La gracia del ballet descansa en el tesón del trabajo intenso. Mantener la visión durante horas de práctica, perfeccionar los movimientos al volver a los principios básicos; todos estos elementos son importantes para la bailarina de la Compañía de Ballet de Louisville, en el estado de Kentucky, E.U.A. En esta entrevista Kristen explora algunas de las lecciones espirituales que ha aprendido en el transcurso de su trabajo.
Cuéntenos algo de lo que incluye el ballet: ensayos y el resto de lo que sucede entre bastidores. Cuando la gente mira ballet, ve lo que está en el escenario, y creo que a veces no sabe todo lo que se requiere para poner una obra en escena. Cuando empezamos a combinar las partes de una presentación, la coreografía generalmente se hace en las primeras dos semanas de un período de cuatro semanas de ensayo. A veces las cosas están muy concentradas. Se trabaja con coreógrafos, plazos y límites de tiempo. Hay que aprender las cosas con rapidez y eficiencia, retener todas las correcciones o cambios, especialmente si no se va a ensayar esa parte otra vez por unos días.
Recuerdo una oportunidad hace unos cuatro o cinco años en que de pronto me pusieron en una parte y tenía que aprenderla. Incluía un complicado juego de pasos y compases. Al cabo de dos horas se dieron cuenta de que me habían enseñado la parte equivocada. Por eso tuve que irme a casa esa noche con una grabación de la música y rehacer la parte. Fue una verdadera tentación el decir simplemente: "Estoy agotada". Realmente tuve que luchar contra eso. Traté de ver que la fatiga puede vencerse mediante la fortaleza espiritual. Trabajé con la parte, y al día siguiente estuve preparada.
Por lo general, cuando estoy actuando, me viene al pensamiento con claridad lo que dijo Cristo Jesús: "No puedo yo hacer nada por mí mismo". Juan 5:30. Actuar resulta muy fácil cuando estoy en armonía con Dios y mi relación con El, como Su reflejo. Siento que la presión se alivia. La danza se convierte en una especie de celebración armoniosa: veo que todo lo que hago tiene su fuente en Dios.
A menudo, siento un amor irresistible por el público cuando actúo. Esto me ha ayudado a superar el nerviosismo y el sentirme inadecuada, especialmente cuando he interpretado papeles más exigentes.
Sé que Dios me ama y Su voluntad es siempre la perfección. Un versículo de Salmos también me ha ayudado cuando he tenido el desafío de interpretar papeles más exigentes: "Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino". Salmo 37:23.
Cuando dice que el hombre es el reflejo de Dios, ¿qué quiere decir? Cada vez que pienso en el término reflejo, me viene al pensamiento una declaración de Ciencia y Salud. En ella la Sra. Eddy dice: "Tal como vuestro reflejo aparece en el espejo, así vosotros, siendo espirituales, sois el reflejo de Dios".Ciencia y Salud, pág. 516. Para mí esto significa que el hombre representa y expresa a Dios, el bien. Por eso el hombre expresa cualidades tales como inteligencia, amor, vida, integridad, pureza, gracia, belleza, forma: la lista es mucho más larga. Las cualidades más elevadas que asociamos con Dios — el bien y las cualidades perdurables — son demostradas por el hombre y están a su disposición. El hombre es el reflejo completo de Dios. Siento que debemos probar esto a diario al descartar todo lo que pretendería afirmar lo contrario.
Al vincular este hecho espiritual con mi trabajo, me resulta fácil ver que el reflejo no es el cuerpo material. A veces, cuando observo a otro bailarín, me inspira sobremanera algo que esa persona sugiere con el movimiento. Al observar la actividad física, no puedo encontrar la cualidad allí. Es algo más elevado que alude a la naturaleza divina. Es maravilloso ser parte del público cuando sucede un momento como éste; parece que todos dan un suspiro de satisfacción.
¿Por qué razón hace lo que hace? Lo hago para servir a Dios. Lo hago para expresar lo que es Dios y lo que El puede hacer por el hombre. Las cualidades de Dios se proyectan en el hombre, y tenemos la habilidad de demostrarlo.
¿Ha encontrado que la Ciencia Cristiana se relaciona con su baile? Estoy aprendiendo constantemente cosas sobre la Ciencia Cristiana a través del ballet y viceversa. Por ejemplo, si empiezo un paso de ballet partiendo de la dirección incorrecta, sin confianza ni gozo, por lo general no me sale bien. Eso no es porque los principios fundamentales del ballet sean incompletos o defectuosos o porque tengan fallas o sus dificultades sean insuperables. Es que necesito mejorar mi aplicación de las reglas y leyes que conozco. Hay algo más que tengo que estudiar y entender. Para mí esto tiene un paralelismo directo con la Ciencia Cristiana, en el sentido de que nos esforzamos por obedecer a Dios como el único Principio divino. Se vuelve natural relacionar esta manera de pensar, esta dedicación, con mi baile al expresar cualidades tales como obediencia, fortaleza, precisión y forma. Para mí es muy natural tener ideales elevados, expectativas elevadas.
Cuando se prepara para bailar y ensayar ¿pone un gran énfasis en los aspectos físicos de la danza? Realmente no. Puedo decir honestamente que jamás he tenido un conflicto entre la Ciencia Cristiana y el aspecto físico del baile. Más bien, bailar me ha hecho confiar más en Dios de lo que lo hubiera hecho de otro modo. Todos los días tengo la absoluta necesidad de vencer la materialidad y la limitación. Es liberador y grato también comprobar que puedo hacerlo por medio de la comprensión espiritual. El ballet me enseña algunas lecciones espirituales. Prácticamente me olvido de mi cuerpo al esforzarme por perfeccionar un movimiento. Por lo general los dolores y padecimientos me recuerdan que tengo que desafiar la sugestión de que soy la fuente del movimiento.
Ahora mismo tenemos cinco o seis médicos o fisioterapeutas que trabajan con el ballet después de cumplir con su trabajo diario, y a menudo entran y salen del estudio. Durante cada actuación siempre hay un médico detrás del escenario. Con otras compañías nunca me enfrenté a esta clase de situación, y al principio sentía que simplemente estaban esperando que algo sucediera. Pero a medida que oré sobre ello me empecé a dar cuenta de que no estaban esperando que sucediera nada. Me alegré al enterarme que aunque estos facultativos ya tienen mucho trabajo durante el día, dedican su tiempo al ballet para ayudar a quienes los necesitan. Algunos, si no todos, saben que soy Científica Cristiana, y respetan mis deseos. Nunca trataron de forzarme a hacer nada.
Mis empresarios también saben que soy Científica Cristiana, y siempre son muy pacientes cuando estoy tratando un problema físico. He hallado que la Ciencia Cristiana es eficaz y rápida al sanar situaciones relacionadas con el baile. No sufro de dolor por ninguna de las lesiones ocurridas en el pasado al bailar, ya que todas han sido sanadas completamente por la Ciencia Cristiana.
He sido sanada de tendonitis crónica en tobillos y caderas, músculos tensos, contracciones musculares, esguinces y probablemente mucho más que ni siquiera puedo recordar. Cuando una herida parece surgir inesperadamente, con frecuencia parece suceder una semana antes de la producción. Es casi cómico. No puedo sino dudar que haya inteligencia en la materia. Tengo que vigilar lo que se habla en mi trabajo, porque la gente a menudo habla de dolores, aflicciones y lesiones. Trato de no participar en estas conversaciones, ni las acepto como verdaderas para ninguno de los hijos de Dios.
En una ocasión estaba trabajando en pareja y él me tomó repetidamente de una forma incorrecta en cierto movimiento. Le dije que me estaba apretando mucho las costillas, pero parecía que él no podía hacerlo correctamente. La situación llegó al punto de que ni siquiera podía soportar que me tocara las costillas. Respeté los deseos de mi empresario de ver a un médico. El médico sacó rayos X del tejido muscular y encontró que estaba desgarrado entre las costillas. No pude hacer los movimientos con mi pareja por uno o dos días. Pero estuve orando con una idea que saqué del Christian Science Sentinel o The Christian Science Journal sobre las relaciones. Se aplicaba directamente a esto. El artículo exploraba el hecho de que la ley divina une a las ideas de Dios, por eso ellas sólo pueden trabajar en armonía. No hay fricción entre los hijos de Dios. Uno no puede inhibir la libertad del otro ni interferir con su actividad correcta.
Sabía que mi compañero no lo había hecho a propósito y que la Mente divina nos estaba gobernando a los dos. Los brazos del Amor divino me estaban controlando. Estos fueron pensamientos maravillosos a los que me aferré unos días después cuando estuve en el escenario. No tuve ningún dolor ni temor al dolor. Ninguna condición material podía impedir que yo expresara las cualidades del Espíritu. Sabía que el Espíritu, Dios, no podía ser enterrado en la materia, ni tampoco podía serlo yo, porque soy Su representante. Había sanado. Un pensamiento me ha sido muy útil para combatir la sensación de que algo perjudicial pueda ser terminante: Tú eres lo que la Mente ha creado, no lo que la materia ha hecho.
Estas mismas verdades me ayudaron en otro incidente que se produjo poco después de esta experiencia. Durante un ensayo, las personas a cargo del mismo, que generalmente son muy tolerantes, se pusieron muy impacientes con mi pareja. Continuaban entrenándolo en un segmento de la coreografía que estábamos practicando y se lo hacían repetir. Pude sentir que la tensión iba aumentando y se estaban descuidando algunas cosas. Todo lo que pensé en ese momento fue que alguien iba a salir herido. No mucho después, me encontré de cara al suelo. Cuando caí, todo mi peso se concentró en un pie y en el codo. Si bien todos se mostraron preocupados, me levanté y terminé el ensayo, pero sentía un dolor punzante en el pie.
Al poco rato, tuve la oportunidad de hacer una pausa hasta la noche; fui a casa y llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana. Ella accedió a orar por mí y me sentí confiada en que sanaría. Fue maravilloso. Tuve la sensación de que iba a poder continuar con todo lo que necesitaba hacer. Fue estupendo poder reflexionar sobre las verdades que había reconocido con mi compañero anterior.
En Ciencia y Salud la Sra. Eddy escribe: "Todo lo que Dios imparte se mueve de acuerdo con El, reflejando bondad y poder".Ibid., pág. 515. En el caso de los que tenían a su cargo el ensayo, era preciso que yo comprendiera que no podían obstruir mi armonía. Yo estaba totalmente bajo el cuidado y la jurisdicción de Dios. Experimenté un par de punzadas esa noche, y eso fue el fin.
¿Cómo encara las presiones de la competencia? Fue difícil cuando empecé a trabajar como profesional. Tuve que darme cuenta de que Dios nos da todo el bien a todos nosotros. Después de haber estado en una audición junto a cien mujeres cuando había sólo una o dos vacantes, he aprendido a esforzarme diariamente por someter la voluntad propia al plan de Dios, la Mente divina. Sé que lo que puede parecer absolutamente correcto en el nivel humano puede tener sus trampas. En ocasiones lo he descubierto a tropezones. Por consiguiente, generalmente no me es demasiado difícil dejar que la voluntad personal ceda ante la omnisciencia de Dios. Sé que lo que quiero puede no ser lo mejor para mí.
¿Encuentra alguna vez que está perdiendo la inspiración a causa de las rigurosas demandas del ballet? Muchas veces he caído en una rutina cuando tomo clases o hago ejercicios de calentamiento y ensayo. Las cosas parecen no estar mejorando, y se ve la falta de inspiración. Me doy cuenta de que siempre es el resultado de tener el pensamiento equivocado de que soy la fuente del movimiento. Es difícil desafiar ese concepto erróneo cada hora, a diario, pero tengo que estar constantemente consciente de esto. De otro modo las cosas se vuelven abrumadoras.
La gloria le pertenece a Dios. Sé que mi provisión viene de Dios, que es el bien inagotable e ilimitado. He aprendido a amar lo que escribe la Sra. Eddy: "Dios descansa en actividad".Ibid., pág. 519. Dios es la Mente divina y yo soy realmente la expresión de la Mente. La Mente me sostiene.
Algunas veces doy clases de ballet, aunque no con demasiada frecuencia durante las temporadas en las que actuamos. En esta época de tantas exigencias, y también cuando ayudo a un coreógrafo a ensayar una parte, encuentro que a medida que amo lo que hago y tengo éxito al expresar las cualidades de Dios, tengo todas las ideas e inspiración que necesito.
El que confía en Jehová es bienaventurado.
Proverbios 16:20
