“La Consciencia Construye un cuerpo mejor cuando la fe en la materia se ha vencido. Corregid la creencia material con la comprensión espiritual, y el Espíritu os formará de nuevo”. Así escribe Mary Baker Eddy en la pág. 425 de Ciencia y Salud. Estas palabras, escritas hace más de cien años, me han traído consuelo y curación. Permítanme que les explique.
Hace más de treinta años, me presenté a un examen médico, requerido para la póliza del seguro de vida, lo cual reveló que tenía una infección renal. Como en aquel momento no tenía evidencia de ninguno de los síntomas, tuve el descuido de dejar de lado el asunto. Sin embargo, al año la condición física empeoró, acompañado de mucha incomodidad e incapacidad física.
Debido a que había sido estudiante de la Ciencia Cristiana desde mi niñez — aunque uno no muy serio — pronto me di cuenta de que había llegado el momento de demostrar lo que se me había enseñado sobre la curación espiritual. Para mi gran sorpresa, tuve mucho que aprender. Hubo muchos momentos deprimentes, y verdaderamente hubo ocasiones en que seriamente me pregunté si viviría. Durante esta etapa, cuatro exámenes médicos requeridos por la compañía de seguros y mi jefe, realizados por tres médicos distintos, confirmaron el diagnóstico original.
No obstante, continué estudiando las Lecciones Bíblicas del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, y reflexionando constantemente sobre los escritos de la Sra. Eddy. Durante esa época, superé varios rasgos de mal carácter, así como la obstinada percepción materialista que tenía de mi mismo, reemplazándolos con una comprensión de la verdadera identidad espiritual del hombre. Gradualmente mi condición mejoró a medida que mi manera de pensar se volvió más espiritual.
A pesar de que tomó varios años de estudio, sané completamente. Exámenes físicos que me hicieron después demostraron este hecho.
En años recientes, sané rápidamente de un incómodo y debilitante síntoma en la espalda y el brazo derecho, y de una alergia que tenía desde mi niñez. También de la garganta y huesos rotos.
Me he ido dando cuenta, cada vez más y más, de que Dios es todo, y que la materia no es una realidad.
Grosse Pointe Woods, Michigan
E.U.A.