchos años.
Sin embargo, varios años después, el problema se presentó nuevamente. En ese entonces, ya era estudiante de la Ciencia Cristiana y sabía que la curación completa se produciría a través de la Ciencia Cristiana porque había obtenido una comprensión del poder de la curación del Cristo. También me había familiarizado con esta declaración del Glosario de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy: “Oidos. No los órganos de los llamados sentidos corporales, sino comprensión espiritual”.
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