Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

De Niño Concurri a la Escuela Dominical...

Del número de octubre de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


De Niño Concurri a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, pero recién cuando fui adulto realmente valoré lo que había aprendido, o aprecié a los que se habían esforzado por enseñarme.

Cuando estaba en el tercer y penúltimo año de ingeniería, la joven con quien estaba comprometido decidió repentinamente terminar nuestra relación. Si bien continué concurriendo a las clases, me sentía muy apesadumbrado como para estudiar. Mis notas, que nunca habían sido sobresalientes, se vinieron abajo, y parecía que también iba a fracasar en mi carrera de ingeniería. En esos meses, el estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud me traía algo de consuelo, pero durante meses estuve sumergido en un estado de tristeza y de conmiseración propia.

Tres semanas antes de los exámenes finales llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara. (Desde hacía tiempo sentía mucho respeto por esta señora tan amable y perspicaz, que había sido una de mis maestras de la Escuela Dominical.) Le expliqué el problema emocional por el que pasaba y el temor que tenía de fracasar en la universidad. Me aseguró del amor y cuidado que Dios tiene por mí, y destacó el hecho espiritual de que Dios me hizo completo e íntegro, que no necesitaba de otra persona para poder ser completo. La oración y las palabras inspiradas de la practicista me trajeron alegría, y al cabo de tres días estuve completamente libre de la depresión.

En las tres semanas que precedieron a los exámenes finales, descubrí que algo más había sanado; no sólo pude mantener mi pensamiento en los estudios nuevamente, sino que mi capacidad para aprender se había acrecentado. Desde niño había sido lento para aprender en la escuela, pero ahora sentí que la lentitud mental y un método inflexible para aprender cedían lugar a una tranquila confianza, y supe que era el hijo amado e inteligente de Dios. Pude abarcar rápidamente el material de todo el semestre en el poco tiempo que quedaba para los finales. Estas palabras de Ciencia y Salud explican lo que experimenté: “Un conocimiento de la Ciencia del ser desarrolla las habilidades y posibilidades latentes del hombre. Extiende la atmósfera del pensamiento, dando a los mortales acceso a regiones más amplias y más altas. Eleva al pensador a su ambiente natural de discernimiento y perspicacia” (pág. 128).

En esa misma época, compañeros que también consideraban que las materias eran difíciles, me pidieron ayuda. Me sorprendió que pensaran que podría ayudarlos, y al principio no me sentí muy inclinado a ayudar pensando que no iba a tener tiempo. Me vinieron al pensamiento estas palabras de Ciencia y Salud cuando trataba de resolver esta cuestión de prestar ayuda: “No nos empobrecemos al dar en servicio de nuestro Hacedor ni nos enriquecemos al retener” (pág. 79). Este pensamiento me alentó a prestar ayuda y hallé que mi propio entendimiento salió beneficiado.

Después de los exámenes mi puntaje promedio fue el más alto que había tenido hasta ese momento en la universidad. También les fue bien a los que ayudé con sus estudios. Un amigo de Africa me dijo que, con mi ayuda, había pasado los exámenes de un curso de ingeniería económica, que era un requisito para poder permanecer en los Estados Unidos y continuar sus estudios. Yo me recibí de ingeniero y luego me gradué con una maestría en electrónica, y desde entonces he disfrutado de más de veinte años de empleo en ésta y otras áreas relacionadas.

Estoy agradecido a mis maestros de la Escuela Dominical. Fueron una parte importante de mi instrucción espiritual, especialmente la practicista tan alerta que me apoyó con la oración. Es maravilloso poder ver a mis tres hijos inscritos en la Escuela Dominical, y saber las bendiciones que tienen por delante gracias al poder de la Palabra de Dios que están aprendiendo.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 1994

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.