Cuando Los Seguidores de Jesús comenzaron a predicar el evangelio, ellos se congregaban en casas o en lugares al aire libre porque no poseían templos. Su experiencia nos muestra que sea donde sea que estemos, es posible tener el verdadero concepto de Iglesia que Cristo Jesús nos dejó: una iglesia basada en la revelación.
Su iglesia, donde se pronunciaron los conceptos más bellos del cristianismo, fue a menudo a la intemperie, como cuando dio el Sermón del Monte. Esa iglesia no tenía ni paredes ni cortinas. En ella Jesús habló a miles de personas. No necesitó de un volumen amplificado electrónicamente para hacerse oír. Allí el Cristo se reveló a la consciencia humana trayendo el bálsamo de la curación al mundo.
Cristo Jesús reveló claramente su misión cuando preguntó a sus discípulos quién era él. Luego de que otros dieron su respuesta, Simón Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Entonces el Maestro, al oír la respuesta correcta, le dijo: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia”. Mateo 16:16, 18.
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