Al Poco Tiempo de haber conocido la Ciencia Cristiana en 1972, me sometí a un examen médico por un problema en la garganta. Me diagnosticaron fisuras en las cuerdas vocales. Un médico quiso continuar observando mi caso porque no estaba seguro si mi condición era congénita. Me recetó una medicina que no tomé. En vez de eso, busqué ayuda en la Ciencia Cristiana y sané.
Entonces en diciembre de 1990, se me fue la voz y no pude cantar el solo en mi iglesia. Tuve temor y ansiedad porque a los diez días también tenía que cantar en un concierto de Navidad. Tuve que disculparme con los miembros del coro, el conductor del coro y el comité organizador.
Me di cuenta de que lo que me habían diagnosticado aparentemente no se me había borrado del pensamiento. Esto me preocupaba. Mi hijo fue al médico y regresó con una receta médica, y mi nuera fue a un herbolario y me compró unos productos medicinales. Me mantuve firme en mi decisión de no tomar medicina alguna porque verdaderamente quería una curación a través de la Ciencia Cristiana.
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