Mary Baker Eddy ha caracterizado su Iglesia como “el vocero de la Ciencia Cristiana”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 247. Hace muchos años, tuve una experiencia en mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico, que me hizo comprender lo que esto significa. Un miércoles por la noche, mientras estaba en la iglesia orando en apoyo del servicio religioso, incluí en la oración mi profundo deseo de poder consolar a alguien que necesitara amor.
Nuestra iglesia era pequeña, de modo que la presencia de un extraño se hacía evidente de inmediato. Así fue como pude ver que la mujer que estaba sentada adelante mío era una visitante. Cuando terminó el servicio, le dirigí unas palabras llenas de amor y calidez. Apoyó su cabeza en mi hombro y se echó a llorar, mientras me decía que en su oración ella había pedido que alguien se acercara a ella para hablarle. Tuvimos una conversación muy especial en la cual compartí con ella algunas verdades espirituales, y se marchó sintiéndose consolada y elevada.
Las iglesias filiales son realmente los voceros de este movimiento que proclaman a sus respectivas comunidades el mensaje sanador del Cristo, la Verdad. Los miembros de las iglesias deben esforzarse por vivir esta Verdad expresando mucho amor por sus vecinos. Por medio de un entusiasmo desinteresado, podemos lograr, tal como lo expresó Jesús, que “así alumbre [nuestra] luz” Mateo 5:16. para que los seres solitarios o temerosos de nuestra comunidad puedan encontrar la luz, la esperanza y el valor que precisan para solucionar sus problemas, confiando en Dios. Podemos ser útiles para ayudar a otros a tener la certeza de que el poder inconmensurable de Dios, el Amor infinito, es suficiente para responder a las necesidades diarias, y a veces de cada hora, que tiene la humanidad.
La Sra. Eddy percibió con claridad esta función práctica y sanadora de la iglesia. Ella da la siguiente explicación de Iglesia: “La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él.
“La Iglesia es aquella institución que de prueba de su utilidad y eleva a la raza humana, despierta el entendimiento dormido de las creencias materiales para que comprenda las ideas espirituales y demuestra la Ciencia divina, y así echa fuera a los demonios, o al erro, y sana a los enfermos”.Ciencia y Salud, pág. 583. La función de los miembros de esa institución es vivir de tal manera el Cristo, la idea verdadera de Dios, que puedan convertirse en una luz dondequiera que vayan y sea cual fuere la situación por la que estén atravesando. De esta manera, los miembros pueden ilustrar en su vida que la Iglesia “da prueba de su utilidad”.
Cuando era un miembro muy nuevo de una iglesia filial, busqué en el diccionario el significado de cada una de las palabras que utiliza la Sra. Eddy para su explicación de Iglesia. La definición de la palabra da incluía el siguiente ejemplo: “el olivo da aceite”. Aunque descubrí esta definición hace muchos años, continúa siendo para mí una analogía útil y gráfica acerca de la eficacia natural de la Iglesia. Debemos comprender que la actividad natural de la Iglesia “da” una atmósfera y un efecto sanadores llenos de inspiración y consuelo, y lo hace de un modo tan natural como “el olivo da aceite”. Los miembros de una iglesia filial tienen ante sí la exigencia y el gran privilegio de demostrar el poder sanador de la Iglesia viviendo las cualidades de Dios — expresando la verdadera naturaleza del hombre como reflejo espiritual de Dios — y sanando la enfermedad y toda discordancia en su propia vida.
Cada asiento de una iglesia filial es una invitación para toda persona preocupada y atormentada, que busca alimento y refugio espirituales contra las aflicciones del mundo. La atmósfera plena de calidez, inspiración y fortaleza que reina en las reuniones de testimonios de los miércoles y en los servicios religiosos dominicales ofrece este alimento y refugio espirituales, y constituye una luz en el camino de todo aquel que está abrumado por el cansancio, en la mente y en el cuerpo. La Iglesia es mucho más que un edificio, por hermoso que sea. Ilustra estas palabras de verdad de un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana: “Ambiente de divino Amor respira nuestro ser...” Himnario, N.° 144.
La descripción que la Sra. Eddy hace de Iglesia como “el vocero de la Ciencia Cristiana”, debería inspirarnos para vivir el Cristo, la Verdad e ilustrar la “utilidad” de la Iglesia dondequiera que vayamos y con quienquiera con que entremos en contacto. Jesús enseñó: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Mateo 5:6. Si nuestro anhelo más profundo y genuino es ser una luz, una ayuda, para nuestro prójimo, este deseo puede cumplirse a lo largo de nuestra vida, como algo esencial y de un modo eficaz. El ver a cada persona con quien nos encontramos — y a cada persona que entra en la iglesia — como el reflejo espiritual de Dios, envuelto en el tierno cuidado del Amor divino, hace que de un modo natural tratemos a todos con afecto y gentileza. Una expresión cálida, llena de amor, un apretón de manos firme y amistoso que diluye la frialdad o la soledad, al provenir de un amor basado en lo espiritual, ejemplifica, en cierta medida, el poder sanador de la Iglesia. Gestos tan simples como estos hasta pueden cambiar una vida, como así también purificar nuestro propio carácter. Refiriéndose al poder de la vida basada en lo espiritual, la Sra. Eddy declara: “Vivir manteniendo la consciencia humana en constante relación con lo divino, lo espiritual y lo eterno, es individualizar el poder infinito; y esto es la Ciencia Cristiana”.Miscellany, pág. 160.
La oración y el estudio consagrado de esta Ciencia tan poderosa proporcionan las oportunidades de ser una luz para los demás y nos permiten dar testimonio del poder sanador de la Iglesia de Cristo, Científico.