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LA PLAZA

Así como la plaza o el mercado en una comunidad es el lugar de encuentro para la gente y sus actividades, LA PLAZA es un lugar donde los lectores del Heraldo pueden compartir experiencias y lecciones que han aprendido mediante las revelaciones espirituales adquiridas al trabajar para la iglesia y la comunidad.

UN FORO

Los Evangelios anuncian las buenas nuevas

(Primera parte)

Del número de julio de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Esta serie ilustrada que se publica en el Heraldo —“El poder reformador de las Escrituras”— trata sobre la dramática historia de cómo se desarrollaron las escrituras en el mundo a lo largo de miles de años. Se concentra en los grandes reformadores que escribieron y tradujeron la Biblia. Muchos dieron su vida para hacer que la Biblia y su influencia reformadora estuviera al alcance de todos los hombres y mujeres. Esta es una serie.

Los judíos devotos habían estado esperando durante siglos. Sus profetas — hombres como Isaías, Zacarías y Daniel— habían prometido la venida del Mesías, el que traería paz y sentaría las bases para que se hiciera justicia en Palestina, y establecería el reino de Dios en la tierra.

Para algunos judíos esta promesa del Mesías no era algo urgente. Por ejemplo, los sacerdotes saduceos, estaban contentos de colaborar con los conquistadores romanos. Oficiaban los ritos ceremoniales en el Templo como lo habían hecho durante siglos, y mantenían su posición dominante en el Sanedrín, el consejo religioso más importante de los judíos.

Los fariseos, por otro lado, estaban más impacientes con el dominio romano. Movimiento no religioso compuesto enteramente por gente laica, anhelaban la llegada del Mesías.

Una secta monástica, la de los esenios, estaba tan convencida de que la venida del Mesías era inminente, que se fueron de Jerusalén en protesta, asqueados de la secularización del pensamiento de los judíos. Esta secta estableció una comunidad religiosa en Qumrán, mirando hacia el Mar Muerto. Concebían la vida como una batalla viciosa entre el bien y el mal. Sentían que solamente un Mesías podría terminar con esta batalla y dar finalmente el triunfo al bien. Su biblioteca Bíblica y otros textos, que hoy se conocen como los Papiros del Mar Muerto, fueron descubiertos en once cavernas costeras entre 1947 y 1960.

Alrededor del año 30 d.C., un grupo de judíos y de palestinos consideraban que el Mesías en realidad ya había llegado. Escuchaban con atención cuando un hombre joven llamado Jesús les dijo que se arrepintieran de sus pecados y que hicieran un lugar en su vida para el reino de Dios. Sus palabras eran poderosas y sanaban a la gente de todo tipo de enfermedades — aun la que la Biblia denomina lepra— y cambió sus vidas tan radicalmente que los hizo sentir regenerados, como si hubieran vuelto a nacer.

Sólo un grupo pequeño de los judíos que vieron y oyeron a Jesús reconoció que era el Cristo, el Hijo de Dios. Estaban seguros de que él era el Mesías prometido, y lo amaron instantáneamente, por lo cual dejaron todos los otros asuntos de su vida y le siguieron.

Pero no todos estuvieron complacidos con el mensaje de Jesús. Hasta algunos de sus seguidores comenzaron a abandonarlo cuando sintieron las duras exigencias espirituales de que se reformaran y regeneraran.

Con el tiempo, el mensaje de Jesús se volvió tan ofensivo para las autoridades judías que lo entregaron a los romanos para que lo crucificaran. Pero ni la muerte pudo interrumpir su misión. A los tres días de haber sido sepultado en un sepulcro de piedra, reapareció a sus temerosos y asombrados discípulos. Por algunos días se reunió con ellos, diciéndoles que llevaran las buenas nuevas, o el “evangelio” del reino de Dios y su resurrección hasta los confines de la tierra.

Obedeciendo el último pedido de su Maestro, los discípulos narraron una y otra vez la historia del evangelio — por toda Palestina y más allá— a todos los que la escucharan. Y a la gente que creía en estas buenas nuevas se la conoció como “cristianos”.

LA TRADICION ORAL

Por lo menos, durante veinte años después de la resurrección de Cristo Jesús, la historia de su vida fue narrada de boca en boca, aunque es probable que no haya sido narrada como una historia continua de acuerdo con su orden cronológico.

Esta tradición oral tuvo variadas formas. Algunas se llaman ahora historias con declaraciones, conversaciones cortas entre Jesús y otras personas que terminaban en una declaración muy poderosa de él. Algunas historias se centralizaron en los “milagros”, las curaciones que llevó a cabo el Maestro. Luego estaban las parábolas (a menudo descritas como historias mundanas con un significado espiritual), dichos y semejanzas. Y en algunos casos las tradiciones incluían narraciones sobre los sucesos de la vida de Jesús, como los relatos acerca de su nacimiento o su crucifixión.

A medida que los testigos directos de la carrera de Jesús empezaron a desaparecer en la mitad del primer siglo d.C., y en especial después de que los romanos terminaron con la revuelta de los judíos en Jerusalén en el año 70 d.C., algunos cristianos se preocuparon de que la historia de la vida de Jesús se perdería por completo a menos que alguien la escribiera. Así que empezaron a hacer anotaciones sobre las enseñanzas de Jesús y los hechos de su vida. Con el tiempo, estos escritos fueron reducidos a cuatro: los libros del “evangelio”, según Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos libros se convirtieron en la piedra fundamental del Nuevo Testamento.

LA COLECCION Q

La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que los primeros escritos sobre Jesús eran una colección anónima, ahora conocida simplemente como Q (abreviatura de la palabra alemana Quelle, que significa “fuente”). La fuente Q no contenía muchas narraciones sobre la vida de Jesús. Sin embargo, documentó, probablemente de lo que contaron los testigos presenciales, muchas declaraciones de Jesús, algunas historias sobre Juan el Bautista, la historia de cuando Jesús es tentado por el demonio, así como también parábolas y milagros. Ciertamente el material Q fue casi seguro escrito en arameo, la lengua hablada de los judíos.

Nunca se encontró el material Q original, pero los eruditos consideran que han encontrado una considerable proporción de él en el Evangelio según Mateo y Lucas, en particular en el Sermón del Monte y en las enseñanzas de Jesús acerca del reino de los cielos y en la necesidad de amar a nuestros enemigos.

Por ser la más antigua versión de las enseñanzas de Jesús, la colección Q puede muy bien haber tenido mucha precisión y validez.

EL EVANGELIO SEGUN MARCOS

El primer cristiano que documentó los acontecimientos de la carrera de Jesús con cierto orden cronológico fue el escritor del evangelio que conocemos con el nombre de Marcos, si bien su identidad no está del todo comprobada. Fue escrito alrededor del año 70 d.C., en la época en que las fuerzas romanas destruyeron Jerusalén, y les habló con urgencia exhortando a los judíos cristianos de su comunidad. El los instó a que se mantuvieran firmes en la fe.

Es probable que el Evangelio según Marcos estuviera dirigido a los lectores que vivían fuera de Palestina y tuviera el propósito de probar que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios.

Uno de los temas más importantes de Marcos es que la autoridad que tenía Jesús sobre las fuerzas de la tierra, los demonios, el pecado, la enfermedad y aun el ritualismo de la ley mosaica, era única. Marcos reconoció que a pesar de que el maestro podía controlar las fuerzas materiales, con el tiempo tendría que soportar un gran sufrimiento. De modo que Marcos presagia reiteradamente lo injusto de la condenación y la crucifixión de Jesús.

El relato de Marcos sobre el ministerio de Cristo Jesús brinda seguridad a la comunidad cristiana. Usa palabras perentorias, tales como inmediatamente, y enseguida, para demostrar que Su Hijo bienamado tenía de inmediato el poder de Dios. Marcos indica que este mismo poder está todavía con los cristianos, aun en los momentos de angustia que ellos tienen que enfrentar hoy.

Marcos desea que los lectores entiendan que Jesús era en realidad el Cristo, así que destaca el poder que tenía el Maestro para calmar la violencia de la tormenta en el Mar de Galilea y para realizar los innumerables milagros, que Marcos describe con mayor detalle que otros escritores del evangelio. Además de destacar la identidad de Jesús como el Hijo de Dios, el Evangelio según Marcos narra la transfiguración de Jesús. Sus discípulos ven que su vestimenta está radiante de luz espiritual, y que habla con Moisés y Elías. Luego escuchan la voz de Dios que dice: “Este es mi Hijo amado; a él oíd”. Marcos 9:7.

En uno de los pasajes clave de Marcos, Jesús predice la destrucción del gran Templo de Jerusalén y una serie de sucesos catastróficos: guerras, desastres naturales y cataclismos. Pero Jesús promete que, después de estos acontecimientos, el Hijo del hombre finalmente llegará “con gran poder y gloria” Marcos 13:26. para salvar a la humanidad.

En su narración sobre la última cena de Jesús con sus discípulos antes de su crucifixión, Marcos declara en forma simple, pero elocuente, que Jesús debe dar su vida para salvar la de los otros. Su evangelio termina poco después con la descripción de los últimos acontecimientos de la carrera de Jesús, entre ellos su resurrección de la muerte y su ascensión. Marcos ya se había referido al resto de la historia de Jesús, al dar a entender que Cristo Jesús es el Hijo del hombre según la profecía del Antiguo Testamento, que el Cristo reinará para siempre, y que este reino comenzará en cualquier momento.

Mary Trammell, nuestra Redactora Adjunta, es especialista en estudios bíblicos, y William Dawley, nuestro Redactor de Secciones Especiales, tiene mucha experiencia en periodismo.

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