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Amanda y el frasco

Del número de noviembre de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Amanda asiste a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Allí ella aprende que Dios es el Padre-Madre de todo el mundo y que ama y cuida de Sus hijos. También le han enseñado a amar a Dios y a obedecerlo, porque El es su Padre, el Padre de todos, incluso de su papá y de su mamá.

Un domingo la maestra de Amanda no había venido y otra señora estaba sentada en su silla. Esta señora puso un frasco sobre la mesa y Amanda sintió mucha curiosidad.

Dentro del frasco había pedacitos de papel. La nueva maestra dijo que cada papelito tenía un pensamiento escrito en él.

Algunos de estos pensamientos eran buenos pensamientos que provenían del Padre-Madre, Dios; pero había otros que eran pensamientos malos que no provenían de Dios y que debían ser inmediatamente desechados. Por ejemplo, Dios nunca les dice a Sus hijos que deben estar enfermos o tristes, o que deben comportarse mal; por consiguiente esos pensamientos son malos y no tenemos que prestarles atención. La maestra les dijo a los alumnos que Dios es Amor. ¡El Amor no puede causar cosas malas! Amanda y sus compañeros de clase entendían esto muy bien.

Luego jugaron un juego; sacaban un papelito del frasco y si decía algo como "Me gusta ayudar a mi papá", lo guardaban porque ese pensamiento era un pensamiento de amor. Pero si decía, por ejemplo, "Pégale al perro", lo botaban en la canasta de la basura. ¡Los hijos de Dios no hieren a nadie ni a nada! Cuando terminaron de jugar, habían desechado todos los pensamientos que no pertenecían al hijo del Amor, y habían escrito en otro papel el pensamiento correcto que reemplazaba al que habían botado. De esta manera mantenían el frasco lleno de buenos pensamientos, no dejando espacio para los pensamientos incorrectos. La maestra explicó que el modo de pensar de cada uno debía ser así, lleno de pensamientos buenos, provenientes de Dios, y así los pensamientos malos no tenían ningún lugar en donde quedarse.

El juego del frasco ayudó a Amanda y a sus compañeros a comprender que es importante aprender a ser un Científico Cristiano siempre en guardia. Un guardián está siempre en la puerta examinando todo lo que ve para determinar si lo debe dejar entrar o no. En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy dice: "Estad de portero a la puerta del pensamiento".Ciencia y Salud, pág. 392. (Un portero es un guardián de la puerta.) La Sra. Eddy explica que podemos confiar en Dios para que nos ayude a detener los pensamientos de enfermedad, antes de que entren por la puerta de nuestro pensamiento y así nunca nos enfermaremos. Cristo Jesús nunca se enfermó. En la Biblia se puede leer cómo él ayudó a otra gente a sanar.

El domingo siguiente la maestra de Amanda había regresado y los niños estaban contentos de verla. Amanda aún recordaba con agrado lo que había aprendido el domingo anterior con el juego del frasco.

De regreso en su casa, Amanda le dijo a su mamá que no se sentía bien. Tenía muchas manchitas en todo el cuerpo. Amanda sentía deseos de llorar.

La madre de la niña llamó a una practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por Amanda, lo cual ella aceptó gustosa hasta que la madre le dijo que la practicista deseaba hablar con ella. Amanda no deseaba conversar con la practicista; le daba vergüenza. Pero acercó el oído al teléfono lo suficiente para alcanzar a oír a la practicista decir: "Amanda, ¿te acuerdas del frasco?" Hasta ese momento Amanda no sabía que la practicista era la misma señora que había llevado el frasco.

Amanda la escuchó decir que podía sacar fuera de sí todos los pensamientos que Dios no había dado a Su preciosa criatura, tales como "Me pica" o "Tengo calor". La practicista ayudó a que Amanda dejara de llorar para que pudiera oír los alegres y armoniosos pensamientos que su Padre-Madre Dios, la Mente, constantemente le estaba dando. La practicista le dijo que podía poner una canasta de basura cerca de su cama para que si oía algún pensamiento mentiroso durante la noche, le recordara que debía botarlo. Esto ayudó a Amanda a saber lo que debía hacer.

Cuando llegó la hora para que Amanda se fuera a dormir, la mamá se aseguró de estar cerquita de ella para poderla oír si necesitaba algo. Amanda se despertó por la noche una vez, pero la madre y ella botaron el pensamiento de enfermedad inmediatamente a la basura, tal como si fuera un pedazo de papel inútil. Luego las dos escucharon los pensamientos del Amor. Uno de estos pensamientos fue que Amanda era la semejanza de Dios y la imagen de Dios tiene que parecerse a El; por consiguiente la hija de Dios no podía enfermarse porque Dios no se enferma. Amanda y su madre dieron gracias a Dios por haberla creado perfecta y mantenerla perfecta. Enseguida la niña se volvió a dormir. A la mañana siguiente Amanda se sintió bien y jugó en la casa. Muy pronto las manchas desaparecieron y estaba perfectamente bien, de tal manera que pudo volver a la escuela.

A Amanda le gusta todavía jugar al "frasco". Si se le ocurre un pensamiento malo sobre ella o sobre cualquier otra persona, ella sabe que no es verdadero y no piensa más en ello. Ella sabe que Dios la hace amar a todo el mundo. Si se siente triste cuando está en la escuela, arroja fuera de ella el pensamiento de tristeza. Ella sabe que su Padre-Madre está ahí con ella dándole pensamientos verdaderos y amorosos, y entonces se vuelve a sentir contenta.

Pero ¿sabes qué? Amanda es muy inteligente, como tú. Ella ha comprendido que aun cuando mantener su pensamiento en lo correcto es divertido — como un juego — es mucho más que un juego; es como obramos porque somos los hijos de Dios, Su reflejo. Puedes decir que ése es nuestro trabajo. A Amanda le encanta tener un trabajo. Es muy agradable ir a la Escuela Dominical y aprender acerca del amor que Dios tiene por ti y por todo el mundo. Pero es mucho mejor pensar en esto y hacer lo que se aprende en la Escuela Dominical, así esté uno en el colegio, en la casa o dondequiera que esté.

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