Al Hablar De la Ciencia Cristiana me da satisfacción recordar mi primera curación, que para mí es una de las más importantes que he tenido.
En la primavera de 1990, me obsequiaron el libro Ciencia y Salud, y en el verano de ese mismo año por primera vez, fui de viaje al exterior, a visitar Inglaterra. Para entonces, ya había leído el libro, y toda vez que tenía algún tiempo libre, meditaba acerca de las ideas que había leído en él.
La primera parte del viaje era en tren y luego en barco, y cuando estuve a bordo del barco comencé a marearme. Entonces me puse a pensar en lo que escribió la Sra. Eddy en Ciencia y Salud. Me dije a mí misma: "¡No puedes enfermarte porque eres una idea de Dios!" Entonces pensé: "Está bien. Soy una idea. ¿Pero por qué una idea no puede enfermarse?"
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