Durante Cincuenta Y siete años he recurrido y dependido solamente de mi fe en Dios para satisfacer todas mis necesidades. Comencé a comprender a Dios en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Las verdades espiritualmente científicas que aprendí, las practiqué con el apoyo y guía de mis padres, quienes me ayudaron a confiar por completo en Dios. Esto construyó una base firme.
Vi una prueba del poder de Dios para sanar cuando yo tenía unos trece años de edad. Durante una excursión de campamento, estuve en contacto con una hiedra venenosa que me produjo una erupción en casi todo el cuerpo. Pude hablar por teléfono con mis padres para pedirles que oraran por mí y decirles que me llevaran a casa. Antes de dejar el campamento, mi madre me dijo que la presencia de Dios estaba en todas partes y que allí mismo y en ese preciso instante yo era la imagen y reflejo de Dios, y que no podía estar separado de Su cuidado. Mi madre continuó orando por mí cuando llegamos a casa. Me explicó que la experiencia tan agradable de ese campamento no podía terminar en malestar, y mencionó las siguientes palabras de Ciencia y Salud: “.. . el gozo no puede convertirse en pesar, porque el pesar no es el vencedor del gozo.. .” (pág. 304). Poco después, la erupción desapareció.
A medida que crecía mi entendimiento, pude orar mejor por mí mismo. He tenido muchas experiencias de protección, especialmente durante el período de veintidós meses consecutivos transcurridos en una zona de combate durante la Segunda Guerra Mundial.
Mientras cursaba estudios superiores, fue para mí una gran ayuda haber comprendido que la fuente de mi inteligencia era Dios. En Ciencia y Salud leemos: “La única inteligencia o sustancia de un pensamiento, de una semilla o de una flor es Dios, su creador” (pág. 508). Yo pude aplicar este principio con éxito en mis estudios.
Desearía compartir en especial una curación que tuvo lugar hace poco tiempo durante mi servicio en el Cuerpo de Paz. Estuve dos años como voluntario en América Central. La iglesia de la Ciencia Cristiana más cercana se hallaba muy distante en otro país. Sin embargo, cada domingo pude escuchar con mi radio de onda corta los servicios religiosos de La Iglesia Madre, así como otras noticias y transmisiones religiosas de La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana. Este contacto y apoyo me sanaron de todo sentimiento de separación o aislamiento de mi iglesia y de mi hogar.
Durante mi estancia en América Central, estuve a punto de quedar ciego de un ojo. Sentí la necesidad de pedir ayuda por medio de la oración a un practicista de la Ciencia Cristiana, y pude comunicarme por teléfono casi de inmediato con una persona del lugar. El practicista se dedicó a orar por mí enseguida y me ayudó a entender el concepto espiritual de la vista. Pero después de varios días, aunque hubo alguna mejoría, yo sentí que debía orar más sobre esto y continué estudiando por mí mismo. Percibí con mayor claridad que todo lo que es evidente físimente, no ha sido creado por Dios.
A medida que oraba, me vino la idea de estudiar las palabras de los himnos en el Himnario de la Ciencia Cristiana. ¡Qué maravillosa experiencia fue descubrir que muchos de los himnos mencionan la luz, la mirada, la vista y términos correlativos! En el Glosario de Ciencia y Salud leemos esta descripción: “Ojos. Discernimiento espiritual — no material, sino mental” (pág. 586). Mi receptividad trajo como resultado un mayor progreso a medida que mi concepto de la vista cambió al ir reemplazando la imagen material por el discernimiento espiritual. En pocos días mi vista volvió a la normalidad. Estoy muy agradecido por el crecimiento espiritual que se produjo durante esta curación, y en especial por la manera en que mejoró mi percepción acerca de los demás. También estoy agradecido por el apoyo de mi esposa, que no es Científica Cristiana, pero pudo reconocer y vencer su propio temor por mí.
Las palabras no alcanzan para expresar mi gratitud por las realidades espirituales de la Biblia, que nos explica el libro de texto de la Ciencia Cristiana.
También estoy agradecido por haber tomado instrucción en clase de la Ciencia Cristiana y por la oportunidad de continuar activo en una iglesia filial desde hace muchos años. En verdad, lo que me ha bendecido a mí puede bendecir a todos.
Pine, Colorado, E.U.A.