Amanda asiste a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Allí ella aprende que Dios es el Padre-Madre de todo el mundo y que ama y cuida de Sus hijos. También le han enseñado a amar a Dios y a obedecerlo, porque El es su Padre, el Padre de todos, incluso de su papá y de su mamá.
Un domingo la maestra de Amanda no había venido y otra señora estaba sentada en su silla. Esta señora puso un frasco sobre la mesa y Amanda sintió mucha curiosidad.
Dentro del frasco había pedacitos de papel. La nueva maestra dijo que cada papelito tenía un pensamiento escrito en él.
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