A muchos de nosotros nos gusta pensar que las cosas van a mejorar, que vamos a poder progresar aun cuando parezca que nuestra situación actual no tiene esperanza. El mensaje de la Biblia confirma esta expectativa. En un programa reciente por onda corta de El Heraldo de la Ciencia Cristiana,
hablaron sobre las muchas maneras en que las Escrituras nos traen renovada salud, fortaleza y oportunidad. La Sra. West Little es una practicista y maestra de la Ciencia Cristiana de Washington, D.C., en los Estados Unidos.Estos extractos de su entrevista es la primera en una serie de tres partes sobre el tema de la renovación.
Enrique Smeke: Christiane, ¿qué nos dice la Biblia acerca del progreso?
Christiane West Little: El mensaje de la Biblia trata sobre la renovación, el renacimiento, la regeneración. La Biblia nos dice que siempre podemos tener la esperanza de que podemos restaurar nuestra situación, restaurar nuestra salud, nuestra felicidad, nuestras oportunidades, un renovado sentido de inspiración. La Biblia nos da esa esperanza porque la Biblia nos explica quién es Dios. Y la Biblia, por lo tanto, también nos explica quiénes somos y cuál es la relación que existe entre Dios y nosotros. Y claro está, cada día el sol sale de nuevo, vuelve la luz, y eso es como un símbolo que nos dice que la renovación es posible. La salida del sol no es renovación, es simplemente un símbolo que nos dice que existe una ley de renovación.
Smeke: ¿Hay algo en particular en la Biblia que te dio ideas sobre esto, que te ayudó a pensar de esta manera?
West Little: Sí, hay muchísimos pasajes, en especial uno en el libro de Jeremías. Dice así: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres del día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”. Jer. 31:31–33.
Smeke: Es interesante que la Biblia usa la palabra pacto. Y un pacto es una cosa seria; es algo que está determinado por la ley.
West Little: Es un acuerdo que existe entre dos partes, y en este caso es el acuerdo que existe entre Dios y el hombre. Es Dios el que ha establecido este pacto. Dios es nuestro creador, El es quien nos mantiene en Su perfecta creación Y es Dios quien mantiene este pacto. Lo que sucede es que perdemos de vista este hecho; nos olvidamos de que estamos bajo el gobierno de Dios, bajo el cuidado amoroso de Dios. Y es así que las cosas parecen decaer: nuestra salud desaparece, nuestra felicidad se desvanece, no parece haber oportunidades, pero cuando recordamos este pacto, entonces se presenta esta posibilidad de renovación.
Smeke: Efectivamente. Cuando hay un pacto, cuando hay un contrato así, hay términos, hay un acuerdo, como dijiste, y se requiere algo de ambas partes, ¿no es cierto? Es como si Dios nos dijera: “Yo te ofrezco mi protección, mi cuidado, mi amor”. Veamos un poquito los términos del otro lado del pacto, de nuestra parte. ¿Podrías explicar lo que se requiere de nosotros?
West Little: Lo que se requiere de nosotros es aceptar el hecho de que Dios es la fuente de todo el bien que recibimos, que Dios es Vida, que se renueva por siempre, y que nosotros somos la expresión misma de esa Vida. Así que lo que se requiere de nosotros es ceder al hecho de que Dios nos gobierna y que Dios es infinitamente bueno. Y que Dios siempre renueva Sus misericordias hacia nosotros. Hay un pasaje lindísimo en el libro de Lamentaciones que dice: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron Sus misericordias. Nuevas son cada mañana”. Lam. 3:22, 23.
Smeke: Sabes, hemos estado hablando acerca del Antiguo Testamento, pero ¿qué les podríamos decir a nuestros radioescuchas sobre lo que dice el Nuevo Testamento, es decir, cuando aparece Cristo Jesús?
West Little: Uno podría decir que la vida misma de Cristo Jesús es un ejemplo de esta renovación constante. No sólo su vida misma sino la influencia que él tuvo sobre los que estaban a su alrededor. Jesús restauró la salud de los enfermos. Restauró la felicidad de los que sufrían. Jesús restauró la inocencia de los pecadores.
Smeke: ¡Qué hermoso eso que has dicho! Que aun aquellos que estaban sumidos en el pecado encontraron esperanza. Que podían dejar todo atrás, todo lo que los había avergonzado, lo que los había cargado de culpas, y poder mirar hacia adelante y encontrar a Dios.
West Little: Exactamente. Es muy importante comprender que Jesús no vino para destruir lo que había venido antes en las enseñanzas de la Biblia, sino para cumplirlas. El dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. Mateo 5:17. El nos mostró que el pacto que siempre había existido entre Dios y el hombre es algo práctico que podemos demostrar en nuestra vida diaria. Es el mensaje que Dios nos da para siempre.
Smeke: Quizás sea el momento de atraer la atención a Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, el libro que escribió Mary Baker Eddy, la Fundadora de la Ciencia Cristiana. Este libro ciertamente ha llegado a la vida de muchas personas y la ha cambiado, la ha renovado, la ha sanado. ¿No es así?
West Little: Exactamente. La vida misma de Mary Baker Eddy fue renovada mediante este nuevo entendimiento que ella tuvo de Dios y del pacto que existe entre Dios y el hombre. La lectura de este libro le ha dado a tantos la oportunidad de verdaderamente renovar su vida. Las últimas cien páginas de este libro consisten de testimonios, de relatos de personas que han leído el libro Ciencia y Salud y que han sido renovados, regenerados y sanados.
Amados, ahora somos hijos de Dios,
y aún no se ha manifestado
lo que hemos de ser;
pero sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es.
1 Juan 3:2