Tengo El Gusto de relatar una experiencia vivida recientemente cuando me encontraba en París. Un bulto me salió en el lado izquierdo del cuello, el cual no me permitía abrir ni cerrar la boca. Luego se me empezó a hinchar la cara y me atemoricé mucho.
Llamé a una amiga y le conté el problema, y ella inmediatamente envió a un médico para que me viera. Cuando llegó me dijo que tenía asma y paperas. Dos días después tenía que regresar a Montevideo, y esto trastocaba todos mis planes. Ante esa situación, llamé a mi madre en Montevideo y ella inmediatamente llamó a un practicista de la Ciencia Cristiana. El comenzó por negar que la enfermedad tuviera realidad y afirmar mi perfección como hija de Dios; él también afirmó el inalterable plan divino que yo estaba cumpliendo, que era bueno, y no podía interrumpirse. El practicista le dijo a mi madre todas estas cosas por teléfono, y a pesar de la distancia sentí inmediatamente la ayuda espiritual.
La condición desapareció instantáneamente y, gracias a Dios, pude viajar como lo tenía previsto. La enfermedad no se repitió.
Montevideo, Uruguay
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