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Informe del Movimiento

ASAMBLEA ANUAL 1995

Del número de noviembre de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En el número de agosto del Heraldo se publicó el informe sobre la Asamblea Anual de La Iglesia Madre, que se celebró el 5 de junio. En ese momento no había espacio suficiente para publicar los siguientes informes del Movimiento. Estos signos de progreso que manifiestan las iglesias filiales en todo el mundo, son importantes indicadores de la misión sanadora que está llevando a cabo la Ciencia Cristiana hoy en día.

¿Qué dice el diario de hoy acerca de las necesidades de nuestra ciudad, y como puede responder nuestra Sala de Lectura con un mensaje de nuestro Pastor? ¿Está nuestra Sala de Lectura visible y es accesible para nuestros vecinos? ¿Qué les parece si usamos el Manual de la Iglesia escrito por Mary Baker Eddy como guía para hacer progresar a nuestras Salas de Lectura?

Durante la siguiente media hora, vamos a averiguar cómo las iglesias filiales han estado buscando respuestas a este tipo de preguntas. Estaremos hablando por teléfono con miembros de difeguntas. Estaremos hablando por teléfono con miembros de diferentes lugares. Comenzaremos hablando con Marta Greenwood.

Bibliotecaria de la Sala de Lectura de Primera Iglesia de Cristo, Científico, Walton and Weybridge, Inglaterra.

Marta: Conocí la Ciencia Cristiana hace cinco años y podría decirte que había estado buscando la Ciencia Cristiana durante años. Conocí la Ciencia Cristiana cuando estaba gravemente enferma. Me dieron de alta en un hospital después de cinco semanas de tratamiento, y juré que no volvería nunca más, que buscaría métodos alternativos. Estaba buscando de verdad, y cuando encontré Ciencia y Salud escrito por Mary Baker Eddy, lo estudiaba a veces hasta nueve horas al día. Era hermoso, no deseaba conocer nada más. Era como si, finalmente, me hubieran dado una clave para [comprender] la Biblia y simplemente leía y leía. En tres meses sané completamente. Entonces hice la promesa de hacer todo lo que estuviese a mi alcance para ayudar a otros a conocer Ciencia y Salud, y para que pudieran leerlo. Si la gente supiera lo que este libro puede hacer por ellos, ¡todo el mundo lo querría!

Chet: ¿Y como pusiste estas ideas en acción? Retrocedamos a tus primeros días como Bibliotecaria y cuéntanos cómo comenzaron.

Marta: Cuando entré por primera vez a la Sala de Lectura, sentí que las ventanas y las puertas debían estar abiertas, para que penetrara la luz, para ayudar a compartir la verdad; simplemente dejar que la gente supiera que estábamos allí, y que podíamos bendecirlos. El primer pensamiento que tuve fue de poder llegar a la comunidad; ése era el verdadero propósito de que la Sala de Lectura estuviera allí. Y la manera en que eso podía hacerse se hizo evidente. Examinamos detenidamente los diarios locales para comprender mejor las necesidades de la comunidad. Preparamos la vidriera de la Sala de Lectura con material que respondiera a la necesidad de la comunidad. Luego oramos toda la semana por la comunidad. Al volvernos más perceptivos a las necesidades de la comunidad, comenzamos a crecer, y gradualmente la gente comenzó a venir; empezaron a entrar literalmente a montones. Estuvimos muy ocupados.

Chet: ¿Cómo se prepararon para esa afluencia de nuevos visitantes?

Marta: Adquirimos gran cantidad de todo lo que había de nuevo. Compramos todas las concordancias que podían ayudarnos a convertir la Sala de Lectura en una librería religiosa moderna. Había un montón de material viejo que no se vendía desde hacía mucho tiempo; por lo cual, les bajamos el precio y realmente limpiamos la Sala de Lectura

Decidimos manejar nuestra Sala de Lectura como un negocio; era el negocio de Dios e íbamos a poner en él lo mejor de nosotros. Eso iba a beneficiar a la Iglesia, al público, a nosotros; iba a beneficiar a La Iglesia Madre, a todo el mundo. Todo cambió. La atmósfera era diferente; el pensamiento era diferente. Teníamos la esperanza de que habría movimiento, negocios, gente que acudiera a hacer preguntas, gente nueva; nuestra expectativa incluía todo. La gente entraba diciendo que no se sentía bien y salía sanada. Y sabes, comenzamos a obtener ganancias, buenas ganancias para bendecir a la iglesia. Nuestras ventas nos permitieron hacer contribuciones financieras a nuestra iglesia filial.

Chet: Cuéntanos acerca de las exhibiciones que ponen en sus vidrieras.

Marta: Ciencia y Salud ha sido nuestro producto principal. La primer vidriera que preparamos cuando me inicié como Bibliotecaria fue una vidriera grande con un cartel enorme que decía: "Este libro cambiará su vida". Y realmente llamaba la atención; nadie podía dejar de verlo. Y desde entonces, gran cantidad de gente ha comenzado a entrar para pedirlo prestado y para comprarlo; gente totalmente nueva.

Y a medida que comenzó a crecer el interés de la gente, el personal de la Sala de Lectura comenzó a leer más Ciencia y Salud; se produjo realmente una conmoción en toda la iglesia. Hemos mantenido este deseo; lo hemos atesorado y siempre tenemos Ciencia y Salud en la vidriera, todo el tiempo, especialmente la nueva Trade Edition que se puso en venta, de la que hemos vendido muchísimos ejemplares. Realmente les encanta y es muy reconfortante comprobar el interés que tienen. Ha habido muchas curaciones en nuestra comunidad. Hemos tenido gente completamente nueva en la Ciencia Cristiana, que concurre a nuestra iglesia filial y trae a sus hijos a la Escuela Dominical.

Bibliotecario de la Sala de Lectura de Primera Iglesia de Cristo, Científico, Redcliffe, Australia.

David: El paso más importante que dio nuestra iglesia filial probablemente se remonta a noviembre de 1987. En ese entonces nos convertimos en Primera Iglesia de Cristo, Científico, de Redcliffe, después de haber sido Sociedad por más de treinta y cinco años. Unos años antes de que esto sucediera, se había instalado en el anexo del frente de nuestra sala de espera, una Sala de Lectura pequeña, incipiente. Después de convertirnos en iglesia, descubrimos que habíamos abandonado nuestro enfoque conservador y toda resistencia al cambio.

El siguiente paso importante lo dimos en marzo de 1990, cuando nuestro Comité de Conferencias alquiló por una semana un local vacío en un centro comercial. Abrimos todos los días exhibiendo en forma llamativa gran cantidad de las publicaciones periódicas y materiales de la Ciencia Cristiana. También mostrábamos en forma continua, en dos televisores, conferencias en video. La mayoría de las personas con las que hablábamos, nunca habían oído hablar de la Ciencia Cristiana, de Ciencia y Salud, ni de Mary Baker Eddy. Tampoco sabían, que nuestra iglesia existía desde hacía 40 años.

Entonces nos dimos cuenta de que debíamos instalar una Sala de Lectura en esa comunidad, donde la gente pudiera encontrarnos fácilmente, seis días a la semana. Aunque estábamos considerando seriamente encontrar un nuevo edificio para nuestra iglesia, nuestros miembros estuvieron de acuerdo por unanimidad en que la necesidad que tenía la comunidad de una Sala de Lectura accesible era mayor que la de un nuevo edificio para la iglesia.

Nuestra Sala de Lectura para la comunidad se abrió en agosto de 1990 en uno de los distritos comerciales más importantes. Debo explicar que nuestra Sala de Lectura está organizada, intencionalmente desde el principio, en un estilo muy similar al de una librería, pero en una escala tal vez un poco menor. Por ejemplo, en la vidriera del frente hay un letrero bien claro que dice que la Sala de Lectura es librería y biblioteca. Y cuando se corre la gran puerta de vidrio del frente, deja una entrada muy amplia, de aproximadamente un tercio de todo el frente del local, de modo que los visitantes tienen acceso directo desde el centro comercial, y se sienten bienvenidos.

Es muy importante que la iglesia sirva activamente a la comunidad. Y yo sé que todo esto ha hecho que nuestra iglesia filial exprese mayor entusiasmo y compromiso por compartir la Ciencia Cristiana, por compartir en especial ejemplares de Ciencia y Salud con amigos, familiares, vecinos y conocidos.

Tenemos una llamativa exhibición permanente de Ciencia y Salud, que incluye algunas laterales de la Sala de Lectura, en seguida al entrar. Las personas que recorren el centro comercial pueden ver claramente este exhibidor, y muchas veces esto los induce a entrar, a hacer preguntas sobre el libro de texto, pedirlo prestado y comprarlo. El personal de la Sala de Lectura se está ocupando activamente de presentar el libro a los visitantes en toda oportunidad. Esto ha permitido que Ciencia y Salud se preste y se venda en números cada vez mayores.

Recordamos la recomendación que hace Cristo Jesús a todos sus leales seguidores: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura". Marcos 16:15. ¡Id por todo el mundo! Fue maravilloso, porque percibimos que Cristo Jesús no le dijo a sus seguidores que esperen que el mundo viniese a ellos.

Bibliotecaria de la Sala de Lectura Conjunta de Seattle, Washington

Joan: Estuvimos situados en un edificio de planta baja, durante diez años. La Sala de Lectura era hermosa, tenía un magnífico personal, pero no teníamos buena ubicación.

En el Manual, bajo el encabezamiento "Sala de Lectura", la Sra. Eddy dice que cuando dos o más iglesias se unen para tener una Sala de Lectura, dicha Sala debe estar bien situada. Véase Manual, Art. XXI, Sec. 1. Me vino al pensamiento que para estar bien ubicados, primero teníamos que estar bien ubicados mentalmente, ver que la Sala de Lectura es vital y que es la voluntad de Dios que seamos visibles.

Decidimos invitar a todos los Bibliotecarios de Seattle y sus alrededores para que asistieran a una reunión donde íbamos a hablar sobre los Estatutos del Manual que se referían a las Sales de Lectura. Les pedimos que tomaran el Manual y que, haciendo de cuenta que acababa de salir de imprenta y que nunca habían visto antes una Sala de Lectura, diseñaran una Sala de Lectura tal como se indicaba en el Manual. Luego nos reunimos y hablamos sobre lo que la Sra. Eddy realmente indica, y llegamos a la conclusión de que la actividad de mayor importancia era la venta y la exhibición. La Sra. Eddy también menciona a Ciencia y Salud como el primero en el orden de sus escritos, luego sus demás escritos, y a continuación el resto de lo que publica o vende La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana.Ibid., Art. XXI, Sec. 3. Vimos que ella no menciona las salas de estudio ni donde se debe guardar silencio, aunque no dice que no debe haber salas de estudio.

Chet: ¿Y qué sucedió después de la reunión?

Joan: Seguimos buscando otro lugar y encontramos uno en pleno centro de Seattle.

Chet: Cuando encontraron la nueva ubicación y pensaban en el diseño ¿cómo sabían lo que podía atraer a la comunidad?

Joan: Una de nuestras arquitectas dijo que no podíamos realmente pretender que un arquitecto diseñara una Sala de Lectura que resultara perfecta para nosotros. Ella sentía que nosotros debíamos pensar acerca de lo que queríamos presentar a la comunidad, la clase de servicios que deseábamos ofrecer. Entonces, decidimos ir y ver qué clase de actividades tenían lugar en las bibliotecas y librerías. Sabemos que La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana tiene la responsabilidad de mantener las publicaciones "a la altura de la época". Y la Sala de Lectura es el lugar donde se exhiben esas publicaciones periódicas, por lo cual sentíamos que era necesario mantenernos a la altura de la época, era necesario ver qué era lo que ocurría en la comunidad. Y cuando fuimos a las bibliotecas y a las librerías, vimos que a menudo, se escuchaba música, había computadoras funcionando, se oía el registro de la caja, los teléfonos sonaban; había un poco de bullicio, y todo eso es muy normal. Por lo tanto, decidimos poner cierta "normalidad" en nuestra Sala de Lectura.

Chet: Joan, da la impresión de que ustedes trabajaron mucho realmente, desde el comienzo, para hacer que la Sala de Lectura fuera visible, familiar y accesible al público. Me gustaría leerles lo que escribió un periodista del Seattle Times acerca de la Sala de Lectura cuando se inauguró. Estos son extractos de un artículo escrito por Lee Moriwaki titulado "En pleno centro, un oasis para los lectores".

"A media cuadra, al sur del Museo de Arte de Seattle, rodeado de galerías de arte y una casa de comidas finas para llevar, un local que da sobre la vereda atrae la mirada. Da la impresión de ser una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana, y lo es, pero diferente a todas.

"La quietud que caracteriza a otras Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana, algunas con lugares para estudio, a prueba de ruidos, no existe, y fue reemplazada por el bullicio que uno espera encontrar en una librería o en una biblioteca pública.

"Y si uno visita esta Sala de Lectura del centro temprano por la mañana, a la tarde o a la hora de cenar, puede encontrar gente comiendo un panecillo o saboreando el almuerzo o la cena que han traído consigo, en el segundo piso del área para estudiar.

"Un gran mapamundi de baquelita cubre la pared junto a la entrada, señalando donde se hallan ubicados los corresponsales de The Christian Science Monitor. En la parte de atrás de la sala, hay un lugar para niños con monitor de video, cassettes y libros. A continuación hay una sala de computación donde se puede estudiar la Biblia con la ayuda de una computadora. En la planta baja, hay un espacio tranquilo para estudiar y una biblioteca, y arriba hay un lugar donde uno puede comer la comida que trajo consigo".

Chet: Joan, ¿podrías decirnos cómo hiciste para que la comunidad se enterase de la existencia de la Sala de Lectura?

Joan: Teníamos un comité encargado de hacer lo que se llama "casa abierta", y pensamos que sería muy divertido abrir nuestra casa al público a lo largo de toda una semana. Decidimos que cada día de la semana habría algo especial, como ser: un desayuno atendido por el corresponsal de The Christian Science Monitor de Seattle, una conferencia de la Ciencia Cristiana que coincidió con el Día Nacional de Oración; una reunión sobre música y poesía, con lecturas de la página The Home Forum del Monitor; dos horas de relatos de la Biblia para niños donde artistas Científicas Cristianas les leyeron a los niños y les servimos galletas y refrescos; y le dimos a cada niño un globo lleno de helio para que se lo llevara a su casa y en el hilo del globo había un folleto con los diez Mandamientos. También tuvimos la exhibición de un periodista y fotógrafo del Monitor que acababa de regresar de Turquía y Grecia, y mantuvimos una reunión de trabajo sobre computación durante la cual ayudamos a la gente a aprender a usar el "Concord" [programa que permite el estudio computarizado de la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy].

Chet: Después de esas "casas abiertas" del año pasado, ¿utilizaron algunos otros medios para continuar con esa apertura de espíritu en su comunidad?

Joan: Descubrimos que tenemos que hacerlo. Debemos pensar que somos como un negocio y, al igual que un negocio, cómo hacer que la gente se entere acerca de nosotros. Eso no puede hacerse solo una vez. Hemos escrito dos relatos, uno sobre Ciencia y Salud y otro sobre la Sra. Eddy y la Biblia. Y este mes, nuestra Sala de Lectura festeja el Monitor y, por lo tanto, hemos colocado un anuncio sobre el Monitor en el Boletín informativo.

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