Las Experiencias De los que dan testimonios en las publicaciones de las revistas de la Ciencia Cristiana, siempre han sido muy alentadoras para mí. Cuando conocí la Ciencia Cristiana no entendía la metafísica divina, pero las curaciones que leía las encontraba en un lenguaje muy preciso y comprensible. Me comunicaban el hecho de que el amor de Dios está al alcance de todos. Muchas personas alrededor del mundo necesitan ese conocimiento consolador. La Ciencia Cristiana ha transformado mi vida y me ha bendecido a través de un dedicado estudio.
Fui alguien lleno de temores y en extremo sensible. Por esto, sufría mucho de todas las adversidades del diario vivir y de muchos trastornos físicos. Cuando aprendí que el hombre procede de Dios, el Principio divino, y no de la materia, comencé a ganar fortaleza y seguridad.
Entre todos los males físicos que sufría, también tenía un rechazo muy grande por las serpientes. Se me había enseñado a ver a estas pequeñas criaturas como representantes del mal, y como venenosas y mortíferas. Les temía tanto que verlas en un cuadro o en el cine me producía mareos y vómitos. Muchas veces a causa de esa sensibilidad estaba enferma por varios días.
Una vez cuando estaba leyendo Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, encontré el título marginal “La serpiente es inofensiva” (pág. 515). El párrafo correspondiente dice: “La serpiente creada por Dios no es ni astuta ni venenosa, sino una idea sabia, encantadora en su destreza, pues las ideas del Amor están sujetas a la Mente que las forma — al poder que cambia a la serpiente en vara“. Y en la página 514: “Comprendiendo el dominio que el Amor mantenía sobre todo, Daniel se sintió seguro en el foso de los leones y Pablo probó que la víbora era inofensiva. Todas las criaturas de Dios, moviéndose en la armonía de la Ciencia, son inofensivas, útiles e indestructibles”. Aprendí que el Creador no hizo ninguna forma de mal, e hizo a todas Sus ideas sujetas al gobierno divino. Aprendí a ver a todas las criaturas del universo espiritual de Dios no como dañinas, sino inofensivas y morando juntas sin dificultad. Al cambiar mi pensamiento de ver a las serpientes materialmente a la percepción de que ellas representan la creación divina, ya no me impresionaron más y no volví a experimentar náuseas cuando las veía.
Cuando más tarde fui a Brasil como turista, visité un serpentario grande, donde estaban todas las serpientes en su hábitat natural. Esta visita incluía dejar que los turistas tomaran una de ellas con la mano. Y pude disfrutar del espectáculo y tener una serpiente en mis manos y observarlas detenidamente sin ninguna reacción desagradable. Como Moisés en la Biblia, aprendí a demostrar el dominio que Dios ha dado al hombre sobre la serpiente, es decir, sobre la creencia en el mal (véase Exodo 4:1–4).
Estoy muy agradecida por la libertad que esto me ha dado, y por la curación de otras enfermedades. Fui sanada de una neuralgia crónica solamente al leer el libro Ciencia y Salud, asimismo de una alergia nasal, de una excesiva sensibilidad al frío y de problemas circulatorios. La Ciencia Cristiana me brindó una instrucción práctica como madre de tres hijos, ayudándome a guiarlos durante sus años de formación. Ellos tuvieron siempre muy buena salud.
Agradezco a todos los Científicos Cristianos que han fundado las iglesias de mi país.
Santa Fe de Bogotá, Colombia
 
    
