A Fines De la década de los años 1850, los nubarrones de la guerra se estaban acercando. Uno de los problemas más graves era la inmoralidad de la esclavitud.
Mary Baker Eddy (en ese entonces Mary Patterson) conocía demasiado bien de qué se trataba la esclavitud. Para ella, la esclavitud también significaba un cuerpo material atado por las cadenas de una enfermedad crónica, bajo el látigo del dolor. Pero a diferencia de las armas que pronto se iban a empuñar en los campos de batalla de la Guerra Civil de los Estados Unidos, "las armas de [su] milicia no [eran] carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas". 2 Cor. 10:4. Cuando empezó la guerra entre el Norte y el Sur en 1861, Mary estaba viviendo en Rumney, New Hampshire, luchando contra la invalidez. La Biblia y la oración eran sus únicas armas. Sus vecinos la habían llegado a conocer como una cristiana devota y buscaban sus consejos cuando tenían problemas. Recordando uno de estos incidentes, Mary Baker Eddy escribió años más tarde:
.. . una madre cuyo único hijo había sido reclutado para entrar en el ejército, vino a [mí] con lágrimas en los ojos, me contó su problema y su profunda preocupación por el bienestar moral de su hijo. En esa época [mi] marido estaba confinado en la prisión militar Libby y [mi] único hijo estaba en un hospital militar.. . Pero junté hasta mi último centavo y compré una Biblia para el hijo de la señora, escribí un texto de las Escrituras en la guarda y se la regalé. Durante una batalla recibió un balazo, pero la bala pegó en la Biblia y le salvó la vida. Cuando regresó a su casa se afilió a la lglesia Metodista. Siempre dijo que esa Biblia y el texto inscrito en la guarda fueron la causa de su conversión. Documento de la Historia de la Iglesia: A10222, Departamento de Historia de La lglesia Madre.
La Sra. Eddy le dijo a lrving Tomlinson que este soldado vino a verla después de la guerra para mostrarle la Biblia que ella le había regalado:
Incrustada entre sus tapas había una bala de plomo. Dijo el soldado: "Esa bala de rifle estaba dirigida a mi corazón, y he recorrido muchas millas para mostrarle que su bondad me salvó la vida". Apuntes de Irving Tomlinson, Historia de la Iglesia.
George, el único hijo de Mary, era soldado en el Ejército de la Unión. En cierta ocasión durante la guerra, a fines de 1862, Mary tuvo la fuerte sensación de que algo horrible le había pasado a su hijo. Como era su costumbre, se puso a orar de inmediato específicamente por su seguridad y bienestar. Poco después recibió un mensaje que George había sido herido de bala en el cuello. Al principio los médicos creyeron que la herida era fatal, pero repentinamente pasó el peligro, y empezó su recuperación.Ibid., y apuntes de Alfred Farlow, Historia de la Iglesia.
Cuando Mary se enteró de que su marido, Daniel, había sido tomado prisionero de guerra, fue a ver a su familia en el Estado de Maine. Frances Thompson Hill relata en sus reminiscencias: "Durante el tiempo en que su esposo estuvo en la prisión Libby la Sra. [Patterson] visitaba el hogar de los padres de su marido, donde pasó varias semanas con ellos. [La sobrina de Daniel] dijo que su padre le había dicho que la Sra. [Patterson] escribía mucho y se quedaba sola en su dormitorio, pero que su pensamiento amoroso había sanado a uno de sus vacunos". Recuerdos de Frances Thompson Hill, Historia de la Iglesia. Su preocupación por su marido es muy evidente en un poema que escribió durante este período. Parte de "A un pájaro que vuela hacia el sur" dice:
¡Ah! le canto a la celda del cautivo
Un cántico de esperanza, y le traigo liberación
Al dejar caer con presteza una hoja de olivo,
Y levanto el ennegrecido velo de nuestra nación.. .The lndependent Democrat (diario), 3 de julio de 1862.
Varios meses antes de su partida hacia el Sur, Daniel Patterson había recibido una circular de un médico de Portland, en el Estado de Maine, que no recetaba medicamentos y efectuaba curaciones hablando con el paciente. Daniel le escribió al doctor, Phineas P. Quimby, con la esperanza de que fuera a tratar a Mary. El Dr. Quimby no pudo ir, por eso Mary fue a visitarlo en octubre de 1862, llena de esperanza y expectativa. Su tratamiento consistía en explicar el origen psicológico de su enfermedad y luego sumergía las manos en agua y frotaba la cabeza del paciente vigorosamente. "Al principio mi caso mejoró maravillosamente bajo su tratamiento", Septimus J. Hanna, "Christian Science History" (Historia de la Ciencia Cristiana) (1899, primera impresión), pág. 36. la Sra. Eddy escribiría más adelante. Tan grande fue su mejoría que ella sintió que debía ser de Dios. Su educación religiosa y su inclinación natural hacia lo Divino eran tan fuertes que no podía concebir ninguna otra fuente para algo que tenía un efecto tan notable en ella. Pero el haber sido sanada, si bien era maravilloso, no era suficiente para Mary; ella tenía que saber cómo se realizaba la curación. El Dr. Quimby, sin embargo, no se lo pudo decir. El mismo no lo sabía.
En los tres años siguientes, la Sra. Patterson hizo varias visitas a Portland. Muy desilusionada, encontró que la cura hecha por el Dr. Quimby no había sido permanente, y necesitaba más tratamientos. Pero lo que realmente motivaba estos viajes era que ella tenía la esperanza de comprender la causa que producía ese efecto poderoso. Ella mantenía largas conversaciones con el Dr. Quimby y después escribía las ideas que le venían de estas conversaciones. Sus escritos, naturalmente, estaban impregnados de referencias a Dios y a lecciones de su estudio de la Biblia. Mary no se daba cuenta en esa época de que el Dr. Quimby era un hipnotizador y no tenía ninguna inclinación religiosa. Al charlar con sus pacientes simplemente encontraba la forma más eficaz de hablar del tema que más interesara a sus pacientes; no le importaba si era religión, espiritismo o hasta brujería, en tanto que él pudiera retener su atención.The Quimby Manuscripts, redactor Horatio W. Dresser (New York: University Books, 1961), págs. 230–232.
Durante sus visitas a Portland, el trabajo sanador de Mary se fortaleció. En su libro, Twelve Years with Mary Baker Eddy, lrving Tomlinson cuenta que en ausencia del Dr. Quimby, Mary sanó a un hombre que tenía un aparato de hierro en las piernas y sufría mucho. Irving C. Tomlinson, Twelve Years with Mary Baker Eddy (Boston: The Christian Science Publishing Society, 1966), pág. 54. Cuando regresó el Dr. Quimby, "se excitó mucho y le dijo a la Sra. [Patterson] que nunca más hiciera nada por ninguno de sus pacientes a menos que él se lo pidiera". Documento de la Historia de la Iglesia: A10342, Historia de la Iglesia. Después de haber contado esta curación al personal de su casa en 1902, uno de ellos dijo: "Este no fue su único caso de curación mientras estuvo con el Dr. Quimby, ¿no es así?" Ella respondió:
Claro que no, él había desahuciado a una mujer que iba a morir de tuberculosis.. . Yo la visité, le pedí a Dios que la ayudara, y cuando [Quimby] la visitó dos días después, dijo que ella no estaba más tuberculosa que él.
Uno de los que la escuchaban preguntó: "¿Cómo se produjo la curación; no fue del modo en que la practicaba el Dr. Quimby? La Sra. Eddy contestó: "No, para nada. No usé absolutamente ningún medio material. No puedo decir cómo se realizó la curación. Sólo sé que fue obra de Dios". Apuntes de Tomlinson, Historia de la Iglesia.
Otro caso que le trajeron al Dr. Quimby fue el de un hombre que había sido arrollado por un tren. La Sra. Eddy contó los detalles: "Ambas extremidades habían sido destrozadas y su condición era tan deplorable que el Dr. Quimby no quiso quedarse en la habitación con él, sino que me dijo: 'Sra. [Patterson] vaya usted y vea si puede ayudarlo'. Fui hacia la puerta, elevé mis ojos al cielo, dije una oración inaudible, y el hombre se levantó sano".lbid.
A principios de 1864, durante una de sus visitas a Portland, Mary conoció a Sarah Crosby y a Mary Ann Jarvis, pacientes del Dr. Quimby. En la primavera de ese año, se alojó durante dos meses en casa de la señorita Jarvis en Warren, Maine. Durante esta visita, Mary sanó a la señorita Jarvis de tuberculosis y del sufrimiento que tenía cuando "el viento venía del este". Más adelante ella describió esta curación en su libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Véase Ciencia y Salud, págs. 184–185.
A fines del verano y principios del otoño, la Sra. Patterson pasó unos tres meses con la Sra. Crosby en su casa de Albion, Maine. Durante esa visita, cuando Sara fue a sacar una botella de ácido vitriólico de un estante alto, ésta se rompió y se le derramó el ácido en la cara. Llamaron a un médico, pero él no pudo hacer nada por ella. A decir verdad, él creyó que Sara moriría. Entonces ella se puso en manos de su huésped quien le dijo que se acostara. Se fue a dormir mientras Mary oraba. Despertó dos horas más tarde para encontrar que el dolor había desaparecido y su rostro no mostraba señales del accidente. Apuntes de Tomlinson, Historia de la Iglesia. Poco después de que Mary regresara a su casa, Sara le escribió una carta contándole un problema que había estado teniendo en uno de sus ojos lnmediatamente le escribió otra vez:
Desde el accidente de mi ojo, éste se puso excesivamente sensible a la luz, lo resguardé de la claridad, no podía escribir ni coser. El domingo que le envié una carta sufrí bastante; el lunes me dolió hasta la noche, y luego me sentí mejor; el martes ya estaba bien, y no he tenido que cubrirlo desde el lunes de la semana pasada, y he leído, cosido y escrito, y todavía está bien.. . Le conté a una amiga el otro día que usted me curó el ojo, o quizás el temor que sentía por mi ojo, y eso es verdad.. .Ciencia y Salud, primera edición, pág. 351.
A esta altura, Mary estaba viviendo en Lynn, Massachusetts. Su marido había escapado de la prisión militar y a su vuelta había establecido su consultorio dental en esa ciudad. En el otoño de 1865 se mudaron a la cercana ciudad de Swampscott y juntos se unieron a la orden masónica de los Good Templars en Lynn. Mary pronto se convirtió en la presidenta de la rama femenina de esta asociación que promovía la abstinencia de tomar bebidas alcohólicas.
Una noche de frío intenso en febrero de 1866, Mary iba caminando con unos amigos a una reunión de los Good Templars en Lynn. Ella resbaló en la calle cubierta de hielo y se cayó con tal fuerza que le produjo graves heridas. La caída la dejó inconsciente, por eso la llevaron a una casa cercana y llamaron a un médico. Después de examinarla dijo que tenía una concusión y heridas internas, incluso una posible dislocación de la columna vertebral. Al día siguiente, a su pedido, la llevaron a su casa en Swampscott, en lo que los diarios describieron como una condición muy crítica. El doctor le dejó algunos remedios homeopáticos, pero ella no los tomó porque había aprendido hacía años que los remedios materiales no tenían verdadero poder curativo. En cambio, su curación se apoyaba en "esa consciencia que Dios imparte".Ciencia y Salud, pág.573.
A la tercera mañana después del accidente, un domingo, la visitó el pastor de su igleisa. Ella le pidió que volviera por la tarde. El le dijo que lo haría, aunque no esperaba volverla a ver con vida. Cuando se fue, ella pidió a quienes estaban a su lado que se retiraran por unos momentos. Mary se sentía completamente sola. Su marido estaba de viaje en New Hampshire. No tenía ninguna persona que la pudiera ayudar. Pero Mary sabía que Dios era "nuestro pronto auxilio en las tribulaciones" Salmo 46:1. y recurrió a su Biblia. En las primeras ediciones de Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribió que leyó del tercer capítulo de Marcos:
.. . donde nuestro Maestro sanó al hombre que tenía una mano seca en un día de reposo. A medida que leía, se produjo un cambio en mí; las articulaciones que estaban inmóviles, frías y sin sensación, se calentaron; la agonía interna cesó, me vino lafuerza instantáneamente, me levanté de la cama y me paré, en perfecto estado de salud.Ciencia y Salud, tercera edición, pág 156.
Se vistió, y fue caminando a la habitación contigua ante los ojos atónitos de quienes estaban esperando que muriera. Cuando salió a recibir a su pastor esa tarde, él creyó que estaba viendo una aparición. Llamaron al médico, pero éste sólo pudo expresar su incredulidad ante la mejoría de Mary. Cuando le dijo que no había tomado ninguno de los medicamentos que él le había dejado, su descreimiento la afectó tanto que repentinamente se sintió débil y no pudo mantenerse en pie.
Después que se fue el médico, Mary nuevamente recurrió a su Biblia. A medida que leía del capítulo nueve de Mateo, la curación del hombre paralítico confinado en su cama, las palabras de Jesús "Levántate y anda" le hablaron a ella. Nuevamente se levantó llena de fortaleza, y la pretensión de una recaída se disolvió. Esta recuperación fue muy importante porque le reveló la naturaleza espiritual de la vida. Ella vislumbró "la Vida en el Espíritu y del Espíritu; siendo esta Vida la única realidad de la existencia".Escritos Misceláneos, pág. 24. Posteriormente describió su recuperación como "la revelación de la Mente divina". Diario del Sr. Tomlinson: 9 de septiembre de 1907, Historia de la Iglesia. Esta revelación fue el descubrimiento de la Verdad divina y el cumplimiento de la profecía bíblica del Consolador que había prometido Jesús.
La Ciencia Cristiana vino de Dios a la humanidad en la forma de la curación cristiana. Mary Baker Eddy fue la "transparencia a la Verdad"Véase Ciencia y Salud, pág. 295; Documento de la Historia de la Iglesia: A11047, Historia de la Iglesia. por medio de quien brilló la luz del amor divino. Desde su nacimiento, su amor a Dios la había estado preparando para esta misión, nutriendo su crecimiento hasta alcanzar "una aptitud tal para desempeñarla".Ciencia y Salud, pág. 455. A medida que crecía en su comprensión de la Verdad divina que le había sido revelada mediante la curación cristiana, la Sra. Eddy llegó a comprender que sólo ese tipo de curación puede mantener a la Verdad divina en este mundo. Quienes deseen ver crecer a la Ciencia Cristiana en los corazones de sus semejantes deben estar dispuestos a dedicar todas sus energías a esta tarea sanadora.