¡Este año haré dieta!
En oración y humildad
rechazaré las tentadoras cucharadas de
impaciencia,
indiferencia,
intolerancia,
crítica;
me negaré a participar en fiestas de
depresión,
ingratitud,
egoísmo.
En vez de eso mi dieta incluirá
ilimitadas dosis de serena paciencia,
compasión verdadera,
burbujeante alegría,
profunda comprensión,
inagotable perdón,
incondicional amor.
Todo eso puede ingerirse a cualquier hora del día
¡y si las dosis son abundantes, será mejor todavía!
¡Voy a ejercitar también!
la autoridad que Dios me otorgó
de ver, sentir y actuar correctamente.
No han de ser ejercicios de solamente diez minutos de duración,
sino continuos, a toda hora, a cada minuto; una expansión
mental, momento a momento, y cada día más que el día anterior.
De esta manera
el perfil verdadero,
la personificación
de proporciones elegantes,
la simetría perfecta,
la armonía del ser de Dios, llena del Alma,
se manifestarán en mí.
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