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¿De qué manera podemos ayudar al mundo?

Del número de julio de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El Lugar Donde trabajo requiere de la mayor parte de mi tiempo. Las personas que me conocen a menudo me preguntan si no me aburro de estar ahí. Lo cierto es que nadie tiene que aburrirse si ocupa su pensamiento en algo constructivo. Aun cuando se está preparando el almuerzo, pintando un cuadro, o sólo pasándola bien, uno puede orar por el mundo que lo rodea. La oración no requiere muchas palabras; puede ser simplemente una manera más espiritual de pensar. Una forma de orar es permitir que nuestro enfoque de ver las cosas sea guiado por Dios, la Verdad. En vez de aceptar conjeturas tradicionales acerca de nuestro mundo, podemos escuchar lo que la Verdad nos imparte. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), explica en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: “Los rayos de la Verdad infinita, cuando se concentran en el foco de ideas, traen luz instantáneamente, mientras que mil años de doctrinas, hipótesis y vagas conjeturas humanas no emiten tal fulgor”.Ciencia y Salud, pág. 504.

Algunas veces es difícil cambiar ideas y pensamientos profundamente arraigados. Pero la Biblia es el maestro perfecto. En ella encontramos relatos de curaciones sorprendentes para un mundo tan escéptico como el actual. La Biblia narra ocasiones especiales, tales como la multiplicación de los panes y los peces que alimentó a una multitud. El hecho de que Cristo Jesús alimentó a miles de personas fue, sin lugar a dudas, una prueba de que Dios cuida de las necesidades de cada persona. Nuestro Padre-Madre divino nos ama y protege diariamente de necesidades y de pesar. El guía los pasos de nuestros hijos. Nuestra oración por el mundo es una afirmación de que nadie está fuera del cuidado de Dios. Dios no hizo una creación mortal susceptible al mal. El hombre de Dios es espiritual. Dios creó la vida y el universo para que manifestaran Su abundancia, y que no estuvieran agobiados con temores y conflictos. Como dice la Biblia al principio, El mandó y fue hecho, y El vio todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera, sin defecto ni error. Todos tenemos la oración — esa arma espiritual, poderosa en Cristo— que nos impulsa a pensar correctamente, que nos da nuevas alegrías, que nos renueva y trae paz. Es la influencia del Cristo en nuestra consciencia lo que nos asegura que el hombre es el reflejo espiritual de su creador, Dios. Podemos contar con Dios en toda situación que se presente porque El no es una persona material sino el Espíritu divino que nos incluye a todos y es Todo. En Salmos leemos: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Salmo 46:1. El nos da el poder para mejorar nuestro pensamiento acerca del mundo en que vivimos, y de esta manera, al reconocer que nada es imposible para Dios, pronto vemos que nuestro pensamiento más espiritualizado se expresa en buenas obras.

Algunas veces escuchamos, en los medios de comunicación, acerca de músicos que se reúnen para dar conciertos con el propósito de ayudar a aliviar el hambre que existe en países necesitados o para otro tipo de campañas. Claro está, no es necesario que todos salgan a la calle con carteles y anuncios para despertar al mundo. Cada uno de nosotros individualmente puede ayudar a los demás al comprender la realidad del bien y el poder de Dios.

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