El conducir un culto correctamente resulta de la oración que se hace en apoyo de lo que se lee. Es dejar que la oración refuerce los cimientos de cada parte del culto — la lectura, la oración en silencio, la oración audible, los himnos. La oración es eficaz; hace que sucedan cosas. Yo he llegado a ver que conducir un culto es dejar que Dios armonice los corazones de todos los presentes. Cuando me preparo para leer la Lección dominical o las selecciones de los miércoles, tengo total conocimiento de ellas... pero en todo momento presto atención a la armonía que Dios brinda. Veo a cada uno en armonía con Dios, ya sea durante la oración en silencio o en la manera en que cantamos un himno.
“Deberes de los Primeros Lectores. Sección 2. Será deber de los Primeros Lectores conducir la parte principal de los cultos dominicales y las reuniones vespertinas de los miércoles”.
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