La Economia. No es que pensemos en ella constantemente. Pero para todos nosotros es una preocupación latente. Uno de los títulos de un diario nos dice que uno de los principales fabricantes de autos está tratando de poner en práctica un programa para abaratar los costos. Otro dice que la economía todavía está endeble pero quizás esté repuntando. Leemos sobre despidos, la caída vertiginosa del valor de la propiedad y que los sueldos cada vez rinden menos.
En las calles céntricas de la ciudad vemos señales dolorosas que nos recuerdan que los tiempos son duros. Hombres y mujeres demacrados llevando sus cosas personales en bolsas de plástico, durmiendo en los umbrales, pidiendo unos centavos para comprar algo para comer.
Si hay algo que podemos aprender de todo esto es que una economía tan cambiante no puede cooperar con nuestros planes. ¿Significa esto que deberíamos evitar todo tipo de compromisos financieros, como sería comenzar un negocio, casarnos, formar una familia, comprar una casa, o aun firmar un contrato? ¿Acaso debemos poner nuestra vida en un compás de espera, hasta ver lo que nos depara el futuro: el año próximo, el mes próximo o aun mañana?
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